Entre la pulsión anarquista
y la corrección política.
Buenas noches a todos, muchas gracias por estar aquí. Antes de empezar este pequeño brief sobre Nuevetrusas, quiero agradecer a El Cardenal Cantina su apertura hacia las expresiones culturales contemporáneas. Nos encontramos en un espacio que rápidamente se ha posicionado como punto de encuentro habitual para músicos, artistas visuales y creativos interdisciplinarios. Lo cual nos habla del espíritu de los tiempos, de la disolución de ciertas categorías académicas rigurosamente ridículas. Y del calor que hace en Mérida.
Nuevetrusas funciona como un artefacto literario perfectamente organizado. Rígel Solís consigue una estructura sólida pero flexible a través de una novela nutrida con jugosos relatos. Su estilo, como algunos ya conocen, combina una especie de slang yucateco, anécdotas humorísticas de crítica social, sabrosas fantasías eróticas y una galería de personajes que transitan del patetismo a lo escatológico heroicamente. Con un estilo directo, sumamente ágil y un poco trovadoresco, la trama nos lleva de un paisaje regional a otro sin aburrirnos jamás.
En una entrevista para CONEJOBELGA, Rígel me señalaba que Gilberto Salazar, el protagonista de Nuevetrusas, es un adulto adolescente que experimenta “momentos de soledad porque él lo decide así, pero también porque es un rechazado.” Pienso que esta especie de Peter Punk novelesco refleja algunas de nuestras contradicciones generacionales. El autor nos habla también sobre su travesía sonora del metal épico a las sinfonías de Wagner y, en cierto modo, recorre una ruta similar a la de su personaje, aunque a la inversa: del adolescente cáustico al adulto refinado.
Sin ánimo de caer en juicios dogmáticos, podemos decir que Nuevetrusas se muestra como síntoma de las ambigüedades de lo contracultural, de la oscilación entre ser outsider y mainstream a la vez, de nuestra síntesis entre la pulsión anarquista y una inevitable corrección política. En este sentido, refleja con sorna el comportamiento milennial regionalizado, cuyas ideologías son también una broma estúpida. No hay nada en qué creer, pero al decirlo creemos en algo. Así reivindicamos el punk, y de paso nos tomamos una cerveza.
No obstante, la primera novela de Rígel Solís merece nuestra atención por mérito doble: además de estar muy bien escrita, es sumamente divertida. Editada en Barcelona bajo el sello independiente Ediciones Oblicuas, su difusión ha trascendido las fronteras de México. E incluso los formatos impresos, ya que puede adquirirse en Amazon y la itunesStore como e-book. Por eso estamos aquí. Para festejar el nacimiento de Nuevetrusas mientras nos hacemos selfies. A seis meses de distancia, este bebé ya es bastante ruidoso.
Qué cagado, ¿no?
Texto presentado en El Cardenal Cantina / MID, YUC., 19.06.2015