En un derroche interdisciplinario, la
obra del pintor Alex Grey se integró a la música de Tool en los álbumes Lateralus
y 10,000 days (del 2001 y 2006, respectivamente) para dejar en claro que
la conciencia es capaz de hacer viajes por el cosmos usando su propio cuerpo
como llave hiperdimensional. De dichas colaboraciones salieron los videos Parabola
y Vicarious, que condensan terror a lo desconocido, surrealismo
psicótico y una parafernalia de símbolos herméticos. Profetas de lo
inexpresable y la perplejidad, Maynard James Keenan (vocalista de Tool)
proclama que “Todos nos alimentamos de la tragedia” en tanto Grey imagina
criaturas alienígenas en el interior del organismo que recorren galerías llenas
de ojos, formas geométricas y fuego místico. La violenta armonía del universo,
la proporción áurea y la secuencia de Fibonacci consolidan una psicodelia
metafórica que gira como la espiral del caracol, trazando significados que, a
su vez, dan lugar a nuevas alegorías.
Grey cursó medicina durante cinco años en
la Universidad de Harvard y trabajó en los departamentos de Anatomía y Medicina
de la Mente/Cuerpo haciendo disecciones de cadáveres e investigando sobre las
energías curativas. Aquellas experiencias científicas serían el motivo
inspiracional de la serie The Sacred Mirrors, en la que estudia la
relación mente, cuerpo y espíritu estableciendo un contexto de evolución
cósmica, biológica y tecnológica del ser humano. Las 21 piezas en tamaño
natural representan el cuerpo como portador de dos sistemas, psíquico y
energético, relacionados con la línea evolutiva. Y de la misma forma que la
Catedral Gaudí en Barcelona invitaba al público a contribuir a su edificación,
Grey explica que la Capilla de los Espejos Sagrados (COsM, por sus siglas
en inglés) fue abierta a la humanidad para “iniciarla” en el milagro de estar
vivos.
La exhibición de arte conceptual es un
viaje psicodélico a través de galerías con retratos de Cristo, Sofía (la
sabiduría), Avalokitesvara (el bodhisattva
de la Compasión), la red de la mente universal, las tres parejas de razas
universales (asiática, africana y caucásica), los sistemas muscular, visceral,
linfático, circulatorio, nervioso, y el esqueleto. Dos puertas de acceso —el
mundo material y el espiritual— abren y cierran la travesía. “Nosotros vemos/sentimos/probamos/tocamos nuestro mundo./Y a veces olvidamos la pura
maravilla/de nuestro breve paso por la Tierra”, escribe el propio Grey en
una emotiva introducción poético-filosófica. Las obras poseen un
estilo realista que incorpora filamentos luminosos, filigranas, espirales,
estructuras de ADN, vórtices y fractales que son, obviamente, efectos derivados
de sustancias alucinógenas que Grey ha consumido, como el LSD (dietilamida de
ácido lisérgico) y la DMT (dimetiltriptamina) contenida en la ayahuasca.
La serie Progress of the Soul,
anterior a los trabajos de la capilla, entrega más visiones alucinadas. New
man, new woman (1984) ilustra cómo una pareja recibe rayos puros de luz en
el tercer ojo, sede de la famosa glándula pineal, que para Descartes era la
región donde se ubicada físicamente el alma. Kissing (1983), Copulating
(1984), Nursing (1985), Pregnancy (1988), la aterradora Birth
(1990) —que describe un alumbramiento— o New Family (1985-1986) se valen
de múltiples ondulaciones cromáticas. La colosal pieza Theologue (1984)
despliega un plano geométrico donde sólo hay un hombre sentado en flor de loto,
fuego y montañas. En Dying (1988), cuya imagen es la portada del libro DMT,
The Spirit Molecule del Dr. Rick Strassman, un moribundo aparece rodeado de
ojos abiertos. Años después, en el documental homónimo de Mitch Schultz, Grey
se referiría a la DMT como un acertijo y una paradoja. ¿Pero qué hay detrás de
esta afirmación?
La dimetiltriptamina, un alcaloide
hallado en plantas y seres vivos, es una droga natural no adictiva. Provoca
visiones, despliega la mente y genera viajes a dimensiones alternas,
comunicaciones no verbales con seres desconocidos, sentimientos de éxtasis y
fusión entre el cosmos y la naturaleza. Se asocia con los efectos visuales del
sueño y con la experiencia de la muerte. No falta quien se pregunte porqué hay
DMT en los cuerpos, plantas como la ayahusca, los mamíferos, y cuál es su
función en los seres humanos. El documental de Mitch Schultz, lanzado en 2010,
arroja diversas opiniones al respecto. La Dr. Leanna Standish dice que “en
cuanto a los problemas más serios de nuestra época, nuestras medicinas son
impotentes, pero con la ayahuasca hemos descubierto una medicina verdadera.
Medicina con M mayúscula”, y se pregunta si ésta puede, además de afectar
nuestro estado psicológico, cambiar el estado físico de nuestro cuerpo,
curarnos. En tanto surge una respuesta, Alex Grey sigue pintando.
–Christian Núñez