El malestar
consumista da pie a una proliferación de clubes de boxeo clandestinos. “No
tenemos una Gran Guerra, una Gran Depresión. Nuestra gran guerra es espiritual.
Nuestra gran depresión son nuestras vidas”, predica Tyler. Se avecina un
desenlace explosivo, por decir lo menos. A estas alturas, Fincher decide dar un
giro hacia proyectos más accesibles, como Panic
Room (2002), un thriller claustrofóbico de tono convencional protagonizado
por Jodie Foster. Luego vendrá Zodiac
(2007), la historia de un asesino esquivo y una investigación malograda. Aquí
el asunto de la mediatización cobra fuerza: Zodiac no aparece, pero todos
quieren ser Zodiac. Fama y crimen se besan las manos. The Curious Case Of Benjamin Button (2008), basada en un relato de
F. Scott Fitzgerald, plantea una dolorosa reflexión sobre el tiempo. Un hombre
que nace anciano experimenta su juventud a la inversa. ¿La consigna? Nunca es
tarde para ser tú mismo.
The Social Network (2010) examina las raíces del simulacro social a
través de los orígenes de Facebook—con música de Trent Reznor y Atticus Ross,
colaboradores asiduos al ruido inteligente. Antes de volverse multimillonario,
Mark Zuckerberg era un chico de 19 años orgulloso, antisocial y pedante. Un geek translúcido. The Girl with the Dragon Tattoo (2011) vuelve al tópico literario
del Theatrum mundi: el periodista
Mikael Blomkist investiga el asesinato de Harriet, la sobrina de un poderoso
industrial sueco. Para ello, contratará los servicios de Lisbeth Salander, una
violenta hacker con memoria fotográfica. Sin embargo, nada es lo que parece. Gone Girl (2014), un ensayo sobre el
matrimonio perfecto y fallido, explora esta tesis en un paisaje diferente: Nick
y Amy, una pareja de escritores en problemas, construyen su versión personal
del infierno doméstico.
Ya sea por
las temáticas oscuras o el refinamiento visual, la filmografía de Fincher mantiene
una coherencia interna que, vista en retrospectiva, dibuja interconexiones. Uno
de sus proyectos recientes, la serie House
of Cards, repite el adagio de The
Game—“Todos actúan, todos fingen”—ahora en la Cámara de Representantes de los Estados Unidos. Más que un teatro,
el mundo es ahora una sala de cine digital. Una burbuja de aislamiento colectivo. Y Fincher nos dice: Mantén los ojos abiertos. Desengáñate.