Christian Núñez (CN): ¿Quién es José
Díaz Cervera?
José Díaz Cervera (JDC): Un cabrón bien
hecho.
CN: ¿Por qué escribes?
JDC: Porque me hace sentir bien.
CN: T.S. Eliot anota en Cuatro
Cuartetos: «cada frase, cada oración, es fin y es principio / todo
poema es epitafio.» ¿Estás de acuerdo?
JDC: Sí, sí estoy de acuerdo. El
escritor no debe vivir en el pasado ni pensar mucho en el futuro.
CN: De tus poemas iniciales al estilo
actual, ¿identificas una línea directriz?
JDC: La buena sonoridad. Mis versos
tienen muy buen sonido en la métrica y en la poética.
CN: ¿Sigues pensando que la
literatura costumbrista yucateca es una soberana porquería?
JDC: Absolutamente. El costumbrismo
siempre ha sido una literatura deleznable.
CN: ¿Cuál es la importancia de los
premios literarios otorgados por las instituciones oficiales?
JDC: Abren la oportunidad de dar a
conocer una obra.
CN: ¿Cómo te fue con el recibimiento
de La piel entre la crítica y los lectores?
JDC: No lo sé, el libro salió hace
poco. Por ahí he visto comentarios muy escuetos, buenos comentarios del libro.
CN: ¿Con qué personaje —vivo o muerto—
te gustaría tomar un café?
JDC: Con Borges.
CN: ¿Cuál fue tu última borrachera
memorable?
JDC: Puta, no sé. El Viacrucis del
2010. Yo soy el Virgilio, el que convoca al Viacrucis.
CN: Háblanos del erotismo y la
mística en tu obra.
JDC: Siempre he dicho que no hago
poemas eróticos. Quizás hay un componente de sensualidad que genera sensaciones
eróticas, pero nunca he escrito un poema erótico. La mística tampoco ha sido un
elemento de mi obra.
CN: Entre Dios o el diablo, ¿con
quién te quedas?
JDC: Con el diablo.
CN: ¿Qué libro te ha cambiado la
vida?
JDC: La Tierra Baldía, de T. S.
Eliot.
CN: ¿Cómo te ha ido con la
filosofía?
JDC: Me ha ayudado mucho a pensar con
orden, a ser riguroso y ese rigor empieza a reflejarse en mi poesía. Gracias a
la filosofía he logrado terminar un libro con el que estaba trabajando desde
hace 5 años. Creo que ahora sí logré un producto de muy buen nivel.
CN: ¿Vinculas el pensamiento de
Bachelard con tu estilo?
JDC: No, porque para Bachelard la
poesía, la que él aprecia, está muy vinculada con los problemas del ser.
CN: ¿Qué tanto hay de Fernando
Pessoa en Manual del fingidor?
JDC: Yo creo que sólo la referencia de
la heteronimia. En cada parte del Manual del fingidor hay una poética
diferente, aunque con un aire de familia, dando oportunidad a las diferentes
voces de que se expresen.
CN: ¿Qué opinas de los mass
media en una sociedad teledirigida y adoradora del simulacro?
JDC: Que han sido más una desgracia que
una bendición. Y esto no es culpa de los mass media en sí mismos, sino
del empleo que le dan los usuarios.
CN: ¿Por qué te gusta ir contra lo
políticamente correcto y en ocasiones pareces conservador?
JDC: A mí ya las etiquetas no me
interesan. Que cada quien me califique como se le dé la gana, no me ofende. Eso
por un lado. Por el otro, soy muy cabrón. A veces escribo cosas con las que no
estoy necesariamente de acuerdo, sin embargo soy un provocador. Yo no espero
tener nunca la última palabra, en ese sentido me he convertido en un buen
filósofo. Al filósofo lo que le interesa es que gane la verdad.
CN: ¿Cómo definirías la poética de Para
astillar la longitud del rayo?
JDC: Es un libro en el que estaba
tratando de ser mucho más consciente y medido. En Licantra quería
experimentar. Manual del fingidor tiene algo de ventrílocuo. Y Para
astillar la longitud del rayo no renuncia a cierta ampulosidad, aunque
trata de ser moderado.
CN: ¿En quién te inspiraste para
escribir De amor y piedras?
JDC: No sé [risas]. La
inspiración no es algo que vaya conmigo. No hay ningún componente anecdótico.
Yo me enamoro platónicamente de todas las mujeres bellas que conozco. Muchas
veces, también, trabajo a partir de un ritmo, como en el poema de François
Villon en Para astillar la longitud del rayo.
CN: ¿Cómo reaccionarías si tu peor
enemigo te abrazara y te dijera: Para qué sirve la poesía?
JDC: Para eso. Para que un día alguien
que se dice tu enemigo se diga tu amigo. Aunque yo no me considero enemigo de
nadie. Y fíjate que sí me han pasado cosas así. Conozco gente que me vio con
animadversión y luego leyó algo mío y cambió su actitud.