No
temas a la oscuridad, amigo mío,
y que
comience la fiesta.
Cenizas a las cenizas
La octava generación de consolas nos dejará un emotivo
epílogo. La Dark Souls Trilogy arribó
hace algún tiempo en Playstation 4 y Xbox One con una edición de 3 discos [Dark Souls Remastered, Dark Souls II: Scholar Of The First Sin
& Dark Souls III: The Fire Fades,
con todos los DLC incluidos] y es, hasta la fecha, la mejor manera de preservar
dicho legado. Hidetaka Miyazaki concentra su genio en esta saga épica de
dragones y reyes antiguos desarrollada por From Software. Vuelven los tiempos
de oscuridad, confusión y melancolía. Ya puedes morir en paz, una y otra vez,
por los siglos de los siglos.
La serie Souls posee
una dificultad absurda y enloquecedora. Los tres títulos que componen este
paquete se caracterizan por humillar al jugador hasta las lágrimas. Cada jefe final
puede ser tan frustrante como un rechazo amoroso. En más de una ocasión, tu
torpeza se traducirá en insultos, brotes hostiles contra el mando y pérdida de
recursos vitales. Podrías pensar: Una vez
que perfeccione mi técnica, aprenda los patrones y practique, mi confianza
regresará. Pero no. Siempre habrá un peligro nuevo, una ingeniosa forma de
morder el polvo, una carcajada en tu contra.
No obstante, la sensación de triunfo cuando derrotes a un
enemigo será inmensa. A nivel orgánico, frente al monstruo, segregarás una
cantidad enorme de adrenalina. Esa tensión se transformará en atrevimiento.
Estás solo. Deberás protegerte. El acto mismo de medir fuerzas con engendros
colosales y pocas opciones a tu favor tiene su lado heroico, terapéutico. Dark Souls sabe cómo premiar la
paciencia y la fe perdida. Sin duda, es uno de los mejores videojuegos de rol;
ha ido puliendo su gameplay hasta
afilarlo. El eslogan Prepárate para morir
no miente. Vas a sudar sangre.