Ascenso y caída. El 15 de septiembre de 2008, durante
la quiebra de Lehman Brothers, Sotheby’s ponía en subasta 223 obras de Damien
Hirst, entre las cuales había un becerro con cuernos y pezuñas de oro, vendido
en 18.6 millones de dólares. Esto nos da una idea de cómo funcionan las obras
artísticas en el contexto internacional. Josh Baer, periodista especializado en
el tema, señala que en realidad el mercado de las subastas es fácilmente
manipulable. Es ahí donde se activa la burbuja del arte, ya que una vez que se fijan
los precios en público, es posible subir los precios de todo el material en
privado, lo que reporta ventajas directas para las galerías. Sin embargo, tras
la crisis inmobiliaria que trajo consigo el tsunami financiero, en febrero de
2009 el volumen de ventas de las subastas descendió en un 75%. Acorde al ritmo
de las mareas, el mercado del arte actúa de formas caprichosas.
En su informe de 2015, Artprice indica que a pesar de
que existe una oferta pletórica de
artistas visuales, los coleccionistas compiten siempre por las mismas firmas,
sobre todo en el mercado de alta gama. De hecho, el 18% de los ingresos
mundiales de arte contemporáneo se reparten respectivamente entre Jean-Michel
Basquiat, Christopher Wool y Jeff Koons. La tríada reporta un total de 320,5
millones de dólares y, francamente, nos permite dimensionar la participación de
los artistas mexicanos a escala internacional, bastante menor aunque
significativa. En noviembre de 2014, Sotheby’s celebraba los 35 años del
departamento de Arte Latinoamericano con piezas de Rufino Tamayo, José Clemente
Orozco, Remedios Varo y Leonora Carrington, con cifras de hasta 4 MDD. En el
lote de los contemporáneos, participaban Dr. Lakra, Gabriel Orozco, Fancis Alÿs
y Carlos Amorales, entre otros.
No obstante, los maestros del siglo XX siguen siendo
los más buscados. Tamayo es un crack:
en mayo de 2008, vía Christie’s, alcanzó los 7 MDD por El trovador, superando a Raíces
de Frida Kahlo, vendido por Sotheby’s en 5.6 MDD. A Francisco Toledo y Abraham
Cruzvillegas tampoco les va nada mal. Diversas casas de subasta han posicionado
sus obras entre lo mejor del arte mexicano. Eso no impide que figuras como
Gabriel Orozco recurran a estrategias de promoción empresariales. “Uno no puede
llegar a pensar a la galería Kurimanzutto si no piensa en la figura de Gabriel
Orozco. Con él se puede ver la construcción de un personaje, y eso no había
pasado desde los muralistas mexicanos o Frida Kahlo”, sostiene el historiador
colombiano Daniel Montero. Y para cerrar con broche de oro, la casa de subastas
Phillips vendió el Baile de Tehuantepec de
Diego Rivera en 15.7 MDD a Eduardo Constantini, fundador y presidente del
MALBA.
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subastas descendiY la burbuja sigue creciendo.