febrero 08, 2021

cien caballos en el mar_sonora en la ficción

 

Seis cuentos sobre el peso de lo irremediable 

en el norte mexicano. 

  

Incluso si nunca has visitado Sonora, si nunca has experimentado el calor abrasivo de sus tierras, si nunca transitaste por la textura de sus regiones, la prosa de Alfonso López Corral ofrece una aproximación salvaje, un panorama físico y mental de lo que allí acontece, paisaje de traiciones, infamias y delirios, coordenadas para viajeros huérfanos. Cien caballos en el mar (Paraíso Perdido, 2017) incluye seis relatos cuyos personajes orbitan alrededor de la estafa, la destrucción provocada por el entorno, el oportunismo y la falta de oportunidades, los simulacros del crimen organizado, las prisiones mentales, la vergüenza y la enfermedad. A su modo, cada uno muestra de forma descarnada, directa, sin rodeos cómo es la vida y la muerte en el norte mexicano. 


La narrativa de López Corral emana un tono realista, desengañado; en ocasiones parece que oímos voces tostadas por el sol, con sus jadeos, presentimientos y suspiros atroces ante el infortunio. En la tierra de nadie no hay lugar para los ingenuos, ni para quienes reaccionan contra la corrupción moral, simplemente no hay resguardo para los héroes pues todo heroísmo implica ondear valores absolutos, cierto afán platónico, y desde hace tiempo que el clima se cargó de nubes violentas. Esas nubes arrojan sus dardos contra sujetos que corren en círculos mientras la tormenta devasta el horizonte. A menudo, la sensación de lo irremediable carcome el interior de las historias y transmite un efecto de patetismo visceral y convincente.


La ironía es otro agente estilístico que funge como catalizador del desamparo. La carretera de Sonora, Karma por amor y Poliomielitis se sostienen por un travieso humor negro que deviene tragicomedia. No es difícil emitir algún bufido mientras nos enganchamos a sus tramas. Resulta comprensible lanzar insultos al aire cuando reconocemos en sus conflictos las huellas de nuestros psicodramas. Tanto en la vida real como en la ficción, lo que expresa Octavio Paz como esencia del mexicano es axioma. «Para el mexicano—escribe en El laberinto de la soledad—la vida es una posibilidad de chingar o de ser chingado. Es decir, de humillar, castigar y ofender. O a la inversa.» Cualquiera de los senderos conduce a destinos similares: a la chingada, a la pura nada, al tristísimo desierto.


Cien caballos en el mar es un viaje sin retorno, quizás el mejor de todos. Espejo de cuerpo entero para fantasmas vivos, logra destruir certezas, y es posible que al concluirlo aún flote sobre las aguas el cadáver de nuestras propias ficciones, el peso de lo irremediable.

 


Cien caballos en el mar

Alfonso López Corral

Paraíso Perdido, 2017