30.3.15

bayonetta 2_la cereza del pastel



Una secuela simplemente alucinante. 

Compré Bayonetta 2 porque me dijeron que era uno de los 5 juegos chidos de Wii U, esta consola tan desconsolada. En realidad, hay más juegos divertidos, pero muy pocos—eso sí, cuentan con un honorable catálogo de SNES, y la trilogía del Metroid Prime, y el hermoso Donkey Kong Country Tropical Freeze.  La verdad es que cuando tuve Xbox 360 pasé por alto el Bayonetta porque no hicimos clic, me concentré en otros títulos, tipo Batman Arkham AsylumDante’s InfernoDead Space. Experiencias más extremas. Bayonetta se me hizo muy básico, lo dejé ir como un vagón de metro demasiado lleno de gente o un medicamento caduco. ¿Estaba equivocado? Probablemente sí, o quizá no era el momento. Además, tenía novia. Pasarían algunos años para recuperar el furor Bayonetta, para sentirme atraído por esta exótica bruja que siempre guarda un comentario ingenioso en la punta de la lengua. Y el hecho de que Nintendo haya creado una alianza con Platinum Games—bajo la supervisión de Sega—para lanzar la segunda parte como exclusiva de su desaprovechada consola creaba una sensación de novedad distinta. Un pretexto a mi favor.

El sistema de juego de Bayonetta 2 no varía mucho de su predecesor. Quizás lo más atractivo en este aspecto sean el Tiempo Brujo, que ralentiza los movimientos del enemigo para que tengas oportunidad de asestarle varios golpes, y las mejoras en cuanto a los numerosos combos a ejecutar + el ataque clímax rajando armaduras. Digamos que la esencia sigue ahí, se trata principalmente de un hack and slash desarrollado con toda la normativa del género. La jugabilidad es no sólo impecable sino adictiva. Y eso, en parte gracias al ritmo de la historia, en la que a menudo hay vueltas de tuerca, irrupción de personajes salidos de la nada, flashbacks lacrimógenos y un desarrollo épico en sintonía con el animé. El punto G de Bayonetta 2 es precisamente la narrativa cinematográfica, llena de enemigos arquetípicos bien presentados, luchas contra ángeles y demonios [¡en el aire!], misterios cósmicos de resonancias catastróficas, y toda la parafernalia nipona de sana destrucción—intros, transiciones y epílogos incluidos. Ahí, el equipo de Platinum Games, dirigido por Yusuke Hashimoto, se lleva las palmas. La fluidez y el asombro constante enamoran al gamer más rudo. Y está Jeanne.


En el apartado gráfico, Bayonetta 2 es uno de los juegos de acción más alucinantes que he tenido oportunidad de disfrutar. Colores, texturas, ambientes y paisajes logran una empatía seductora con el ojo humano. Lo cual se refuerza en gran medida por la banda sonora, a cargo de Masami Ueda, que va del pop a la música sacra despreocupadamente. Hay una desfachatez integral a lo largo del juego que se vuelve contagiosa. ¿Frescura o cinismo? Quizá ambas. Lo cierto es que Nintendo ha sabido aprovechar las capacidades técnicas de su Wii U, y equilibrar la desventaja competitiva frente Sony o Microsoft con sus portentosos equipos. Pero esa es otra historia. El paquete de Bayonetta 2 incluye además la primera entrega de la franquicia; en términos mercadológicos, estás comprando ambos títulos por el precio de uno.

Dos
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