FAMILIA DE ARTISTAS
Del lado paterno, pertenezco a una generación de
familiares dedicados al arte. Tengo primas bailarinas, un primo escritor,
Manuel Iris, y tengo más primos músicos y literatos.
LO QUE LA MÚSICA ME ENSEÑÓ
En la década de los 90’s, mi hermano Carlos [que
cursaba la secundaria] me enseñó a tocar el piano de manera autodidacta por
medio de partituras de flauta. Luego empecé a estudiar música formalmente a los
12 años, ya en una escuela profesional. Ahora, después de varios años, yo le
enseño música a mi hermano como una forma de devolverle el favor. En la banda que
formé [Alejandro Iris Jazz Trio], Carlos toca el sintetizador y las percusiones
programadas.
DEBUSSY, ARMENGOL
Las frías montañas, de Mario Ruiz
Armengol, es una de mis piezas favoritas, aunque en realidad me gusta la obra
completa de este compositor mexicano. Su estilo expresa una ternura/melancolía
infantil muy particular, la tristeza infantil siempre está presente, y Armengol
resume todo eso en Las frías montañas. De hecho me empezó a gustar
porque, igual que Debussy, rompe con las reglas musicales. Ya tenía las reglas,
pero las rompía. Tocaba por sensaciones.
UNA INTEGRACIÓN VERDADERA
El Sistema Iris surgió como una necesidad. Cuando
era novio de Dalia Castellanos, sus padres la cuidaban mucho a ella y a sus
hermanas —son trillizas— y a menudo los novios nos quedábamos en su casa, pero
no había mucho qué hacer, más que aburrirnos con juegos de mesa, o ver
películas o algo. En ocasiones, debido a que Dalia es invidente, no era posible
interactuar. Entonces un día que fui a Campeche, como en mi casa hubo una
imprenta y al lado hay una carpintería, empecé a inventar cosas. A buscar
juegos y reproducirlos, no sólo en relieve [si quieres
enseñarle algo a un invidente, levantar las cosas en relieve es el error más
grande que existe],
sino de muchas formas para que ella pudiera jugarlos. Por ejemplo, había uno
cuyas fichas se movían por medio de coordenadas, y así por el estilo.
Prácticamente Dalia fue mi primera novia. Cuando
empecé a enamorarla, pensé: tengo que aprender Braille para mandarle cartas. Ya
después de haberle creado varias cositas, un día estábamos yendo a la escuela y
me dijo: ¿Por qué no inventas un sistema musical que me haga leer? En ese
entonces, ella estudiaba el sistema musical Braille en Bellas Artes, pero no le
favorecía mucho. Dalia quería poder acoplarse a la clase, y eso era
precisamente lo que siempre habíamos buscado: acoplarnos, ser parte de algo.
Ésa es mi mayor aportación al Sistema Iris: una integración verdadera.
En música, el sistema musical Braille generalmente
no favorece la comunicación porque se escribe en líneas, en renglones, tal como
las palabras. Es como si te dictaran la partitura, que no tiene mucho sentido.
Hay cosas en la música que no es escriben, y en el Braille sí tenían que ser
escritas. Es complicado. Además, se utilizan muchas hojas para escribir una
partitura. En el Sistema Iris no pasa eso, y cada quien por su cuenta lo puede
simplificar. Si yo veo una partitura reducida, por musicalidad se entiende, y
eso también puede hacerse a través del Sistema Iris.
PLATAFORMAS DIGITALES
Como parte de un proyecto a futuro, planeo hacer un
software libre para tabletas en el que se pueda implementar el touch y
el programa de voz para invidentes. Digamos que en el celular, puedes llegar a
YouTube por medio del touch, dices el nombre de la canción y el teléfono
te lo reconoce. El Sistema Iris puede funcionar de manera similar.