octubre 05, 2016

miguel castro leñero_paisaje para armar


El próximo jueves 6 de octubre, Miguel Castro Leñero (Ciudad de México, 1956) presentará la muestra Paisaje para armar en Lux Perpetua Art Centre. A propósito de ello, el artista nos habla sobre los símbolos recurrentes de su trabajo.

CONSTRUCCIÓN 
Paisaje para armar reúne trabajo reciente que abarca pintura, dibujo, gráfica y escultura. Parto de un mundo de imágenes que circulan todo el tiempo que no tienen un carácter artístico sino más bien informativo. Puedes ver anuncios de señalética de aviones, flechas, un letrero de no estacionar. Elaboro una investigación sobre ese universo que desechamos. Dichas imágenes tienen una belleza que detona la construcción de nuevas imágenes.
 
SÍMBOLO 
El ser humano está vinculado por naturaleza a la imagen y al símbolo. Somos seres simbólicos casi por genética, animales sígnicos. Ese es el materal duro al que recurro, porque creo que el ser humano tiene implícita una carga simbólica en su vida.

CASA 
Trabajo con imágenes icónicas. La casa es un buen ejemplo. Por un lado, a través de ella exploro el ambiente, mi realidad, mi ser personal. Por el otro lado también hay un gusto por el espacio arquitectónico. En este sentido, la casa abarca dos realidades: la metáfora de lo que somos y del espacio que habitamos. Pero también puede ser un símbolo corporal: la casa como imagen corporeizada. 





AVIONES 
Los aviones funcionan como espacios en términos momentáneos y relativos, que señalan nuestra manera de habitar. El avión como diseño, como forma, es una imagen muy bella. Y como imagen real es ambivalente: nos puede inspirar terror, volverse un símbolo de devastación y bombardeos. Pero también representa unión, te vincula con otras ciudades. 


ELEFANTES 
Asimismo, procuro que algunos signos puedan entreverse en el trabajo. Por ejemplo, elaboré una serie sobre animales. Hice unos elefantes, y todos tienen una cuerda, que podía ser perceptible o no, pero nadie me preguntaba por qué la tenían. Un símbolo de sometimiento, de dominio.

POESÍA 
Me gusta leer poesía, género que también tiene una carga simbólica. Podemos decir que mi trabajo se presenta como pequeños haikús. Detrás de la resolución aparentemente sencilla existe un depuración muy fuerte, e intento buscar todas las posibilidades que una imagen pueda tener. Como afirmaba Mies van der Rohe: Menos es más. Ser simple en el mundo es complejo. 





PALIMPSESTO 
Intento adentrarme en un tema para ver todas las posibilidades que ofrece y no conformarme con las primeras imágenes que salen, sino profundizar más. Ver de qué otra manera es posible desarrollarlo. Qué le sobra, qué le falta. Es un ejercicio de paciencia, de no frustración. Casi todos mis cuadros tienen capas de imágenes, como un palimpsesto, donde vas distinguiendo lo que está atrás. Eso le otorga un contenido muy rico. Crea densidad.

TALLER 
Para mí ensuciar es una parte muy importante del proceso creativo. No tener pena de tirar las cosas, que caiga la pintura y ensucie las paredes. Los cuadros tienen formatos que involucran mucho el cuerpo. Necesito moverme, necesito cargar, necesito ensuciar. Raspar. Solo en mi taller puedo hacer eso.



Paisaje para armar permanecerá en exhibición durante el mes de octubre.
 

 Edición de textos: Christian Núñez
Imágenes: Lux Perpetua
Casa desplegable (2016), óleo sobre tela, 100 x 190 cm
Estudio sobre una casa III (2016), tinta acrílico y grafito s/papel japonés, 66 x 101 cm
Elefante en rehabilitación (2016), óleo sobre tela, 80 x 100 cm
El perro de Batman (2015), escultura en bronce, 35 x 29 x 13.3 cm 
Elefante de trompa, escultura en bronce, 32 x 34 x 13 cm



octubre 03, 2016

barbara mcclatchie_pintar con luz


La fotógrafa canadiense captura la infinita belleza del deterioro. 

Tras haberse desempeñado como fotoperiodista y publicar sus ensayos en The World & I, de la empresa Washington Times, la artista visual canadiense Barbara McClatchie trae al Museo de la Ciudad de Mérida una propuesta de fotografía abstracta con reminiscencias a Pollock, Rothko, Turner y Klimt. Sus estudios en lengua inglesa, francesa y española la han llevado a concluir que la pintura abstracta y la poesía son semejantes en tanto ambas condensan pensamientos y sentimientos, como en el caso de los haikús literarios y los color fields neoyorkinos. McClatchie utiliza los lentes fotográficos “de modo poco ortodoxo”, sin explicar exactamente en qué consiste su rompimiento con las técnicas tradicionales. “Simplemente uso los lentes wide angle y macro como no se deben de usar. Yo pinto con luz y mis tubos de pintura son los objetos que las personas dejan a su paso.” Formalmente, las piezas tienen densidad cromática, juegos rítmicos entre las diferentes capas que integran la superficie y bloques de elementos híbridos, en estado de oxidación o descomposición orgánica. Poesía visual del deterioro (que hace pensar en los booklets del Kid A y el Amnesiac confeccionados por Stanley Doonwood para Radiohead), el Método McClatchie nos deja intrigados.

En su reseña periodística sobre la primera serie de Abrazando lo accidentado, recientemente presentada en la Galería del Callejón del teatro Peón Contreras, Laura de la Mora observaba que el trabajo de la fotógrafa “es un registro que el paso del tiempo pinta en muros, superficies metálicas o de madera, y en objetos como láminas y quillas de barcos.” Así, Barbara descubre “la poeticidad visual del entorno y capta paisajes que el deterioro genera al descascarar, oxidar, corroer, perforar, desdibujar e imprimir colores” (Por Esto!, 7 de marzo 2010). “Mis obras actuales son más complejas”, explica la fotógrafa en alusión a la serie Abrazando lo accidentado II. “He avanzado con la intención de hacer más profundo el espacio para caerme adentro. Primero estudio la composición, voy jugando con el centro y las esquinas. Después intento abrir las composiciones y jugar con los colores. Hubo un tiempo en que no trabajaba tanto con las sombras, y ahora le doy más importancia al control de la luz para concederle otra dimensión a la imagen. También he abandonado las metáforas. Pensé que debía soltar el ancla, irme, porque antes hacía paisajes, y yo quise llevar esto a otro nivel. El abstracto por sí mismo debe bastar.”

La artista decidió no titular su nueva serie, puesto que provocar la curiosidad del espectador y darle la respuesta es no permitirle servirse de su propia imaginación. “Yo quiero que la gente empiece a decirse: la realidad es muy extraña. Cuando no doy un título, la gente se pasa descubriendo otras cosas, cien realidades.” Cuanto miren los ojos creado sea, / Y el alma del oyente quede temblando, escribía el poeta creacionista Vicente Huidobro y, como él, Barbara McClatchie sustituye el mimetismo por un lenguaje abierto a mil interpretaciones, como la prueba Rorschach. “Me vuelvo loca cuando la gente dice: ella hace texturas y pinturas de paredes. Yo lo que hago es transformar la realidad, con otro nivel de apreciación. No son simplemente texturas, sino composiciones integrales de luz y color. Hoy cuando estaba trabajando en la calle, un joven se paró un buen rato observándome y luego me dijo: ¿Dibujos, verdad?  Me encanta cuando alguien entiende lo que estoy haciendo. ¡Mejor que la policía que suele pensar que estoy sacando fotos para una compañía de seguros! Es a través de la imaginación que te vas a liberar, y hay que romper las reglas de vez en cuando. ¿Cuál es mi consejo? Abrazar lo accidentado”, finaliza.  
 
Texto de sala correspondiente a la muestra Abrazando lo accidentado II, presentada en el Museo de la Ciudad de Mérida en Mayo de 2010.



A la memoria de Barbara McClatchie

  Archivo CONEJOBELGA


septiembre 27, 2016

maratón woody allen

 

En sus películas, Woody Allen reúne comedia,  jazz y situaciones descabelladas. 

 ¿Cuáles son tus favoritas?


Lo primero que un voyeur reconocerá en la sala de cine es la soltura que muestran los personajes de Woody Allen para simpatizar con el público, incluso si son los antagonistas del reparto. Lo segundo es que muchas de sus interacciones parecen casuales, fluidas y callejeras; el director neoyorkino escribe sus guiones con envidiable naturalidad. En apariencia no ocurre nada, los diálogos se amontonan, el tiempo pasa y, de pronto, los eventos terminan por volverse destino. Hay una maestría jazzística en eso. Por último, la encantadora neurosis: Allen presenta el perfil de un artista que aprendió a liberar sus complejos a través del celuloide. «Yo diría que existo más felizmente en mi vida de fantasía que en el mundo real. Puedo imaginar cualquier cosa que quiera, y es un placer», declara en una entrevista con Dick Cavett. Hasta aquí el psicoanálisis de bolsillo.

Si estuvieras en un maratón de Woody Allen, donde te encontraras a ex parejas sentimentales, que a su vez tropiezan con otras ex parejas adoloridas, quizá verías títulos como Annie Hall (1977), Manhattan (1979), Hannah y sus hermanas (1986), Match Point (2005), Vicky Cristina Barcelona (2008), Medianoche en París (2011), Blue Jasmine (2013) o Un hombre irracional (2015). Digo nombres al azar; la filmografía de Allen es un mapa selecto de ciudades románticas y grandes historias. Los conflictos amorosos y la angustia de la vida en pareja se aderezan con stand-up existencial. «¿Por qué estamos aquí? ¿Qué estamos haciendo aquí? ¿De qué va esto? ¿Por qué es importante que envejezcamos, por qué morimos? ¿Qué significa la vida? Y si no significa nada, ¿de qué sirve? Esas son las grandes cuestiones que nos vuelven locos, no tienen respuesta, y uno tiene que seguir adelante y olvidarse de ellas», comenta el director.

Al final del día, Allan Stewart Königsberg (su segundo apellido es idéntico a la ciudad portuaria donde Immanuel Kant filosofó) se reviste de pesimismo, y vuelve a plantear las mismas preguntas irresolubles. El octogenario y prolífico cineasta atrae por su acento cómico, pero es también un creador malicioso que nos coloca en situaciones inesperadas. Y, claro, está el jazz, una afición que lo mantiene en forma. Toca el clarinete, como Calamardo, todos los lunes en el café Carlyle, con su New Orleans Jazz Band. ¿Pedimos algo?



¿De dónde venimos? ¿A dónde vamos? 
¿Hay posibilidad de tarifa de grupo?
Woody Allen



Publicado originalmente en  FAHRENHEITº Magazine [06.09.2016]