27.4.19

adrián bastarrachea_la mano que se dibuja


Adrián Bastarrachea se ha desplegado en su oficio desde la técnica y la crítica. A propósito de [D]RAW, publicamos un retrato del autor.


Enfrentamiento
Trato de dibujar símbolos.

Cualquier lenguaje artístico puede relacionarse con otra actividad. Un deporte, un juego de mesa. No sé. En mi caso, tiene que ver con cómo me relaciono con las personas. Pero es algo muy complejo, no podría hablarte en sentido técnico sobre eso. No sé cómo podría explicarlo. 

Hay una actitud de enfrentamiento.

Cuando te enfrentas con una persona, tratas de ser civilizado, correcto. Actúas pensando en consecuencias, en que nada se salga de control. El dibujo también es algo así, pero no hay esta parte moral. Puedes hacer lo que tú quieras. Sin embargo, te encuentras con la parte del lenguaje. De que el dibujo esté bien resuelto. Con el rigor del lenguaje visual.


Imaginación técnica
Imaginación técnica es todo lo que te puedes imaginar con respecto a los materiales y el modo de utilizarlos. Como lo que hace Bacon. ¿Cuántas posibilidades hay de resolver una figura? ¿Cuántas formas? ¿Cuántas maneras de usar el color, la línea, la composición? Es imaginación técnica. Estás pensando en líneas, puntos, color. Es algo matemático.

Cuando estoy dibujando, me preocupa la técnica. Que la estructura esté bien planteada para que no te sorprenda al final. Pero ahora estoy tratando de ser más estructurado. Curiosamente, a mayor estructura, eres más lírico. Ya sabes dónde van a estar los niveles, y dentro de esos bloques de tono puedes jugar más relajadamente.

La imaginación técnica es como habilidad literaria, habilidad metafórica. Es lenguaje visual.


Estructura
Me interesa más el resultado que el proceso. Lo contrario del action painting. Te ofrece poco no pensar en la contundencia de una buena estructura. Tampoco creo tanto en el romanticismo del contacto con el material. El placer de tomar un pincel, los olores. Lo considero cursi. Para mí eso no es lo importante, sino la parte intelectual del dibujo.


Chuke Machuke
Amarras un contrapeso en la punta de la soga cuando esté elevado el papagayo, lo tiras en dirección opuesta, como el ramo de novia, y sube. Y atrás, alguien lo tiene que agarrar. Hay una bola de cabrones corriendo para agarrarlo. No hay un ganador. Simplemente el que lo agarre, lo vuelve a tirar.

Recuerdo que una vez, unos chavos hicieron un papagayo como de dos metros de alto, y así jugaron chuke machuke. Obviamente, esos papagayos acaban en las azoteas, en los cables eléctricos.

Aunque  pretenda ser un artista serio, preocupado por su trabajo, por su discurso, por sus proyectos, en el fondo, en esencia, creo que soy un niño que quiere seguir jugando.






Deconstruir
Lo social en mi trabajo se encuentra en la dimensión colectiva. Siento que tengo un espíritu muy abstracto; para mí lo social es ir con un pintor que no trabaje como yo y hacer una pintura juntos. Por otro lado, tal vez el espectador reconozca cierta iconografía de motivos sociales, una deconstrucción del arte popular.  


Transición
Me encuentro terminando un pequeño cuerpo de obra que considero transitorio para otras ideas. Son ejercicios. Tienen un carácter formativo. Decidí enfocarme a técnicas formales—el grabado en metal y la litografía—como estrategia para tener más dominio de estos recursos en el futuro, ya que son medulares para la experimentación.

Sin embargo, detrás del rigor formal hay mucho sentido lúdico. Estoy recuperando influencias—Goya, Picasso, Bacon, el jazz—para mi propio imaginario. Curiosamente, en la pintura soy más formal. Con el grabado tiendo a la improvisación. Pero la gráfica es síntesis. Exige algo más sofisticado que dibujar.


Francis Bacon
El diseño busca solucionar un problema de comunicación. Las artes visuales, en mi caso, intentan resolver otro tipo de problemas, de orden intimista. De carácter espiritual, se podría decir. Creo que mi construcción visual es muy cerebral, pero busca una interacción más física, más corporal. Una sensación inmediata construida meticulosamente, con todos los recursos posibles.
  
La construcción de lo mental a lo corporal es la escuela que nos dejó Bacon. El lenguaje de Bacon es similar al del Photoshop; utiliza las capas como si fueran recortes, y las imágenes deformes de sus cuadros podrían conseguirse con los efectos de dicho software. Bacon era diseñador de muebles. Observa sus figuras: son muebles extraños.


Potencial Simbólico
La pintura me ha hecho pelearme con la idea de hacer narrativa. Un muro de Facebook es una narrativa, un currículum sirve para vender tu historia. Yo fui a Oaxaca, y al final traje piezas. Viajo por las piezas. Al final, lo que determina la calidad de la obra es que sea expresiva, crítica en lo visual, capaz de responderle a la pintura. Se trata de que haya estímulos, un potencial simbólico.

Hace poco me llamaron naif, pero me defiendo porque hay gente que afirma: No pienses en arte cuando hagas arte. Y no estoy de acuerdo, porque tengo conocimiento del dibujo. Cada artista habla de su realidad, pero si no aporta nada en lo formal, resulta muy irresponsable. 


Tradición
En Yucatán, nunca hubo una tradición fuerte de grabado. El único nombre pesado es el de Picheta en el siglo 19, pero no fue alguien como Posadas, que dedicó toda su vida al grabado. Hacía otras cosas. Más adelante surge la gráfica popular; luego, Emilio Vera abrió talleres pero nunca una tuvo producción constante. La idea es aportar a la tradición, como lo he venido haciendo desde mi paso por Ex- Gráfica, ahora que el interés por este oficio está en su apogeo.

Así la situación en la península.
 






[D]RAW: El dibujo como lenguaje

Durante la última conversación con Adrián Bastarrachea, hablamos sobre Wittgenstein. En su Tractatus logico-philosophicus, el pensador menciona que nuestro lenguaje tiene límites y, hacia el final del ensayo, reconoce que los problemas de mayor importancia son inexpresables. Lo mejor es arrojar la escalera del conocimiento.

W vivió una temporada de renuncia, trabajando como profesor en escuelas de las montañas austriacas. Y tuvo la tentación de hacerse monje, aunque solo trabajó como jardinero en un monasterio. De sus incursiones en la educación, queda el registro fotográfico de una imagen donde se le observa con mirada desafiante; atrás, en la pizarra, reconocemos la palabra RAW entre borraduras. A la sofisticación del lenguaje se impone la crudeza caligráfica.

Lo inexpresable pertenece al terreno de la ética, la estética y la mística. Allí donde no se puede hablar, es mejor callar. En [D]RAW, Bastarrachea sortea los obstáculos del lenguaje visual mediante el dibujo. Sus trazos implican adiestramiento y soltura. Jamás intenta explicarnos ninguna idea. Solo muestra [lo indecible de] su acto creativo.

Si en este no-decir subyace un discurso artístico, una toma de postura, una ética, corresponde al espectador emprender dicho recorrido y concluir de qué forma se manifiesta. [D]RAW va un paso más allá en el intento por unir tradición y ruptura. A la manera de Wittgenstein, que hace tabula rasa respecto a los problemas externos a la filosofía, Bastarrachea centra su interés en el dibujo, su potencial expresivo y sus alcances técnicos. Lo demás es lo de menos.

Con disciplina y oficio, marca un momento inusual en la gráfica de Yucatán.

Christian Núñez / Mérida, Yucatán
31.03.2019

Adrián Bastarrachea I La mano que se dibuja
Edición de textos Christian Núñez
Imágenes ConejoBelga + Autor



25.4.19

papers, please_la gloria de arstotzka


  Protege el régimen a toda costa.
 
El arte del papeleo
Una de las primeras incursiones de la vida adulta es cumplir con ciertas diligencias, entre ellas la identificación oficial. En algunos países hay que presentarse para cumplir con el servicio militar, e incluso tramitar una licencia de conducir si es que ya posees un vehículo. Pero con cada nueva responsabilidad en la vida, surge un nuevo enemigo, y en esta etapa hace su entrada—muy lenta entrada—la burocracia. El papeleo, los sellos, la firma del licenciado, la original, la copia, un nuevo ecosistema de especies desconocidas se revela ante nuestros ojos en las interminables filas del banco o de las oficinas gubernamentales. Pero como todo arte, es a partir de las situaciones críticas donde nacen las grandes ideas. Por ejemplo, Papers, please.

Lanzado en mayo de 2013 para PC a través de Steam, es el trabajo de un solo hombre, su creador y desarrollador Lucas Pope. Al ser un inmigrante norteamericano en Japón, Pope tomó inspiración para el juego de sus experiencias migratorias. Pero vayamos al punto: ¿qué es Papers, please?






El siguiente, por favor
Papers, please nos pone en la piel de un inspector de migración de Arstotzka, un estado comunista que recién abre sus fronteras después de varios años de guerra con la nación vecina, Kolechia. Como nuevo inspector, tu trabajo consiste en decidir quién entra y quién no al país, por lo que tendrás que sellar pasaportes, revisar permisos, entrevistar e incluso pesar y escanear con rayos X a los solicitantes de asilo en el próspero estado de Arstotzka. Suena como un trabajo sencillo, pero el diseño del juego te incita a mejorar la velocidad con la que atiendes a los migrantes, así como a no cometer errores aceptando papeles falsos o ignorando medidas de seguridad que puedan atentar contra el régimen.

Como todo trabajo de oficina, tienes un horario de entrada y uno de salida, así como una familia que atender y cuidar con el dinero que ganes en el puesto fronterizo, ya que las enfermedades, el hambre y las estaciones del año afectan la vida de tus seres queridos. Una moneda puede ser la diferencia entre la vida y la muerte. Las decisiones se agravan con el paso del tiempo, así como la tensión entre las naciones. Cada persona que cruza la frontera es un enemigo potencial, un terrorista, y al final del juego se verá marcado qué tanto has servido a la gloria de Arstotzka, o qué tanto has conspirado para su caída.
 



Pasaporte y distopía
El apartado visual del juego es sencillo, lúgubre y retro hasta cierto punto, emulando un estilo similar a los primeros juegos de aventura en computadoras. Su trabajo en este rubro es especialmente bueno si lo contextualizamos con la historia, una distopía que recuerda sin duda alguna a la novela 1984 de George Orwell. De igual manera, la música que nos acompaña desde el menú y a lo largo de todo el juego es sombría, con tonos bajos y ruidos de sintetizador en bucle, eternizando nuestra estancia en el puesto fronterizo, a la espera de que algo cambie en el siguiente pasaporte que sellemos.

Papers, please es una experiencia agradable para quienes buscan algo diferente. Aquí no hay acción desenfrenada, tiroteos o enfrentamientos con espadas hasta morir. Es apreciar una historia que se construye desde un punto fijo, con la posibilidad de ser el héroe o el villano, es la preocupación de un trabajador para mantener con vida a su familia, es mirar papeles en una jornada laboral, conocer personas, dudar de ellas, dudar de uno mismo. Ahí está su verdadera belleza: en la capacidad de decidir y afrontar las consecuencias de nuestros actos, es la rebeldía en contra del status quo. Es la gloria de Arstotzka.



17.4.19

thomas bernhard_en conclusión


En El sobrino de Wittgenstein, Thomas Bernhard
formula una feroz crítica contra la burguesía austriaca.

 
Que la lectura de esta reseña se haga de un solo impulso.

Thomas Bernhard posee una garganta neurótica, nunca deja de hablar, una boca ciega para comerse a los insectos, y no soporta su país, no soporta los premios literarios, no soporta el ambiente artístico vienés, el teatro vienés, la burguesía vienesa, los hospitales vieneses, el campo vienés, nada que lleve a Viena como marca de origen. Lucha contra el mundo en los últimos momentos, convulsionando, habla en forma convulsiva, destruye la sociedad sistemática y convulsivamente, descree convulsivamente de todo aquello que sirve a los demás como justificación para vivir, como excusa o subterfugio. Ir hasta el final, permanecer en actitud intransigente hasta el final, contra el mundo hasta el final, desde el principio atacar la ridiculez de los hombres, la sarna de la cual nadie se libra, es la principal característica de Bernhard. De furor en furor hasta el final. Bernhard y su consigna.

El sobrino de Wittgenstein abre con un fulminante poema: Doscientos amigos / asistirán a mi entierro / y tú tendrás que pronunciar un discurso / ante mi tumba. Y entonces Bernhard no cesa de hablar, no divide los párrafos, articula o vomita, según sea el gusto del lector, una historia basada en su amistad con Paul, el sobrino del filósofo Ludwig Wittgenstein. Y del filósofo se mencionan solo aspectos colaterales, de la familia W. sólo se consideran los vicios y defectos, y Bernhard centra su atención en Paul Wittgenstein, y en Irina, la amiga de ambos, a quien siempre se refiere como el ser de mi vida. Bernhard se repite a sí mismo las palabras de sus monólogos igual que un onanista se masturba, y mientras el masturbador repite los movimientos hasta cansarse, en los monólogos de Bernhard van sumándose hasta el agotamiento la vejez, la enfermedad, la locura, el abandono, la muerte y el dolor. Bernhard, en sus monólogos, gira sobre su propio eje mientras la vida continúa su curso infame hacia ningún lado y por lo tanto, al hablar, Bernhard destila odio y honestidad, asco y pureza, rabia, sentimentalismo, desvergüenza y un horror espontáneo por lo superficial. Brinda confianza, entonces. La segunda virtud de Thomas Bernhard es que brinda confianza. Sus invectivas van de la mano de la confianza que inspira, porque salen del corazón fluidamente y explotan fluidamente. Su tercera virtud es la no complacencia, la no aceptación del status quo generalizado, el no consentimiento de la degradación humana, los deseos humanos, las aspiraciones, los cuerpos, las ideas, el amor a la literatura. Aquello que Bernhard critica y demuele se salva de la crítica y la demolición gracias a la crítica, a la demolición. Si no está claro, renuncio.

Por donde se lo analice, el resultado de una lectura de Thomas Bernhard es la admiración, y la palabra FIN en Bernhard nos lleva a seguir pensando en él y en su solipsismo incandescente—él y él—, la palabra FIN tiene como consecuencia en los monólogos de Bernhard consecuencias a largo plazo, como las de los locos, y la locura de la gente tiene efectos en los monólogos de Bernhard, la demencia de su amigo Paul, la demencia de las relaciones humanas. En mil novecientos sesenta y siete, en la Wilhelminenberg, a Bernhard lo hospitalizaron por su tuberculosis congénita, y a Paul por su demencia congénita. La palabra FIN de su monólogo recalca que el inicio de la historia es la locura, el final es la locura; el principio la vida y el final la demencia, el principio la palabra, después el FIN. 

«Lo mismo que Paul, una y otra vez, alcanzaba un grado máximo de rebeldía contra sí mismo y contra su entorno y tenía que ser internado en el manicomio, yo mismo alcanzaba una y otra vez un grado máximo de rebeldía contra mí mismo y contra mi entorno y era internado en un establecimiento de pulmón. Lo mismo que Paul, una y otra vez y con intervalos cada vez más cortos, como cabe imaginar, no se soportaba ya a sí mismo ni soportaba al mundo, yo también, con intervalos cada vez más cortos, no me soportaba a mí mismo ni soportaba al mundo y, lo mismo que Paul en el manicomio, volvía a mí en el establecimiento de pulmón, como puede decirse. Lo mismo que, en fin de cuentas, los alienistas destruyeron una y otra vez a Paul y, sin embargo, lo levantaron otra vez sus propias energías, los médicos de pulmón me destruyeron una y otra vez y me levantaron mis propias energías otra vez; lo mismo que, en fin de cuentas, las casas de locos lo marcaron, como tengo que decir, los hospitales de tuberculosos me marcaron, según pienso; lo mismo que a él, durante largos periodos de su vida, lo educaron los locos, me educaron a mí los enfermos de pulmón, y lo mismo que él, en definitiva, se formó en la comunidad de los locos, yo me formé en la comunidad de los enfermos de pulmón, y la formación entre los locos no es muy distinta de la formación entre los enfermos de pulmón. (…) La diferencia entre Paul y yo es al fin y al cabo sólo que Paul se dejó dominar totalmente por su locura, mientras que yo no me he dejado dominar nunca totalmente por mi locura, igualmente grande, él, por decirlo así, fue absorbido por su locura, mientras que yo durante toda mi vida he explotado, he dominado mi locura; mientras que Paul nunca dominó su locura, yo he dominado siempre la mía y quizá por esa razón mi propia locura ha sido incluso una locura más loca que la de Paul. Paul sólo tenía su locura y existía a partir de esa locura, yo tenía, además de mi locura, la tuberculosis y exploté las dos, la locura tanto como la tuberculosis: hice de ellas un día, en un abrir y cerrar de ojos, mi fuente existencial para toda la vida.»

Thomas Bernhard es adictivo.


El sobrino de Wittgenstein
Thomas Bernhard
Compactos Anagrama, 2005



3.4.19

[d]raw_el dibujo como lenguaje


Adrián Bastarrachea inaugura el próximo
5 de abril su cuarta exposición individual
en el taller Calle Estampa.


La Muestra

A partir de la premisa del dibujo como lenguaje, Adrián Bastarrachea compone piezas de una imaginación técnica inusual.

[D]RAW propone una reflexión sobre el sentido del dibujo en la actualidad. Enmarcada a conciencia en la historia de la gráfica, responde a una necesitad de renovar el carácter plástico del dibujo, la investigación del diagrama y el rechazo al cliché. Compuesta por obras en técnicas como la litografía, el aguafuerte, la tinta y la acuarela, también incluye un grabado en coedición con el taller Calle Estampa.

Todas las obras estarán a la venta.

La muestra se inaugura el próximo 5 de abril en el taller Calle Estampa, ubicado en la calle 57 #552 por 66 y 68, Centro Histórico de Mérida. Entrada libre. Vino de honor.





El Autor

Adrián Bastarrachea estudió Diseño y Comunicación Visual en la Universidad Mesoamericana de San Agustín. 2010-2015: se unió a la Asociación Yucateca de Grabado y Litografía A.C., donde comenzó su formación como grabador y litógrafo, asesorado por Salvador Baeza. Dentro del colectivo, participó en proyectos de gráfica digital y exposiciones colectivas en el Museo Nacional de la Estampa y el Antiguo Colegio Jesuita. A partir de 2016, ha presentado las muestras individuales Chuke Machuke [Galería La Eskalera, MID, Yucatán], Homo Virtualis [Museo de la Ciudad, MID, Yucatán] y Mal Aire [Umbral Gallery, Bacalar, Quintana Roo], proyectos basados en la investigación del dibujo.


Declaración Artística

La base de mi trabajo es el dibujo de memoria. Pienso mis imágenes como objetos que buscan provocar y no como opiniones sobre una realidad objetiva. Me interesan los extremos de la forma, pensar el tema desde la imaginación técnica. Entiendo la expresión plástica como un diseño gastronómico y sensorial, que busca erosionar estómagos e inyectar estímulos de apertura mental. No creo que existan esencias internas en la construcción de un lenguaje. Esta suerte de identidad no es más que una concentración crítica de mi entorno. En un mundo azaroso, el arte construye sentido ineludiblemente. Por ello, es necesario trabajar el sentido estético con rigor, evitando clichés, mediante la belleza profunda, el diálogo y el autoconocimiento.




Imágenes + Texto: Adrián Bastarrachea & ConejoBelga