La mayoría de los juegos de naves para PS3 pésimos.
De hecho, no hay muchos. Además de haber visto unas cien películas de terror,
me he pasado los últimos dos años de mi vida intentando encontrar algún shoot
‘em up que valga la pena. Aunque sea uno. Un solo matamarcianos que alce la voz
y diga: yo soy el bueno, como una especie de Jesucristo intergaláctico.
Uno solo que afirme: Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados,
soy el maldito hijo pródigo. En su Tratado de historia de las religiones,
Mircea Eliade dice que el ser humano empezó creyendo en ciertas entidades
sobrenaturales que explicaban los fenómenos de la vida cotidiana. Así nacieron
las religiones uranas, que en realidad son un intento por explicar el
mundo postulando la existencia de un elemento celestial que sobrepasa el ámbito
doméstico: la lluvia, el sol, el viento, las constelaciones. Cuando ves Prometeo
de Riddley Scott te queda clarísimo. Quizá las religiones del futuro nos
laven el cerebro con matamarcianos y ciencia ficción.
En 2012, un amigo me ayudó a conseguir Gradius V, que en sus días fue lanzado
para la PlayStation 2. Lo desarrolló Treasure, el mismo equipo de Ikaruga y
Radiant Silvergun, por encargo de Konami. Lamentablemente, el PS2 que me vendieron
no lograba leer el disco y, tras muchas tribulaciones, tuvimos que devolver el
producto. Era el segundo intento por jugarlo, ya que unos días antes había
instalado en mi laptop un emulador de esta consola, pero no arrancaba al 100% y
la compu empezó a fallar. Se recalentaba, se apagaba repentinamente y decidí
abortar la misión. Más tarde descargué una maravilla de Digital Reality +
Grasshopper Manufacture, Sine Mora, en la PlayStation Store de Sony. Un
magnífico título multiplataforma, que ahora está disponible para dispositivos
IOS con un joystick virtual, por cierto. La historia gira en torno a una tropa
de mamíferos humanoides rebeldes que viajan por el tiempo, todo ambientado con
una preciosista estética diesel punk. Muy bonito y difícil y deslumbrante y con
un gran apartado sonoro, creo que no tiene defectos, aunque requiere mucha
concentración.