28.6.22

demon's souls_volver a boletaria

 

A dos años de su lanzamiento,

revisitamos Demon’s Souls.



Con +100 horas de juego, terminar la primera vuelta del impresionante Demon’s Souls es una de las experiencias de gaming más satisfactorias para PlayStation 5. Boletaria, reino hundido en la decadencia y el horror, por fin se ha liberado de la niebla ominosa que lo amenazaba. Nunca antes el universo trágico de Hidetaka Miyazaki se había visto y escuchado de forma tan majestuosa. Blue Point consiguió elevar la calidad que ya antes From Software había establecido con estándares abrumadores. Remake y tributo al mismo tiempo, la presentación luce impecable, los paisajes inquietan por sus delicados matices, y cada personaje de la travesía nos envuelve con su narrativa melancólica. 


La fascinación ante lo ominoso es uno de los rasgos particulares de la experiencia estética que suele emerger mientras atravesamos cada mazmorra, cuando evadimos el ataque de una mantarraya celeste y en el momento de enfrentarnos a feroces demonios que triplican nuestra complexión. Moriremos innumerables veces y sentiremos frustración. La rabia y el instinto servirán de estimulantes para que la adrenalina nos empuje hasta el último duelo. Vamos a optimizar nuestras armas, aumentaremos los niveles de sangre y estamina. Demon’s Souls nos enseña templanza, resiliencia, humildad. Aquí recuerda a Beckett: Prueba otra vez. Fracasa otra vez. Fracasa mejor. En términos de dificultad, no da concesiones. 

Si esperas un título accesible o casual, esta no es la mejor opción. De hecho, si has jugado alguno de los Dark Souls o Bloodborne, sabrás que la fórmula ha sufrido modificaciones, pero a final de cuentas lo que caracteriza la serie es un elevado componente masoquista. Uno podría incurrir en el error de suponer mayor flexibilidad para un título de dos generaciones pasadas. Sin embargo, el remake es tan demandante como el original de 2009 para PS3. Por ello, acostúmbrate a sus reglas. La carga de equipo es limitada. La mayor parte del tiempo jugarás en tu versión desprovista de humanidad. Tendrás que utilizar un anillo para que tu barra de sangre no se vea tan disminuida. Pequeñas lecciones de estoicismo.


Además, el sistema de juego incluye un nivelador kármico—Tendencia del Mundo—que va del blanco al negro puro, y cuando recorras un nivel en su versión más sombría, tendrás que lidiar con los espectros rojos: un auténtico dolor de cabeza. Pero ánimo, a medida que avances, la recompensa de vencer enemigos que parecían imposibles, el sentido de progresión bien estructurado y los admirables valores de producción harán que cada partida sea entretenida y épica. Demon’s Souls es el primer eslabón de una saga que sigue vigente. Volver a sus laberintos—morir y recomenzar—tonifica la experiencia. A dos años de su lanzamiento, es una de las exclusivas más recomendables en el catálogo de PlayStation 5.