20.7.15

goodnight mommy_madre solo hay una


Infancia y muerte, doble combo.

 
Dirigida por Severin Fiala + Veronika Franz, Goodnight Mommy (Ich seh Ich seh en el original alemán) se afianza en la representación de lo cotidiano para contarnos la historia de un par de gemelos cuya madre ha salido de una complicada cirugía, tras la cual vuelve a casa con el rostro cubierto de vendas. De estilo realista y seco, muy en onda con el cine de los austriacos Ulrich Seidl—productor—y Michael Haneke, la película urde nuestras emociones primitivas arácnidamente, combinando tensión y ambigüedad hasta conducirnos a una lección privada de violencia doméstica.

Ante una mujer que podría haberse colado sin su consentimiento, los niños inducen lo que podría haber ocurrido. Los hábitos de la progenitora señalan un siniestro reemplazo, y gradualmente los eventos se vuelven más sospechosos, bañados de una sordidez que pronto termina por enroscarse al cuello del espectador. Es en este punto cuando podemos apreciar el fino sesgo psicológico de la trama, como cuando advertimos una imagen doble en los ejercicios de ilusiones ópticas. Goodnight Mommy ejecuta una Gestalt potente, cargada de imágenes dobles y esquizofrenia.

Si es verdad que la infancia brinda el terreno perfecto para la perversidad polimorfa, los ojos de Freud quedarían atónitos ante la conclusión de esta pequeña joya de terror contemporáneo. Todo sea por los buenos golpes emocionales. Su forma de abordar la obsesiva imaginación infantil remite lo mismo a The Babadook que a El laberinto del fauno, aunque su tratamiento desprovisto de retórica fantástica nos trae a la mente los recursos oblicuos de La cinta blanca y El inquilino. En fin, seguro que no dejará indiferente a nadie. Porque madre solo hay una, y tiene que ser la nuestra.



La perturbadora ilusión de los dobles.

Goodnight Mommy
Severin Fiala + Veronika Franz
Films Distribution, 2014