11.7.18

rosaura luna_el muro y la piel


Dos conversaciones con Rosaura Luna,
en distintos momentos de su trayectoria,
dibujan un retrato vigente.


El 24 de julio de 2015 cayó en viernes. Rosaura Luna llegó a un café del Centro Histórico de Mérida y platicamos durante 57 minutos. Los temas iban y venían en torno a la situación de las artes visuales bajo la perspectiva de una estudiante de la UADY que cursaba el décimo semestre. Son los primeros signos hacia un proceso más profundo.


HERRAMIENTAS  
Cuando salí de la prepa, no tenía idea de qué iba a estudiar; era mala para la escuela y no sabía qué iba a hacer con mi vida. Me aplicaron varias pruebas para ver cuál era mi orientación profesional, y en todos salía artes, artes, artes. Y bueno, me dije: a ver qué onda. Y me inscribí a la universidad para ver qué tal.

Durante el tiempo que estuve en el Consejo Estudiantil en la UADY [2013], los estudiantes no estaban satisfechos con ciertos maestros ni con espacios físicos o las insuficientes herramientas que teníamos. Por ejemplo, la ESAY cuenta con una sala en el Museo Fernando García Ponce-Macay, y nosotros no tenemos ningún espacio dentro de la universidad para exponer. Más o menos en esa época, hice mis prácticas profesionales en Zoma Gráfica, con Ernesto Novelo. Él me enseñó prácticamente todo lo que sé de metal en grabado, y en la escuela aprendí xilografía, una técnica un poco más sencilla, más rápida. También hice una estancia en la Ceiba Gráfica, en Veracruz, junto con nueve estudiantes más, para aprender una técnica de grabado en piedra. Por último, en Málaga estudié cuatro asignaturas: historia contemporánea, nuevas tecnologías, dibujo contemporáneo y arte en torno al espacio.


EXPLORACIÓN
Al principio, me dediqué a explorar. Siempre he sido muy fan de los temas oscuros, como de terror y así, pero en realidad estaba explorando la técnica. No tenía gran importancia. Ya después empecé a interesarme por temas políticos. Cuando ganó Enrique Peña Nieto, para mí fue traumático. Me puse a investigar y encontré que la corrupción no solo está presente en la estructura política, sino también dentro de las empresas. Por ejemplo, en la forma que nos venden los alimentos ya industrializados.

Yo no creo que la gente deba ignorar temas como el de Ayotzinapa, o el de los alimentos procesados, o cómo funciona el sistema legal. Estamos totalmente desconectados sobre lo que está ocurriendo en el país. Yo necesito hablar de la otra cara de la moneda, porque esa es nuestra realidad. Depende de cada quién, pero he visto en aumento el número de personas que quieren darse cuenta. Y no voy a parar, voy a seguir produciendo esto. Probablemente no tenga la mejor calidad, o tal vez sí, tal vez pueda hacerlo mejor, pero eso no importa. Es cuestión de práctica.


(AUTO) CRÍTICA
En la licenciatura de Artes Visuales/UADY hace muchísima falta la crítica. En la escuela, los alumnos exponen sus trabajos, entre ellos rayan las piezas, y esa es una forma de crítica. También me han robado obra. Y suelen decir: Ay, pues agradece que sí está padre tu trabajo y se lo quieren llevar. ¿Cómo voy a agradecer eso? Falta dar el paso para hacer esto de forma profesional, porque el trabajo no se respeta. Yo no soy de Mérida, soy de la Ciudad de México. Sé que hay mejores escuelas de arte allá, pero vine a radicar aquí por la seguridad. Mi familia tenía muchos problemas de extorsión. En retrospectiva, mi trabajo trata mucho sobre la dignidad, del ser humano y de la vida en general.

Como artistas, deberíamos interesarnos en el ser humano, y no seguir enajenándonos con lo abstracto, que no significa realmente mucho.

En la historia de arte contemporáneo en México ya hubo una ruptura, y todavía la vemos en el Macay, pero sigue habiendo una visión muy conservadora. Tuve la oportunidad de hablar con Pilar Cámara—que ya falleció—en un Simposio, y también conocí a Gabriel Ramírez. Y escucho su manera de hablar, y lo que proponen, y no es para nada lo que yo quiero hacer. No me funciona. Y eso es lo que está exhibido en nuestro museo más importante. Creo que está bien preservarlo, pero ya es caduco.

Volviendo al tema de la crítica, los artistas la necesitamos. Una crítica seria, objetiva y libre de aspectos personales, no un espectáculo, porque eso no nos ayuda a crecer. La autocrítica es fundamental, y también salirnos de la burbuja meridana, diversificarnos en cuanto a técnica y darle valor y contenido a la obra.


WHISTLEBLOWERS
En Málaga, me aloqué empecé una serie llamada Whistleblowers. Trata sobre las personas que están dentro de alguna organización gubernamental o empresa importante y denuncian los actos de corrupción. Como Edward Snowden, que denunció a la CIA y la NASA, además de otros alertadores que han descubierto información que debería competernos a todos porque es de interés público. Quise utilizar el arte para dignificar y presentar a estos personajes considerados verdaderos héroes contemporáneos que arriesgaron sus vidas a favor de la justicia.

Todo inició tal vez con la música. Cuando iba a la secundaria o preparatoria, oía música que hablaba sobre las injusticias sociales; quizá no lo entendía en su momento, pero ya después, conforme fui poniendo más de atención, entendí mejor. Siempre consideré importante el trabajo de estas personas, pues se arriesgan para transmitir un mensaje.


MUSEO
En estos tiempos, las cosas caducan rapidísimo y no puedes realmente definir tu arte. Pero sí hay que proteger esa parte humana que se ha ido perdiendo. Si te involucras demasiado con las instituciones culturales, en cierto modo estás vendiéndote para hacer lo que ellos quieren. ¿Y para qué vamos a tener una institución cultural si no nos dejan manifestar nuestra cultura? Hay que hacer un balance de eso. Porque ya están las instituciones ahí, y ya están funcionando, pero hay que trabajar también con el público. Si la gente no va al museo, nosotros tenemos que ir a la gente. Dar el siguiente paso.










El diálogo se reanuda el 18 de mayo de 2018, en BlackMoon Custom Tattoo, el estudio de Leto Martín. Rosaura me recibe un día después de haberse tatuado el hombro izquierdo. Le obsequio un libro de Tumbona Ediciones: 62 maneras de apoyar la cabeza (y unas cuantas más). Platicamos en una pequeña sala por un lapso de dos horas sobre tatuajes y feminismo. El tiempo vuela.


EXPO
Presenté un mural hace aproximadamente un mes, dos meses, no recuerdo exactamente, pero está en el Museo de la Ciudad, en una exposición que fue parte de la Semana de las Artes. Reunimos a varios ponentes, entre artistas, promotores culturales y museógrafos. El tema es el acoso callejero. Yo nunca hablo de esas cosas en mi trabajo. Siento que cuando me refiero al asunto, encuentro mucha resistencia, me tratan como si estuviera loca, hay gente que se ha atrevido a echarme la culpa. Entonces, lo evito. Pero justo cuando empecé a trabajar con Leto Martín, las cosas fueron cambiando, pues tanto ella como muchos otras chicas vienen y también comparten sus versiones.  

Hubo un tipo que llegó al museo y comentó que la pieza era el mural de Todos los hombres son malos. Afortunadamente, un compañero le explicó que desde su punto de vista, efectivamente, todos los hombres tienen el potencial de ser malos. El señor se sorprendió de no sentirse respaldado, y se fue.


MENSAJE
No puedo dejar de manifestarme políticamente. Al principio, no quería utilizar mi obra para quejarme, o para terapearme, y exponer el resultado. Eso no me late. Prefiero que sea una situación que haya logrado resolver racionalmente y luego pueda abordarla con los principios técnicos del arte. Porque siento que muchas veces, la banda que hace obra muy apasionada y sin pensar, ni siquiera está fijándose en que existe un bagaje técnico enorme. Puedes llegar a niveles de dominio en la pintura o el grabado como cualquier maestro de la historia, pero eso no va a suceder debido a que estés llorando y pateando el lienzo. Así no es. Si vas a enviar un mensaje con la obra, tienes que encargarte de que la comunicación sea correcta.

Prefiero a la gente que se interesa por cómo resolver lo económico, en qué círculos sociales se va moviendo, y que está puliéndose en su trabajo, a los artistas que andan como bohemios por la vida, improvisando sin lograr nada, ya sabes.


MURALES
Los principios o los discursos que aprendes en la universidad te hacen creer que eso es lo que debes de decir. Sin embargo, veo que quienes avanzan honestamente en sus propias ideas son los que tienen un trabajo más interesante. Si tienes esa parte resuelta, vas a empezar a conectar con la gente.

Los murales comenzaron casi por casualidad, porque yo hacía grabado y dibujos en formato pequeño, y un día un amigo me dijo: Te compro unos murales. Y le respondí: Si yo nunca he pintado un mural, no sé de dónde quieres que pinte un mural. Y bueno, pinté para su restaurante de mariscos sobre dos superficies, unos seis o siete proyectos en total. Y pues ahí siguen. Como los subí a Internet, me llamaron otras personas. Unos vatos que hicieron un proyecto de sustentabilidad con el Ayuntamiento de Mérida, me invitaron a pintar con ellos. De repente los mismos muralistas me llevaban a Sisal, donde por cierto el resultado fue un fracaso porque la pared se cayó a los tres días; no estaba bien adecuada. Pero siempre tienes que hacer ese tipo de cosas o enfrentarte a cierto problemas para aprender.

Lamentablemente, en la escuela te enseñan aspectos muy básicos. Lo teórico está avanzado, pero no trasciende a la historia contemporánea. Se queda hasta el siglo 20, y no te hablan de las tendencias actuales. Vemos hasta las vanguardias, hiperrealismo y un poco de Duchamp, pero ya pasó demasiado tiempo.


TÉCNICA
Prefiero trabajar con acrílicos. Intenté hacer murales con aerosol, pero no me gustó mucho el resultado. Es una técnica muy noble, aunque prefiero las pinceladas. Hace poco tomé un curso con Patricio Betteo en Internet, y no es posible que en seis capítulos haya aprendido tanto en comparación con la universidad. Y no digo que esta sea completamente mala o algo así, pero siento que el nivel es muy bajo. 

Un amigo me decía hace poco, con un tono entre burlesco y provocador: Oye, Rosaura, ¿pero tus murales son arte? Y yo así de: ¡No sé! Pero no me importa. Trato de ser crítica, y por lo menos yo sí me he sentido un poco decepcionada al salir de la escuela. No sé qué le falta exactamente a mi carrera o a la UADY en general para que los egresados no terminen desempleados. A muchos artistas les cuesta un trabajo impresionante, porque tienen que avanzar donde antes no había nada. Obviamente, tienes que ceder con lo que las personas te van pidiendo. No siempre tienes que tatuar, no siempre tienes que pintar murales, no siempre tienes que hacer activismo. Puedes hacer lo que quieras. Hasta el día de hoy, he podido rebatir a las personas que me han cuestionado. No tengo conflicto con eso.

Muchas de las conferencias a las que asistí durante la licenciatura concluían diciendo que el capitalismo apesta y es lo peor que le ha pasado a la humanidad, y deberíamos hacer algo al respecto. No considero que sea tan así. Creo que antes de cambiar la economía, debemos enfocarnos en lo emocional y lo espiritual, porque hay una crisis bastante grande.


TATTOO
Así como llegué al mural porque alguien quería uno, me llegaban a pedir diseños para tatuaje de forma recurrente. Desde que estudiaba la prepa se me hacía bien chido, pero me abrumaba, me parecía muy difícil el ambiente del tatuaje. Y la neta, en otro tiempo no lo hubiera aguantado. Es muy cerrado, y tienes que encajar con ciertos estándares sociales para que alguien te quiera adoptar. Si eres un vato inseguro, desidioso, flojo y con falta de disciplina, pues todos te van a mandar al infierno. Mejor ponte a dibujar. Realmente esa fue la primera respuesta que recibí cuando intenté entrar al tatuaje hace cinco años. Lo veía muy lejano.

En los tres meses que llevo aquí, he sido más consistente por el nivel de exigencia y disciplina. Leto está enfocada en un nicho de gente y ya sabe lo quiere hacer. Tiene su estilo, sus propias ideas desarrolladas. En mi caso, como ya había hecho obra visual en pequeño y gran formato, soy capaz de generar conceptos. Al principio hice unos corazones y una botella, y como todos me pidieron la botella, hice un chingo. A partir de ahí empecé a trabajar con los contenedores en general, y siempre me habían parecido interesantes las maquinitas de dulces, que por cierto han gustado mucho. También los conejitos. Me gusta proponer diseños bajo demanda por Internet. Los clientes eligen el suyo y agendo las citas.


FEMINISMO
Cuando vine a trabajar al estudio de Leto, no sentí que me estuviera alejando del activismo, porque platicamos con las chicas que vienen a tatuarse, e incluso con algunos hombres. Por lo general, nos ponemos a discutir asuntos de feminismo. Nunca había tenido con quién platicar de eso, y que le importe de verdad. Platicamos desde nuestra experiencia; por ejemplo, llegué a pelearme con unas niñas en la escuela porque intentaron maquillarme y peinarme a la fuerza. No es algo que a los hombres les suele suceder. Hablamos de esas situaciones mínimas que si las exploras o indagas, te revelan patrones familiares como el machismo y el patriarcado, y a veces hay chicos que se enojan. Otros te dicen: Suena muy razonable lo que estás diciendo; te apoyo.

Pareciera que Yucatán es el estado más seguro de México, pero la violencia intrafamiliar y el suicidio están por los cielos. Ni siquiera en la casa estamos seguros. Hubo una ocasión en la que me fui a meserear a un hotel, y uno de los empleados de la cocina me acosaba, y cuando traté de quejarme ante el jefe, pasó lo mismo. No me importó perder el trabajo con tal de no enfrentarme a ello. Durante mi estancia, uno de los clientes me pidió posar con poca ropa para él. Otro era un luchador profesional que me exigía su comida gratis porque era famoso, y me trató de una manera súper violenta, aprovechándose de que soy mujer y mido 1.50.

Luego participé en un festival de grafiti y el fotógrafo me tomó una foto enfocando mis nalgas, ya sabes, con intención sexual. Y una de las organizadores solo dijo: Es que tus nalgas son las mejores del festival. ¿Se supone que debo sentirme halagada? Las mismas mujeres son complacientes en un contexto machista. Todo el tiempo pasan esas cosas. Y en el estudio podemos hablar al respecto. ¿Y dónde has visto en Mérida a un grupo de feministas tatuadoras? Eso es algo que incomoda bastante. Hemos recibido mucha hostilidad por parte de hombres artistas, que sienten coraje y envidia. Aun así, es un alivio saber que no estás sola. Como el feminismo te puede llegar por tantos lados, es muy respetable el camino que decidas recorrer.

Hace tres años, cuando platicábamos, no estaba segura de lo que estaba haciendo, ni de porqué lo hacía o si estaba sirviendo de algo, y ahora quiero desarrollar mi técnica en lo artístico/conceptual, desarrollar mis posturas activistas/políticas, seguir creciendo. Va para largo.









Edición de textos Christian Núñez
Imágenes Cortesía Rosaura Luna