No existen motivos para leer poesía que sean válidos a cualquier individuo.
Harold Bloom sostiene que cada quien se ilumina a sí mismo con la elección de
sus lecturas, la cual se relaciona con algo que nos preocupa de forma urgente.
Considera bello idealismo al hecho de que la poesía una a las personas. Leemos
para encontrarnos, dice, y también para impulsarnos a un sentido más
abundante de la vida. En una entrevista reciente, habla también sobre su
condición de outsider dentro de la Universidad de Yale, donde imparte
sus propias materias, entre ellas Poemas: el arte de leer la poesía,
desde hace 55 años. Luego, da un golpe. Señala que «sólo importan tres
cualidades en una obra literaria: poder cognitivo (que incluye la originalidad,
por supuesto); belleza (esplendor estético); y sabiduría. Esas son las tres
cualidades. Solamente estas tres cualidades sirven para juzgar la literatura.»
Pleged Poetry/Poesía en prenda de Abigael Bohórquez, publicado por Mantis Editores/Quattro Poetry,
recupera textos del poeta sonorense en un homenaje póstumo. En el prólogo del
volumen, Ricardo Solís vincula estos versos con una ecléctica tradición
literaria mexicana que va de Carlos Pellicer y Efraín Huerta a Salvador Novo y
Renato Leduc, tomando de paso fórmulas estilísticas de Góngora, Garcilaso, Quevedo
y Boscán. La voz se construye a través de giros concéntricos reflexivos acerca
de la muerte y el SIDA como ángel guardián, el amor homosexual en sus distintas
fases y el aislamiento al que los escritores están condenados. Sufrimiento y
placer son elementos sine qua non. Bohórquez propone el acto poético
como un tatuaje de signos atroces que cada quien decide llevar adherido
por voluntad propia. De ahí, creo, la correspondencia con Bloom, y la sensación
de que el monólogo siempre nos acompaña.
Hace cincuenta años
que nací pedigüeño de amor,
y voy del paso
al paso,
antojadísimo,
de que al menos, Tú, Muerte,
no me abandones.
El sabor agridulce de ciertos fragmentos, con una atemporalidad favorable,
permite que aquellos lectores iluminados por su soledad simpaticen con los
demonios del poeta fallecido. Y, si la confianza rompe el hielo, inicien una
conversación debajo del puente. Pleged Poetry/Poesía en prenda no se
agota en una primera lectura. Ciertas versificaciones complejas exigen varias
exploraciones, un rodeo y una estocada. Lo difícil es estimulante. Tenemos una
deuda mayor con las referencias a obras clásicas en los epígrafes y los pasajes
de arquitectura sofisticada, la estrategia lingüística de la cual Bohórquez
hace un edificio con cientos de ventanas al abismo. De las cenizas a las
cenizas, los versos conservan un ímpetu de ángel y bruma inexplicable, de
«infinito a solas» y caja fúnebre abandonada el día del velorio en una estación
de autobuses. Remiten a la orfandad como una segunda madre taciturna de coño
perfumado.
Pero
he aquí
que Abigael Bohórquez
tiene que vivir.
A como dé lugar, se dice.
Resuelve. Vuelve a sentar palabra.
Y premoniza.
Andando.
Hoy es día de muertos.
Y por eso.
Dondequiera que esté, Bohórquez concentra en este libro un excelente manual
de combate, un soliloquio y una carta de despedida. En edición bilingüe, por
supuesto.
–Christian Núñez
Pledged Poetry/Poesía en prenda
Abigael Bohórquez
Translated by Beatriz Hausner
2011
Publicado originalmente en Origama [15.05.2013]