18.8.21

nuestra parte de noche_línea de sangre



En su exploración del terror con elementos de crítica política y social, Mariana Enriquez crea un artefacto literario en sintonía con autores como Ernesto Sabato y Stephen King.


 

Nuestra parte de noche (2019), de Mariana Enriquez, relata la historia de una poderosa familia involucrada en sangrientos rituales, en el corazón de la selva argentina, y de cómo intenta perpetuar ese legado a través de un médium y su hijo. Es una novela de 667 páginas, dividida en 6 partes, que termina girando sobre su propio eje gracias a un ingenioso sistema de tiempo, espacio y acción. Los intereses temáticos que Enriquez dominaba en los dos libros de relatos publicados en Anagrama, espeluznantes como un par de mellizos malvados—Los peligros de fumar en la cama + Las cosas que perdimos en el fuego—, se amplían ahora en una polifónica estructura de voces alucinadas, donde muertos y desaparecidos por la dictadura argentina siguen flotando en pesadillas y trances. 


En Mariana Enriquez lo político es consustancial para fijar sus fobias y filias. No hay terror sin enfrentamiento con realidades turbias, muchas de las cuales ya se han documentado periodísticamente. En sus numerosas entrevistas, la escritora suele aportar datos complementarios, mencionar referencias. Como el caso de Omaira Sánchez, la niña colombiana cuya muerte a causa de un deslave volcánico fue televisada en 1985. El mecanismo mediante el cual se integran sucesos policíacos a tramas contiene tanto crítica social como pertinencia narrativa. La técnica, que también se observa en la producción de Stephen King, consiste en alternar varias capas de realidad a la ficción de manera dosificada. Hay suficiente elegancia en su modo de hacer sufrir a través de golpes emocionales.


Nuestra parte de noche incluye secuencias donde el terror seco, la violencia súbita y la angustia son tangibles. Aludir al terrorismo de estado durante la dictadura y ambientar el primer bloque de sucesos en un contexto turbio, de sonrisas ambiguas y falsas amabilidades, genera más miedo que un fantasma. También veremos fantasmas: todos los desaparecidos están frente a nosotros. Tras la muerte de Rosario, su esposa, Juan y el pequeño Gaspar viajan en auto hasta la casa donde Mercedes los recibirá en Puerto Reyes. Sabemos que el asunto terminará mal. La suegra es perversa; ella y la Orden están obsesionados con la inmortalidad—transferir su conciencia a otro cuerpo—y nosotros debemos caminar entre tinieblas, por senderos que recuerdan a las ilustraciones de Alfred Kubin.


La Oscuridad es un dios que solo Juan puede invocar, pese a sus problemas cardíacos. Esto lo convierte en un ser frágil, desconfiado. Enriquez consigue crear un personaje complejo, aislado socialmente, cuyo hijo heredará los mismos patrones. Ese legado inevitable convierte a Gaspar en un prisionero de una cárcel sin muros. Porque tiene a la Orden a sus espaldas, y aunque jamás los haya visto, es capaz de intuir el mal. La paranoia por una amenaza invisible lo está enloqueciendo: Gaspar huye de algo que está en su interior. Los dos bloques narrativos de sus aventuras con Vicky, Adela y Pablo, primero durante la infancia y luego en la adolescencia, son entrañables y tristísimos, nostalgia hardcore como en Déjame entrar de John Ajvide Lindqvist. 


Pero aquí no hay vampiros, sino una casa que hace desaparecer a las personas. Quizá, también, los ecos de Shirley Jackson. Y mucha, muchísima sangre.  


Los homenajes remiten tanto al Informe sobre ciegos de Sabato como a It de King, pasando por Cumbres borrascosas de Brontë, dioses primigenios marca Lovecraft, imaginarios ocultistas del gótico inglés y canciones de Bowie, quien hace un par de cameos. Lo malo: en detrimento del ritmo, se acumulan demasiados nexos argumentales que eslabonan pasado y presente. Lo bueno: dado que se trata de un artefacto literario cerrado sobre sí mismo, como el reloj en Cronos de Guillermo del Toro, este monstruo sagrado se ha ganado un sitio de honor en la narrativa contemporánea. Sabato: “Existe una belleza trágica, que puede ser tenebrosa. La belleza tenebrosa de ciertos sueños, por ejemplo. Lo que pasa es que la palabra belleza es muy proclive a ser frivolizada. Porque lo lindo nunca puede ser trágico o tenebroso. La belleza, sí.” 


Desde ya les anticipo que el cierre es devastador.  


Nuestra parte de noche. Mariana Enriquez. Anagrama, 2019.

 

10.8.21

landings 6 + 7_postal cubana


La Habana, Cuba. El 16 de Noviembre de 2007 se inauguraron las ediciones 6 + 7 de landings en dos espacios de Casa de las Américas, la Galería Latinoamericana y la Galería Haydée Santamaría, respectivamente. Artistas visuales de Cuba, Costa Rica, Guatemala, El Salvador, Puerto Rico, Belize/USA y México, orquestados por Joan Duran, concibieron los landings más elementales a partir del sonido y la electricidad.






Euforia


En un cuaderno amarillo tomaré nota de todo. 


Es un diez de noviembre de 2007. Llego a La Habana por la tarde, con Pepe y Alberto. Ya nos esperan en el aeropuerto y, tras el aterrizaje, somos trasladados a la residencia para estudiantes de Casa de las Américas (CA). El crepúsculo es tan hermoso como fascinante. En el malecón, Rubén, de unos treinta años, nos pide dulces para su hija. Intenta ir hasta nuestra habitación. Pepe lo trata con frialdad. 


Por la noche, caminamos a casa de Samuel, ubicada en El Cerro. Esperamos el autobús en un parque. El camión se llena todavía más. Vamos a una fiesta desconocida, felices. Gritamos. Será nuestra bienvenida, la primera y más apoteósica. Pepe, Alberto y yo volvemos en taxi a la residencia. Antes de subir al doceavo piso, paseamos de nuevo por el malecón. Hemos visto a Rubén. Le digo “acompáñame, te daré los dulces” y se queda en la entrada del edificio, esperando. Nunca lo volveremos a ver.


 

Publicidad


He visto aquí al menos tres tipos de carteles publicitarios: los de ideología comunista, los que acusan a Estados Unidos por el bloqueo económico y los que promueven la lectura. Burger King, Macdonald´s o Coca-Cola son franquicias ausentes. Se venden productos sustitutos. Una marca de cigarrillos cubanos se llama Hollywood. Víctor, artista de El Salvador, burlándose de la mercadotecnia, la piratería y la imitación de modelos norteamericanos, va a presentar una serie de películas apócrifas en la Galería Haydée Santamaría. Las portadas incluyen premios en festivales de cine que jamás existieron. Cuando abro los estuches, descubro que están vacíos. 


Por un lado, se montan todas las piezas que funcionan a base de energía solar y, por el otro, se instalan dispositivos de audio. Un par de chicos juegan en la terraza durante el montaje. El más grande camina de cabeza con las manos. El menor se contorsiona. Pepe y Alberto los fotografían. Mientras realizan su performance, alguien intenta vendernos una falsa moneda conmemorativa del Che Guevara. El vigilante les pide a todos que se marchen. Tres días después conozco a Franklin, un escritor de Nueva York, afuera de la galería. Hablamos sobre el silencio. Barremos hojas secas.


 

Lucky


Los edificios y las casas pertenecen a su propio tiempo. La arquitectura presenta corrosión. El agua carcome las paredes. Es fácil percibir el impacto de la sal sobre construcciones, aparatos eléctricos y escaleras. A lo anterior habría que añadir que tantos automóviles viejos imprimen una atmósfera de filme clásico a la escenografía. La vida en La Habana se detuvo. Los perros duermen, la ropa cuelga, las chicas viajan en autos antiguos y cada muro paga su tributo al mar. Pero los elementos en conjunto son increíblemente hermosos. 


Entre las jineteras, había una muchacha infectada de sida que tenía un perro llamado Lucky.


 

Episodio K


Desde mi llegada, intento resolver un problema con la tarjeta de débito que había comprado en Mérida. Alberto y yo recorremos más de tres cajeros y dos bancos, pero no logro retirar efectivo. Luego acudimos a la oficina de Caribbean Transfers. Esperamos un poco. La secretaria me entrega un número telefónico. “Habla con Viena”, me dice, como si se tratara de una operación secreta. Regreso a la residencia. Marco el número. Tras un par de llamadas, la mujer al otro lado del teléfono resuelve el asunto en media hora. La tarjeta se había bloqueado. El domingo, cuando intenté sacar dinero por primera vez, había tecleado incorrectamente mi clave tres veces. Error de memoria. “Ya la desbloqueamos, pero sea cuidadoso al escribir su número de identificación personal”, recomienda Viena. Ese mismo día, en otro lugar, a Karlo le duele una muela. Adislen lo acompaña a la clínica. Esperan, consultan. El médico prepara los instrumentos. Le pide a Karlo que tome asiento y abra la boca. Justo cuando van a intervenirlo, la operación se cancela porque no hay agua. 

 


De nada


Yulián es una chica de provincia que ha viajado a la capital con su amiga María porque necesita operarse los ojos. La he visto dos veces. La segunda ocasión, le regalo un libro de Bukowski. Nos hemos citado en un café. Platicamos media hora. De 7:10 a 7:45 PM. Acordamos reunirnos después, pero será imposible. No habrá tiempo de nada.


Tras una cena con el embajador de Taiwán en Belice, quien ha viajado con su familia para asistir a la inauguración de las exhibiciones, el grupo de artistas dará un paseo por la Habana Vieja. Pasadas las dos horas ocurre lo inevitable: el ánimo se desinfla. Pepe, Alberto, Franklin y yo seguimos caminando. Me recuesto sobre la banca de un parque, abro los ojos y recuerdo a Holden Caulfield. 


En Casa de las Américas, Joan Duran se refiere a landings como el guión de una película demencial y habla sobre las virtudes morales de los artistas que trabajan con él. Conozco muchos artistas hijos de puta y el 99.9 de los artistas de landings son valiosos como personas. Cada uno de nosotros antes de irse tiene que dejar este mundo un poco mejor. Jamás considero esto un trabajo. Lo considero una obligación.    


Un señor entre el público tira sus dardos. Ustedes, al realizar obras in situ, resuelven satisfactoriamente el dónde, ¿pero el qué y el cómo? ¿De qué manera resuelven el problema del contenido y la recepción del mensaje? Los artistas balbucean. Anyel habla del espacio específico. Paulina solo alega lo difícil que resulta medir las reacciones del espectador si uno se va al día siguiente de la inauguración. 


Ana, furibunda, me dice que las piezas no han sido hechas para todo tipo de público, y que los artistas no pueden subordinarse a la inteligencia, o la falta de inteligencia, del espectador. En todo caso, admite, algunas obras no están hechas para el gran público, sino solo para cierto grupo de personas. No sé hasta qué punto la dificultad ha sido resuelta. Tras la conferencia del martes 13, el viernes 16 continúa el debate. 


Obras de gran pobreza material y mucha riqueza en cuanto a posibilidades. Ojalá la gente se lo tome a bien, comenta Joan Duran. El mar arroja su furia el día que se inaugura landings. L6: El salón sonoro de la Galería Latinoamericana, donde se mezclan voces en sentido contrario, de distintos tonos, parece el interior de una cabeza esquizoide. L7: Atiborrada de pupilas, la Galería HS exhibe obras realizadas en función de la energía eléctrica que producen los paneles solares Ecosol. 


Cerca de 500 asistentes, la mayoría jóvenes, sienten curiosidad cuando escuchan los audios promocionales desde las bocinas de dos FIAT, modelo Polski, a la entrada de cada edificio. landings se ha vuelto esclavo de sí mismo: la síntesis del dónde, el qué y el cómo sigue siendo escurridiza. No obstante, La Habana fungió como un excelente maestro de ceremonias. En medio de los festejos, camino a la residencia. Fin de la transmisión.





El evangelio landings


Austeridad material, riqueza de espíritu, el mar rompiendo en el malecón a 90 metros: territorio landings. Proyecto ensamblado desde países donde los artistas han adquirido sensibilidad a base de carencias y limitaciones. landings es darle un giro a las adversidades. Su alcance guarda paralelismos con una revolución armada.


Si cada uno de los libros landings transmitiera una enseñanza profunda, éste, el blanco, el más metafísico de todos, hablaría sobre luz y tinieblas, sobre energías, pulsiones y fuerzas que transforman la realidad. La segunda lección moral del evangelio consiste en saber callar antes de emitir un sonido vano.


L6: casi a oscuras, los rostros de las personas perdían identidad y credibilidad, flotaban como partes desmembradas de cuerpos fantasmagóricos. Y quizás porque desconocemos los idiomas no escuchamos los gritos de auxilio, las afirmaciones irónicas o el tartamudeo de quien se ha cansado de esperar. La gente salía y entraba como si nada. Las ediciones 6 + 7 de landings cultivan el optimismo en tiempos de niebla y fanfarronería artística. Los elevados preceptos estéticos, inyectados en las venas de los 13 apóstoles, estructuraron un código lanzado desde el malecón en espera de buenos receptores. Una geografía de espíritu une las coordenadas y el gran momento ha de ocurrir a unos cuantos centímetros de las pupilas del espectador. Ceguera y luz metafóricas. En la isla está permitida la desilusión, la falta de fe.


L7: la electricidad a base de energía solar nos remite al descubrimiento del fuego. La solución está ahí. 1 disco de vinilo giratorio con 1 minúscula luz encima. 1 ventilador dirigiendo con sus bocanadas 13 rehiletes, 8 macetas con 13 + 13 plantas de maíz en crecimiento: sembrar, crecer, creer.


6 + 7 (13) elabora una metafísica de la energía eléctrica y solar, sublimándola hacia meditaciones de carácter sociopolítico a través de obras de una simplicidad y belleza desconcertantes. Definir conceptos no sirve de mucho para un proyecto eminentemente sensorial. Y ese es el propósito del presente volumen: acercarnos al instante de la magia que los voltios transmiten a las cosas, que las cosas transmiten a los seres y que los humanos llevan consigo hasta el momento del aullido final. Clic.


Christian Núñez

21 de Noviembre, 2007, Mérida, Yucatán 








 Imágenes: ConejoBelga + MID51 


entrevista con joan duran en dudumdush