Analizamos la vigencia de un álbum fascinante a dos décadas de su lanzamiento.
Con letras más bien crípticas y elaboradas atmósferas sonoras, A Perfect Circle lanzó Mer de noms el 23 de Mayo de 2000. Un álbum importante en todos los sentidos, titulado así por la cantidad de nombres que se incluían a modo de títulos de canciones. Los seguidores de Maynard James Keenan, el vocalista de Tool que ahora se fusionaba con el guitarrista Billy Howerdel, esperaban un disco con la misma tesitura rítmica; sin embargo, esta pieza de arte respira bajo un clima esotérico de resonancias emocionales intensas. Más que derivar en un trabajo de metal progresivo, la primera placa de APC siembra las raíces de una estética misteriosa, sensitiva y mística. Poco a poco, a lo largo de su trayectoria, se consolidará como un proyecto sólido e independiente de la fuente madre.
Además de Keenan + Howerdel, el quinteto estaba integrado por Josh Freese (percusiones), Paz Lenchantin (violín) y Troy van Leewen (guitarras). El apartado visual también cosechó un séquito de admiradores que veían en los símbolos rúnicos la oportunidad para tatuarse mensajes ultraestilizados. Mer de noms puede ser apreciado como una obra de arte íntegra, ramificada en imágenes, conciertos, colaboraciones insólitas y una calidad musical sobresaliente. En Febrero de 2019, la prestigiosa revista Metal Hammer comentó que «Mer de noms es más instantáneo, accesible y frágil que cualquier cosa a la que Tool le haya puesto su nombre, pero comparte el mismo tono elegante, la soberbia composición de las canciones y, obviamente, la poderosa voz de su icónico líder.»
Temas como The Hollow, Magdalena, Orestes, 3 Libras, Renholder o Thomas gravitan alrededor de un planeta desconocido, rojizo, insoportablemente magnético. Exploran los límites del erotismo, la religión, las tragedias griegas y la melancolía de los amores imposibles. No obstante, el conjunto final es más que la suma de sus partes, adquiere un estrato superior debido a la madurez compositiva, el nivel de inmersión emocional y el desesperado encuentro con la belleza. Luego vendrían tres placas más, Thirteenth Step (2003), Emotive (2004) y Eat the Elephant (2018). Con el paso del tiempo, APC deja atrás la disonancia por la armonía, abandona sus consignas trágicas a favor de la protesta política y abre nuevos círculos en búsqueda de la perfección, quizá inalcanzable.
En retrospectiva, Mer de noms será su mejor apuesta.