17.9.14

el ser y la nada: entrevista con adrián bastarrachea



  el ser y la nada
entrevista con adrián bastarrachea
por christian núñez

  
La obra visual de Adrián Bastarrachea (Tixkokob, Yucatán, 1990) repasa la tradición gráfica europea y se inspira en géneros como el jazz y el noise. Con un lenguaje que a veces remite a Bacon, otras al cubismo, sus piezas recientes plantean preguntas sobre la identidad, ese delgado hilo que une el ser y la nada.  


Dibujo e impacto visual
Mi proceso creativo técnicamente es el azar, casi siempre parto de un garabato, de ahí surge la composición y los valores tonales, por ese mismo azar podría surgir alguna anécdota, pero casi siempre es inconsciente. Sin embargo tal libertad cuido que no caiga en la floritura, me gustan las imágenes potentes. Con los años, la reflexión y la práctica me fueron llevando a observaciones que tienen que ver con mi perfil psicológico, mis relaciones personales, mi vida en Yucatán y el significado que tiene para mí el dibujo. Yo dibujo para ver, es un ejercicio de observación.
 
Identidad y origen
Trato de tener presentes a los maestros del grabado y la pintura occidental, desde los renacentistas hasta los vanguardistas del siglo XX, incluso a algunos maestros aún vivos, artistas jóvenes, colegas y demás. Uno de los problemas que me angustia como dibujante es la falta de origen, no provengo de ninguna escuela, ni siquiera mi formación como diseñador podría reconocerse como una. Creo que verme en esta realidad me ha llevado inevitablemente a reflejar en mi trabajo esa angustia por no saber quién soy.

Otra preocupación constante es el “quehacer estético” mismo. No estoy seguro si la estética sea un camino verdadero para lograr algo, o si podrá conducirme a algún lugar. Creo que el no saberlo lo hace tan importante.


sin título_dibujo en tinta china sobre papel_2013

Jazz
Hay otras cosas que me influyen también. Una de ellas es la música. Creo que con la música empecé a educarme sentimentalmente en la adolescencia y fue una referencia importante para comenzar a descubrir mi actitud en el dibujo. No me influye la música desde un punto de vista sinestésico, sino estético. El jazz, en especial el jazz de vanguardia y la música culta del siglo XX, han tenido gran influencia en mí en los últimos años, así como también, claro, las manifestaciones musicales actuales como la escena noise y el free jazz. Me siento cerca de esa música, siento que comparto esa búsqueda desgarrada de una identidad por medio de la euforia lúdica.
 
Francis Bacon
Bacon sí es una influencia visual, sin embargo me es más importante la actitud plástica de los autores que sus imágenes. No me importan mucho los objetos, creo que por eso me gusta la imagen digital; en gran medida aprendí con la computadora incluso antes de hacer grabado, y pintores como Bacon influyeron en mí de una manera extraña. Bacon nunca pudo explicar su obra de una forma convincente (al menos en las pocas entrevistas que conocemos). Yo digo que en eso nos parecemos y no tanto en las imágenes [risas]. Mis retratos son como cuando vas al peluquero y no te hace el corte que tú quieres sino el que él quiere; es similar conmigo, se trata de hacer con la gente lo que yo quiera, y en ocasiones se han desconcertado.


Tixco panorámico_técnica digital_2013-2014

Pausa creativa
Últimamente estoy en pausa, mis ideas radican en cosas más mundanas como ganarme la vida. No está fácil. El arte creo que es sólo un juego, un juego serio, aunque no me preocupa mucho realmente. Soy un dibujante, un grabador, o un diseñador que pinta, como sea, trato de estar consciente de mi trabajo como un oficio, como un conocimiento que cultivo para fines espirituales y a veces económicos.
 
Poesía
A veces escribo poesía, pero de una manera muy informal, soy un aficionado. La música es mi oficio frustrado, creo que por eso trato de hacer música con las imágenes.


Ah Um_aguafuerte/aguatinta/punta seca_50 x 34 cm_2013

Calidad
En Mérida necesitamos mejores escuelas, y en los artistas más profundidad, poner primero el criterio de la calidad y no el del compadrismo (en el caso de las instituciones) para dar los espacios. Y también hace falta más organización por parte de los artistas plásticos yucatecos.
 
Ex-Gráfica
Formé parte de un taller de gráfica en Mérida algunos años, Ex-Gráfica A.C., donde me formé como grabador y desarrollé una obra gráfica. También colaboraba en algunos proyectos, incluso hice caricatura política.

No obstante, estoy un poco apartado de la comunidad artística meridana, por cuestiones de personalidad. Soy naturalmente solitario.
 
Próximamente
En este momento estoy buscando espacio para exponer mi obra en grabado, espero este año o en 2015 ya tener mi primera exposición individual. También estoy por iniciar una etapa en pintura, y tratando de darle otro enfoque a mi trabajo, con otras disciplinas como la literatura.


Acerca de Adrián Bastarrachea
 Cursó estudios de Diseño y Comunicación Visual en la Universidad Mesoamericana de San Agustín. Tomó un curso de huecograbado y grabado en relieve en el taller Ex-Gráfica A.C. con el maestro grabador Salvador Baeza. A su vez, fue miembro activo en este taller colaborando en proyectos sobre gráfica. Ha participado en diversas exposiciones en el Museo de la Ciudad de Mérida y encuentros en Tabasco y la Ciudad de México en el Museo Nacional de la Estampa.
 
[Imágenes: Cortesía del artista]

10.9.14

desobediencia civil_entrevista con laila torres mendieta



desobediencia civil
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por christian núñez


Platicamos con Laila Torres Mendieta (Ciudad de México, 1986), cuya obra visual integra dibujo, videoinstalación, monotipia y animación con una alta dosis de experimentación gráfica. Actualmente estudia el programa Master of Fine Arts en el Dutch Art Institute de Holanda.


Qué vínculo encuentras entre el cuerpo y las relaciones de poder/obediencia, y cómo las desarrollas en tu trabajo
Laila: En todo el reino animal existen relaciones de poder establecidas en términos jerárquicos; ¿quién es más fuerte?, ¿quién es más apto? ¿quién asegura su supervivencia y por lo tanto su transcendencia en el mundo? La humanidad no es una excepción. Sin embargo, nuestra competitividad primitiva se traduce en esferas mucho más mundanas: trabajo, relaciones personales, política. Lo cierto es que los seres humanos somos una especie curiosa, a pesar de haber desarrollado formas sofisticadas de comunicación y organización social, la nuestra permanece como una naturaleza compleja y predadora. Queremos siempre lo mejor. Pero habiendo conquistado nuestro entorno (y a la mayoría de las demás especies) lo que nos queda, la última frontera, es la conquista del otro. Las rabiosas es un proyecto que desarrollé a partir de esta premisa. De cómo funcionamos en sociedad, y en ese sentido de lo poco civilizados que realmente somos. Al respecto, la violentación del cuerpo sirve como metáfora de estas tensiones que son una constante en nuestra forma de interactuar con el otro.
 
Manitas sudadas_acrylic on paper_120 x 80 cm_2012

De qué forma exploras ideas como el empoderamiento de la mujer y los roles de género
Laila: Las efigies creadas en torno a la femineidad usualmente se basan en convencionalismos sociales bastante machistas, por no decir estúpidos, que terminan siendo reproducciones eternas de parámetros que fomentan la ignorancia. Para mi era indispensable abordar la femineidad desde un ángulo más honesto y versátil. No pretendo hablar en términos absolutos, ni ser portavoz de todas las mexicanas. Pero tampoco estoy dispuesta a seguir aceptando la cantidad de infamias que siguen contaminando los medios y que han permeado tan profundamente nuestra cultura. Acepto que los artistas somos irremediablemente autorreferenciales; por eso hablo desde mi propia posición, de lo que conozco y comprendo sobre ser mujer. Entiendo que la femineidad va más allá de cualquier designación, que tenemos derecho de representarnos como queramos y de no tener que justificar por qué nos vestimos o actuamos de cierta manera. Pero especialmente que nuestra forma de entender nuestro cuerpo, de entender nuestra sexualidad, va más allá de las gónadas que nos tocaron.

Por qué te interesa tanto el tema de la femineidad encabronada o lista para defenderse: cuál es el sentido de esta lucha
Laila: Encabronada no sería necesariamente la palabra indicada. Hace poco platicaba con unos amigos sobre la necesidad de la existencia del feminismo y lo difícil que resulta llegar a un entendimiento verdadero del mismo. Meditando al respecto, resulta que seguimos entendiendo nuestra humanidad a partir de nomenclaturas. Evidentemente somos diferentes los unos de los otros, nuestros cuerpos lo son, nuestras preferencias, nuestra forma de concebir el mundo... Pero es especialmente entre el binomio hombre/mujer que dichas diferencias se tornan insufribles, las mujeres irremediablemente llevamos las de perder. No es necesario hacer referencias específicas, en los periódicos, televisión, películas y en la red hay ejemplos de sobra que confirman mis palabras. Por supuesto, cada quien puede representarse a sí mismo como le venga en gana, decir que querer ser sex simbol es menos digno que ser una profesionista emancipada sería un error. Pero mellar en la libertad que conlleva ser uno mismo tampoco es la respuesta. Hablando desde mi postura, no intento validar el uso de violencia como una forma de resistencia u oposición irracional. Para mí, representar mujeres en escenas de violencia implica revelar otra faceta más de nosotras, un “nosotras” desprovisto de la usual objetificación que pulula en el imaginario colectivo. 


La desobediencia como postura artística/política es un nodo que conecta con diversas fuentes. Háblanos sobre tus referencias
Laila: Desde siempre he tenido problemas con las figuras de autoridad, soy una persona disoluta [risas]. Aunque es muy pretencioso decir que soy la encarnación de la rebeldía (estudio una maestría en una escuela particular, imagina la hipocresía si dijera que desdeño y escupo en todas las instituciones). Casi todos mis referentes vienen de fuentes marcadas por el mismo espíritu liberal, que si bien se mantiene en pie de lucha entiende por libertad una forma de resistencia que no necesariamente parte de la insurrección violenta. Delillo, Fannon, Bataille, Genet, Mbembe, Miéville, Grant Morrison son algunos de los autores que he estado leyendo recientemente. En un aspecto mucho más visual, Kara Walker, Adrian Piper, Nathalie Djurberg, William Kentridge, Katsuhiro Otomo, David Cronenberg. Pero creo firmemente que al final, somos un compendio de todos los fragmentos culturales que permearon nuestro crecimiento. Música, cine, amigos, familia, todos y cada uno nos han influenciado de forma tan definitiva que es imposible ignorar sus huellas en nuestro hacer.
 
Doppelganger_acrylic on paper_80 x 120 cm_2012 


Descubro una línea narrativa en tu imaginario relacionada con la estética japonesa, específicamente con el manga, el animé y el cine. ¿De qué forma los has asimilado?
Laila: Fui criada entre artes marciales, cómics, rock, metal, películas de ciencia ficción y animé, así que implementarlo como una forma de lenguaje en mi trabajo me pareció absolutamente lógico. Como lo dije anteriormente, los artistas tendemos a ser autoreferenciales y repetitivos, tenemos obsesiones muy específicas y queremos hacer partícipes a todos de ellas. Como niños, queremos revelar nuestros secretos para dar a conocer las partes más recónditas de nuestra personalidad, la que usalmente creemos muy interesante y única. En ese sentido, México es un país cuya cultura refleja una profunda hibridación. Por una parte somos producto del colonialismo europeo y del mestizaje, pero también somos reflejo de la compleja relación que tenemos con culturas como Estados Unidos o, recientemente, Japón. Muchos nos sentimos más cercanos a figuras como Michael Jackson, Freddy Krueger o Tetsuo y Gokú que a José Alfredo Jiménez, Pedro Infante o Cantinflas. Y el flujo de información virtual sólo potencializa dicho intercambio cultural. Ya sea a manera de crítica, como una forma de exaltación o validación de nuestro medio, habemos muchos que retomamos íconos de esta cultura popular universal para abordar temas de interés mundial.


En México somos testigos de múltiples manifestaciones de autoritarismo y violencia social. Ahora el gobierno federal emprendió una campaña contra el bullying, lo que resulta por lo menos irónico cuando gran parte del malestar nacional viene de la intransigencia de nuestros gobernantes. ¿Qué opinas de eso?
Laila: Es una falacia. Por una parte somos una nación con institutos científicos de alto nivel, con universidades de alto rendimiento que figuran en los primeros lugares a nivel mundial, con una variedad culinaria envidiable y recursos naturales vastos… pero nuestra organización cultural y política parece nunca dar el ancho. En las elecciones pasadas vi a muchas personas vender su voto por unos cuantos pesos y un poco de comida, caminar horas en procesiones para apoyar a su partido político y organizar eventos para entretener a las masas, para después quejarse de la situación tan precaria en que la mayoría vive. El terror que significa perder territorios a manos del narcotráfico y la miseria que representa ser mujer en el Estado de México. Pero todo es fruto de un mismo problema. Nuestro país es conflictivo porque más de la mitad de la población vive en condiciones paupérrimas, habría que entender lo que es vivir en necesidad para comprender por qué hay gente que prefiere vender la dignidad por unos centavos. Habría que entender que la ignorancia no viene de nacimiento, que se aprende y se propaga cuando lo único que se tiene a la mano son programas sin clase que venden fruslerías al por mayor. Que la corrupción es algo que viene de la mano del poder. Que la educación pública no debería ser sinónimo de bajo rendimiento académico y especialmente que este país es de todos, que los políticos son simples representantes del pueblo y que como tales tienen la obligación de hacer que se cumplan las demandas esenciales. Resolver problemas no es sencillo, pero tampoco es una epopeya inconcebible. No se trata de arrojar pan a los pobres y darles entretenimiento barato para mantenerlos callados. Se trata de educar para hacer conciencia y darse cuenta que el bullying es el menor de nuestros problemas.

Cómo influye en tu percepción de la realidad el hecho de estar estudiando en Holanda. Qué ha cambiado, qué se ha reforzado, qué revelaciones has tenido
Laila: Al llegar a un lugar desconocido uno se arma de esperanza, contemplando todo el potencial de aquello que se muestra novedoso y atrayente. Siempre dando por sentado que lo que vamos a obtener de la vida será el fruto de un goce por el que no hemos luchado. Cuando aterricé en Holanda, lo hice con el pie izquierdo. Un día te vas de tu país y te das cuenta que no importa cuán lejos estés, las marcas que tienes simplemente no se desvanecen. Buscas un lugar al cual pertenecer y al final cualquier lugar familiar huele a hogar. Uno descubre que se necesita más que un montón de buenas intenciones y sueños guajiros para hacer que algo funcione. Entre muchas otras cosas, me permití una actitud autodestructiva que me hizo vibrar en inmundicia. Y me di cuenta que aquí, en África, China y Holanda… hoy en día a todo mundo le va bien sentirse el bastardo de alguien. Que el circuito artístico está repleto de baratijas, fruslerías y carencia de empeño. Pero también entendí que si quieres algo de verdad tienes que fajarte bien los pantalones y chambear en serio. En ese sentido prefiero mil veces tardarme una eternidad ganándome mi nombre que construyendo una identidad falsa en tercera persona. Si suena pretencioso, me importa un bledo. Ahora sé lo que quiero y no pienso dejar nada para el regreso. En Holanda me encontré, me liberé, me perdoné. No me arrepiento. Ni de lo que fui, ni de lo que perdí. En México no dejé ni cambio para el pasaje.

La postrada_oil and acrylic on paper_120 x 85 cm_2012

En su ensayo Masa y poder, Elias Canetti explica un mecanismo a través del cual las personas se rebelan contra la figura que dicta órdenes. Aquí transcribo el fragmento:

LAS MASAS DE INVERSIÓN

Toda orden deja un penoso aguijón en quien está obligado a ejecutarla. Sobre la naturaleza de estos aguijones, que son indestructibles, trataremos más adelante. Quienes reciben muchas órdenes y están por tanto llenos de esos aguijones, sienten un poderoso impulso a deshacerse de ellos. Y tienen dos maneras de hacerlo. Pueden transmitir hacia abajo las órdenes que han recibido de arriba; aunque para eso tiene que haber, claro está, inferiores dispuestos a recibir órdenes de ellos. Pero pueden también devolver a sus superiores lo que durante largo tiempo han venido soportando y sufriendo por su culpa. Un individuo aislado, y por lo tanto débil e indefenso, raras veces tendrá la oportunidad de hacerlo. Sin embargo, cuando se reúnen muchos para formar una masa, pueden conseguir lo que individualmente les estaba vedado. Todos juntos podrán volverse contra aquellos que hasta entonces les habían dado órdenes. La situación revolucionaria puede considerarse el estado por antonomasia de semejante inversión. Esa masa, cuya descarga consiste principalmente en una liberación colectiva de «aguijones-órdenes», deberá ser designada como masa de inversión.

Este fenómeno se ilustra perfectamente en la cinta El listón blanco, de Haneke, donde los niños de un pueblo alemán se rebelan contra la severa educación de sus padres, pero finalmente serán protagonistas del futuro movimiento nazi. ¿Tiene el poder alguna extraña cualidad de seducción-rechazo imposible de superar?
Laila: Hay una frase que se quedó grabada en mi cerebro desde que la leí y creo que viene bien a este párrafo.

"If only you realized what it takes, what a person has to go through, in order to reach the point of disobedience..."

Esa frase se ha vuelto una constante en mi trabajo… al final, las personas siempre tendemos a generar resistencia contra la fuerza de gravedad que nos retiene en la tierra.

[Imágenes: Cortesía Laila Torres Mendieta]


4.9.14

síndrome belacqua_work in progress: entrevista con ulises vargas





 síndrome belacqua_work in progress
»» entrevista con ulises vargas ««
por christian núñez
 

Ulises Vargas, director artístico de Síndrome Belacqua, nos platica sobre Vecinal y sus perspectivas de la escena teatral yucateca.
 
 ¿Cómo surge el concepto de Vecinal?
 Vecinal es el segundo espectáculo que Síndrome Belacqua concibe como proyecto interdisciplinario. El proyecto que lo precede fue una intervención al Gran Museo del Mundo Maya de Mérida —como parte del Festival Internacional de la Cultura Maya 2013—, a través de la cual llevamos literalmente la esencia del Mercado Lucas de Gálvez a sus instalaciones. Los proyectos anteriores del colectivo mantenían la relación entre puesta en escena y texto dramático (Ensayo sobre la melancolía y Los días felices).
Yo creo que, como todo proyecto, existió un vacío, una necesidad básica que, de alguna manera, fue consecuencia de la experiencia con Los días felices: salir del foro, "dejar el teatro" y salir al encuentro con lo real, con las personas.
Durante seis meses estuvimos realizando ensayos y convivencias en algunas colonias que para nosotros revelaban diferentes caras de la ciudad: El barrio de Santiago, la colonia Adolfo López Mateos, Francisco de Montejo, Emiliano Zapata Sur III, Melchor Ocampo y Altabrisa. A partir de esa experiencia fue creciendo lo que hoy en día es Vecinal. A partir de los deseos, las memorias y los conflictos de nuestros vecinos y de nosotros mismos como realizadores.
Para nosotros ha sido muy importante mantener el contacto con los espectadores. Además de las convivencias en las colonias, hemos buscado su participación para crear el espectáculo a través de una campaña en redes sociales en la que los invitamos a que nos enviaran fotografías de la ciudad y anécdotas de sus experiencias más significativas como habitantes de Mérida. También hemos realizado presentaciones de work in progress durante La Noche Blanca y en el paseo nocturno #179 del colectivo Cicloturixes.
El estreno de la primera versión de Vecinal se llevó a cabo en el mes de julio dentro del marco del Encuentro Internacional Translocaciones/Geografías Suaves #10 —en representación de Yucatán—, a la par de realizar nuestra primera temporada en la Temporada Artística Olimpo.
La producción se realizó con el apoyo del Fondo Municipal para las Artes Escénicas y la Música 2014, al que accedimos por convocatoria. Y posteriormente, por invitación de Raquel Araujo nos integramos a la Clínica de proyectos de La Rendija 2014.
Conscientes de que los proyectos mutan y maduran con la experiencia, actualmente nos encontramos en proceso de laboratorio para la conformación de nuestra segunda temporada que se llevará a cabo en el mes de octubre, nuevamente dentro de la Temporada Artística Olimpo. Posteriormente realizaremos una tercera temporada como parte de La Rendija Nómada.
 
 ¿Cuál es el objetivo de esta iniciativa?
 Generar un espacio de encuentro en el cual podamos reflexionar sobre nuestro carácter de ciudadanos, de practicantes de la ciudad; evocar la memoria y activar el deseo, pero sobre todo generar una microcomunidad que sólo adquiere sentido en el instante del intercambio de afectos y así, tal vez, contribuir a generar formas responsables de relacionarnos con el entorno. Creo que el objetivo es muy ambicioso pero si, al menos, logramos proporcionar un buen rato de esparcimiento también nos damos por bien servidos.
 
¿Hay antecedentes de algo así en Mérida?
 Estoy seguro que sí. Lo que hacemos no pretende ser innovador. Al contrario, nos interesa estar más cerca de modelos como los tianguis callejeros, las organizaciones barriales, las fiestas en las cuales las calles se cierran y los vecinos sacan mesas y sillas para convivir.
Por otro lado, el interés de documentar, representar y/o evidenciar los comportamientos de las ciudades contemporáneas a través de proyectos escénicos no es nuevo y basta echar una mirada a lo que generan grupos como MAPA Teatro, Yuyachkani, Teatro Ojo, Taltecan e Inmarginales, por mencionar algunos. En Mérida, compañías como Murmurante Teatro y Viajante Teatro también han abordado el tema de distintas maneras.




¿Es difícil trabajar con la gente? ¿Por qué?
 Yo creo que no. Las personas están deseosas de hablar, de participar y de convivir. Me parece que los artistas muchas veces subestimamos al público, pero con esta experiencia estoy aprendiendo que a veces sólo hay que abrir la percepción, escuchar lo que la gente expresa. Lo difícil no es trabajar con la gente, lo difícil en todo caso es encontrar los medios para acceder a ella, hacer visible nuestro trabajo para quien no está buscando deliberadamente ser parte de una experiencia artística, no por falta de interés sino porque muchas veces no se dispone de los recursos, del tiempo o simplemente porque se ignora su existencia.
 
¿Qué retos encontraste y cómo los fuiste superando?
 El primer reto era articular un proyecto como éste desde la inexperiencia. Ninguno de los que formamos parte de Síndrome Belacqua había participado en proyectos de este tipo. Pongo un ejemplo: parte importante del espectáculo son los testimonios personales, los propios, y para quienes hemos trabajado mucho tiempo en la escena ha sido un verdadero reto no representar. Para Jimena Díaz [arquitecta/diseñadora] y Hernán Berny [comunicólogo/DJ], ha sido relativamente sencillo pero para Susan Tax y para mí ha sido muy difícil simplemente "ser" y estamos trabajando en ello, en dejar de actuar.
Otro aspecto que estamos aprendiendo a resolver tiene que ver con la logística y todo lo que implica el movimiento de recursos, personas, vinculación con instituciones, etc. Afortunadamente hemos contado con apoyo de compañeros, personas entusiasmadas con el proyecto e instituciones, y de todos esos agentes vamos aprendiendo pues somos un colectivo que apenas lleva año y medio de haberse constituido. 
 
¿Qué faltaría por hacer dentro de esta dinámica de trabajo?
 Encontrar instrumentos y metodologías para hacer eficiente el trabajo de investigación y su traducción a la escena. Como director, creo que es lo que más me interesa en este momento.




¿Es posible medir la salud del teatro en Yucatán en función de la respuesta de la gente (el público)? ¿Por qué?
 Me parece que los artistas nos estamos preocupando por encontrar a "nuestro público", por crear lazos que vayan más allá de la escena y formarnos (artistas y espectadores) juntos. Personalmente, soy optimista en ese aspecto porque me interesa, más allá del número de "butacas ocupadas", la relación en términos de calidad e intensidad del encuentro.
 
Hacia dónde va Síndrome Belacqua y cómo está construyendo su propia voz dentro de la escena cultural de la región.
Justo como tú lo dices: estamos en un proceso de construcción (o de búsqueda) de nuestra propia voz y en ese sentido trabajamos con la idea de que todos los días nos hacemos un poquito más diestros en el oficio, aunque a veces no, no avanzamos, y sólo nos queda esperar que el día siguiente nos brinde otra oportunidad.

El sueño es elevar día a día la calidad de las experiencias que ofrecemos, consolidar nuestra personalidad artística, ser autogestivos y establecernos como una referencia para nuestra comunidad. No dejar de preguntarnos por qué hacemos lo que hacemos y actuar en consecuencia.
 
Desde tu trinchera, ¿qué momento vive el teatro en esta zona del país?
Estamos viviendo una efervescencia por lo menos en lo que respecta a las artes escénicas. Se puede observar en el número de agrupaciones consolidadas, la apertura de espacios independientes, la creación de festivales y las redes de colaboración, por mencionar algunos factores.
 

¿Otros proyectos que actualmente quieras desarrollar?
  Dejar que Vecinal tome su camino y disfrutarlo. Después, no sé, lo que la intuición dicte. Me cuesta enfocarme en más de una cosa. Una muestra es el tiempo que me tomó contestar estas preguntas [risas].



Acerca de Síndrome Belacqua
Somos un colectivo conformado por artistas provenientes de las artes escénicas, los medios audiovisuales, la arquitectura y el diseño. Inspirados en las dinámicas e intenciones de un taller artesanal, desarrollamos nuestro trabajo a partir de la indagación en las propiedades del convivio y en las tensiones entre presentación/representación, además de explorar las posibilidades temporales, espaciales y sonoras del acontecimiento escénico. Creemos en el arte como una experiencia marcada por el encuentro entre presencias que al relacionarse generan una comunidad cuyos saberes se producen desde el intercambio de subjetividades. Nuestro objetivo es construir espacios y medios que contribuyan a reconocer aquello de la vida que puede ser huidizo para la percepción cotidiana, desde y para nuestra localidad.
Desde el 2013, nuestros proyectos han sido Ensayo sobre la melancolía de Alberto Villarreal, Los días felices de Samuel Beckett y Mercado Lucas de Gálvez: Instalación escénica para el Gran Museo del Mundo Maya de Mérida.




[Fotos: Laura Sánchez]