Suburbios de Mérida descubre nuevos caminos para la gestión cultural.
El cielo de Mérida es un Pantone. Caminar por sus calles y detenerse a observar los cambios cromáticos puede volverse adictivo. Por distracción uno se detiene y fotografía paisajes rosas, violetas, azules, amarillos. A mitad del tráfico, el cielo pide lo más parecido a una selfie. Suenan los claxons. Mis pies no responden.Tras la fundación de Mérida en 1542, alrededor de la Plaza Principal había un conjunto de asentamientos mejor conocidos como suburbios. Más tarde, conformarían los barrios que conocemos en la actualidad: San Juan, Santa Ana, San Sebastián, Santa Lucía, San Cristóbal, La Mejorada y Santiago.Así surgió una idea viral.
Suburbios de Mérida nace como un proyecto universitario por iniciativa de 4 amigos: Fernanda Camacho, Lolina López, Larissa López y Emmanuel Tatto. Se trata de una iniciativa que busca generar participación de la población meridana por el Centro Histórico y los barrios cercanos. Sus contenidos se encuentran en Facebook, Twitter, Instagram y YouTube.
“Vivir en el centro de Mérida no es un lujo, sino un valor”, explica Fernanda, a propósito de una cita del arquitecto Víctor Morel. “Yo venía mucho al centro de niña, con mi abuela, porque a ella le gustaba comprar sus verduras en el mercado.” Nos hemos reunido en La Negrita Cantina, un punto de encuentro para jóvenes artistas y creativos participantes de la economía naranja.Al fondo suena la famosísima Sopa de caracol, el one hit wonder de Banda Blanca.Lolina comenta que debido a su belleza histórica y carácter apacible, Yucatán es un destino muy visitado por turistas nacionales y extranjeros. Aunque para sus residentes, Mérida “es un pañuelo.” Todo mundo conoce a todo mundo; las personas van de un espacio a otro, cruzándose. En gran parte gracias a la oferta cultural, que se ha elevado exponencialmente.“Seguimos creciendo”, afirman convencidas, y dan un trago a sus cervezas. El calor es fuerte, pero Tatto no bebe alcohol. De hecho, casi no habla. Él se hace cargo de la fotografía, el vídeo y la cuenta de Instagram de Suburbios. “Hace poco, en el techo de la casa de Larissa, que vive en Santiago, nos subimos para hacer unas cápsulas de YouTube sobre nuestros perfiles. Queremos tener más seguidores; mínimo, unos dos mil”, dice.
Sus estrategias consisten en generar tráfico en redes sociales a través de contenidos multimedia, publicaciones periódicas, infografías y, próximamente, ejecuciones offline. En Facebook, los #JuevesDeEsquinas son para publicar fotos de las esquinas tradicionales del centro, cuyos nombres exóticos—El Zopilote, La Tucha, El Venadito—son una maravilla.
Igual que muchos yucatecos nostálgicos, Emmanuel cuenta que entró al proyecto porque le gustan los objetos antiguos. ¿Qué tipo de cosas acumulas?, le pregunto, y Lolina responde de inmediato: “mujeres”. Todos explotan de risa. “Me gustan mucho los recuerdos, la nostalgia, lo antiguo. De entrada, eso es lo que me atrae del centro. Pero ojo: los turistas que vienen aquí por la cultura no son los mismos que van a Cancún”, añade.La población de Yucatán aumentó en los últimos años por la relativa calma que representa vivir en la península. Habitantes de otros estados—Quintana Roo, Distrito Federal, Campeche, Tabasco y Veracruz—y de regiones como Estados Unidos, Canadá y Europa han decidido formar parte del boom que vive la tierra del faisán y del venado.
En ese tren de ideas, #SuburbiosDeMérida inyecta más adrenalina a la dinámica cultural que los yucatecos viven a diario del Facebook a la calle. Salimos del bar rumbo a la Plaza Grande, entre bromas, cielos de película y anécdotas. De regreso a casa, voy a comprar pan dulce en El Retorno. Como Hansel y Gretel, arrojaré las migajas mientras camino.
Imágenes: Suburbios de Mérida
Esta entrevista/crónica se realizó durante el Taller de Periodismo Cultural impartido por Gloria Serrano en AFORO Gestión Cultural. CONEJOBELGA agradece a Ana Ceballos y Aniria Nava todas las facilidades otorgadas.