31.7.19

la casa de papel_el oro, la causa, los principios




 Adrenalina al ritmo de Bella ciao.


La habitación era bastante fría. Trozos de pizza en el suelo, calcetines sucios y caos generalizado hacían evidente que se trataba de una zona rústica. Mi hermano, medio broma medio en serio, dijo: Ya vi el primer capitulo, si quieres vemos el segundo juntos. Fingí disgusto. Nos habíamos inventado el ritual de ver La casa de papel de principio a fin, como la primera temporada. ¿A qué se debía semejante traición? Las rebanadas de pizza volaron en diez minutos, y me actualicé rápidamente. Mi madre y el segundo de mis hermanos se unieron. En tres días fuimos testigos del ascenso y la caída del Profesor. Sus canciones fueron nuestro drama. Como Ziggy Stardust, pero a la española.

Al principio, verás una síntesis precipitada de acontecimientos para hilar pasado, presente y futuro. Si bien Álex Pina sabe cómo eslabonar los ejes de su historia, los diálogos y muchas escenas resultan predecibles. Es un poco lo que dice Holden Caulfied en El guardián entre el centeno: cuando eres un escritor corriente y normal, tus libros pueden ser estupendos porque no tienes la obligación de gustarle al gran público. Luego te prostituyes. Te vuelves guionista de Hollywood. O de Netflix. Si la historia no hiciera tantas concesiones, si evitara los clichés en pro de cierta exploración psicológica—lo intenta, pero divaga—, este atraco habría ganado intensidad. Porque carisma ya lo tiene.
 



La tercera entrega de La casa cumple su cometido: entretener al voyeur promedio. La resistencia enarbolada por el Profesor [Álvaro Morte], el regreso post mortem de Berlín [Pedro Alonso], así como los arranques impulsivos de Tokio [Úrsula Corberó], la risa estúpida que Denver emite a la menor excusa [Jaime Lorente] y la ingenuidad de Río [Anibal Cortés] son factores de peso. Además, tanto el insufrible Palermo [Rodrigo de la Serna] como la brutal Alicia Sierra [Najwa Nimri] estimulan el sistema límbico. Provocan emociones rabiosas. Y ya con la garganta seca, cuando el nuevo atraco se sale de control, el drama sube de tono, mejora y explota. K-BOOM al ritmo de Bella ciao.

Esperamos una cuarta parte que sea capaz de volarnos la cabeza. Y de paso, tenga menos errores de producción. Si la fama ha sido el talón de Aquiles de la serie, podría morir con la frente en alto si logra un final que no solo entretenga sino atraviese el pecho del espectador heroicamente. Por cierto: André Breton acuñó el anagrama Avida Dollars para señalar el interés de Salvador Dalí por el dinero. Con La casa de papel, que homenajea en espíritu al pintor surrealista, pasó algo fenomenal. Netflix la catapultó al éxito, le inyectó billetes con adrenalina, y ahora ni siquiera un himno antifascista puede atenuar su volumen de ganancias. Paradojas del capitalismo tardío. El mainstream es underground.






25.7.19

absenta_enigmas del hada verde



La mítica bebida de artistas y escritores, ¿provocaba realmente accesos de locura?
 
El alcohol y sus implicaciones en el proceso creativo de un sinnúmero de artistas, es definitivo. Sabemos por lenguas viperinas del favoritismo de Hemingway por el ron, de los litros de tequila que enloquecían a Bukowski, y de Fitzgerald, quien nunca ocultó su preferencia por la ginebra. Pero hay de licores a licores y la absenta—bebida fabricada a base de hierbas, entre las cuales destacaba el ajenjo, conocido por supuestas propiedades alucinógenas—fue lo máximo para los creadores del siglo XIX e inicios del XX.

Resulta que el sabor amargo de la absenta no les importaba a sus consumidores gracias a la fama de sus efectos. Para los poetas malditos, este brebaje con un 80 por ciento de alcohol tuvo el estigma de agudizar sus sentidos, entre otros varios misteriosos efectos. Podía llevar a estallidos de locura creativa a quienes la consumieran de modo habitual.

Desde 1875, numerosas asociaciones civiles denunciaron los posibles daños de la absenta con el slogan La absenta te vuelve loco, lo que causó la prohibición de su venta en muchos países. No es difícil imaginar el porqué este licor atrajo a tantos literatos, principalmente franceses. Por sus efectos y su color fue llamada el hada verde, y su fama alcanzó a portentos de la literatura universal como Víctor Hugo, Maupassant, Baudelaire, Rimbaud, Allan Poe, Oscar Wilde y Jack London. Wilde escribió alguna vez que el destilado, en una primera etapa, es como un trago ordinario. En una segunda, captamos imágenes monstruosas y crueles. Pero en la tercera etapa, si uno persevera, vemos y sentimos lo que deseamos, incluso cosas maravillosas.


Los pintores no se quedaron atrás pues la leyenda cuenta que Vincent van Gogh creó sus lienzos y se cortó la oreja bajo los efectos del hada verde que ingería por galones. La realidad muestra que artistas como Picasso y Toulouse-Lautrec la inmortalizaron en sus obras.

Los legendarios efectos de la absenta se deben, tras muchas investigaciones, a su elevada graduación alcohólica. Hoy es legal: la prohibición de su venta se levantó en Estados Unidos en 2007, y actualmente se comercializan diversas marcas en el mundo.

La absenta es un licor común y corriente sin características alucinógenas de ningún tipo, salvo las propias de las bebidas fuertes y una buena dosis de sugestión por parte del consumidor, que cree ingerir un potente brebaje que abre las puertas de la fama y la fortuna. Incluso se han analizado botellas del siglo XIX por si la absenta original difería en algo del hada verde que podemos adquirir en cualquier establecimiento, y no encontraron nada.

Lo más probable es que van Gogh se haya cortado la oreja no por alucinar que lo perseguían estrellas titilantes y girasoles humanizados, sino por estar tapado de borracho.



En nuestros terruños, y ya hace algunos años ayeres, el único sitio donde se podía degustar el hada verde fue en el desaparecido bar literario Macondo.

Aquí en confianza, debo admitir que a los escritores que asistíamos con frecuencia nos resultaba enigmático armarnos de valor alguna noche y experimentar el sabor y sus efectos. Y sucedió, y no escribimos nada y lo único que alucinamos y sufrimos fue la más terrorífica resaca de nuestras vidas. Actualmente y, solo para efectos de investigación, sigo en Facebook la fanpage de un bar en las afueras de Mérida que ofrece el hada verde. El que persevera alcanza, reza el dicho. ¿Obra magistral o cruda? Les cuento en la próxima publicación.


12.7.19

paquita salas_el arte de cerrar ciclos




Paquita se quiere comer el mundo.


Esta ambición desmedida
Por las mujeres
La pasta y los focos
Me está quitando la vida
Muy poquito a poquito a poco

Un veneno, C. Tangana + El Niño de Elche



Con maestría ejemplar, la tercera temporada de Paquita Salas cierra un ciclo de tramas y subtramas que se habían desenvuelto en las dos anteriores. Nuevamente, los Javis—Javier Calvo + Javier Ambrossi—se regodean en los cameos de actrices y personalidades del entretenimiento español, con un tono irreverente de giros emotivos, una estupenda banda sonora y situaciones esperpénticas. Hacia los episodios finales, Paquita [Brays Efe] lidera a un séquito de mujeres resilientes, dispuestas a catalizar sus errores del pasado, despojarse de la culpa y dar la cara ante los medios, que siempre suelen exagerar la nota.

Obviando los spoilers, Paquita Salas decide que un refresh a su agencia de management—ahora se llamará Nuevo PS—le permitirá insertarse de nuevo en el ambiente. Sin embargo, no será tan fácil. A cada paso, encontrará obstáculos, escepticismo y arrogancia. Magüi/Malu [Belén Cuesta] ha sido rebautizada por Bárbara Valiente [Terelu Campos] para trabajar en B-Fashion, el mejor showroom de España. Situación que activará algunas de las mejores secuencias que se hayan visto dentro de la serie. Bajo el manto protector de Paquita se encuentran la inefable Lidia San José, Belinda Washington y Noemí Argüelles [Yolanda Ramos].




En su aparente desparpajo, los Javis aportan una mirada crítica de su industria. No faltan los golpes emocionales aderezados con canciones perfectas, como ya lo habían hecho en La llamada [vuelven Anna Castillo y Macarena Gómez]. Dominan la sororidad y una visión agridulce de los clichés femeninos. Desde el ingenio, lanzan dardos al mainstream; han logrado que su fantasía pop sea transversal y logre atraer tanto a nostálgicos como a centennials. Afrontan el tema de la edad en las actrices, la difícil situación de los transexuales para conseguir papeles, el machismo provinciano, la bipolaridad, el exceso, las altas y bajas.

La tercera temporada de Paquita Salas incluye un extenso listado de apariciones. Aquí figuran Úrsula Corberó, Anna Allen, Juan Echanove, Julio Medem y tantos otros cracks del espectáculo. Los Javis dominan el arte del subtexto y la metaficción. Con sinceridad y sentido lúdico examinan las problemáticas del mundo real, provocando lágrimas, risas y auténticas carcajadas. Atrevimiento, escatología y ternura en seis magníficos episodios donde Paquita nos enseña el arte de cerrar ciclos. Nadie como ella para darnos lecciones de apego y desapego. Nadie como ella para surfear en el caos. Y ganarse nuestro corazón.