Esta es la historia de Calíope, un personaje intersexual de vocación homérica.
Musas, ¿están ahí? Respondan por favor. En Middlesex, Jeffrey Eugenides (Estados Unidos, 1960) ensambla varios conceptos como un puzzle narrativo. De entrada, el gancho para un lector curioso es la condición hermafrodita de la protagonista, Calíope Helen Stephanides, quien vive como niña hasta la adolescencia y luego se convierte en Cal a secas. «Nací dos veces: Fui niña primero, en un increíble día sin niebla tóxica de Detroit, en enero de 1960; y chico después, en una sala de urgencias cerca de Petoskey, Michigan, en agosto de 1974. (…) Como Tiresias, primero fui una cosa y luego otra.»Ya que la literatura no abunda en personajes de esta naturaleza—el Orlando de Virginia Woolf; el citado Tiresias de Las metamorfosis de Ovidio; Herculine Barbin, que en sentido estricto no es un personaje sino un caso clínico analizado por Michel Foucault—, la odisea de Cal trata sobre un hermafrodita de carne y hueso, menos metáfora y más realidad. Y así, lo que unos llaman incesto, pero otros le dicen familia endogámica, es el detonante para una historia de magnitud épica, que no escatima en referencias a Minotauro y Quimera, aterriza en la Detroit de Henry Ford, viaja después a Berlín y le rinde homenaje a Fankz Kafka.Desde el plano narrativo, el autor resuelve las dificultades adoptando una voz omnisciente, que se pasea por los jardines del espacio/tiempo para contar sus orígenes mundanos. Sin embargo, la aventura no solo es de carácter épico, sino genético, histórico y generacional. Es al mismo tiempo una novela de iniciación, una saga familiar con ecos a Hijos de la medianoche de Salman Rushdie, y un bestseller que obtuvo el Pulitzer en 2003. Eugenides se propuso crear la ambiciosa gran novela americana y, de paso, describir fielmente las emociones y anatomía de una persona intersexual.«Se trata de un libro que, al igual que su narrador hermafrodita, fue escrito para ser un híbrido—explica el autor de Las vírgenes suicidas. Es en parte una epopeya en tercera persona, pero también un relato sobre la llegada a la edad-de-la-razón narrada en primera persona. Quise que Middlesex fuese un tipo de novela genómica. No obstante, quise hacer esto sin perjudicar el relato ni ser demasiado modernista o posmodernista. No quería que este tipo de preocupaciones, en suma académicas, pasaran a ser el relato: quería que apenas lo sustentaran.» Como sea, estamos ante un título más que recomendable. ¿O no, Musas?
Nací dos veces.
Middlesex (2003), Jeffrey Eugenides. Traducción de Benito Gómez Ibáñez. Anagrama, Barcelona.
Publicado originalmente en FAHRENHEITº Magazine [03.08.2016]