El próximo 8 de enero, David Bowie lanzará su álbum número veinticinco: el enigmático ★. Un cambio de piel astronómico en la trayectoria del camaleón.
Las cosas van bien ahora que Bowie se asoma al espejo. En un despliegue de referencias a su propia discografía, juega con los símbolos como si se tratara de identidades falsas. El video de Blackstar (estilizado ★) ofrece una visión que reivindica el cráneo de Major Tom—coronado de piedras preciosas—, convirtiéndolo en el profeta de una religión extraterrestre. Se trata de una vuelta de tuerca más a una prolífica carrera de metamorfosis incesantes, con una evidente vocación jazzística que funde hip hop y electrónica.La travesía continúa. Tras el encuentro con la calavera del astronauta, vemos a un ser andrógino y de cola felina dirigirse hacia un centro de adoración en el que una sacerdotisa dirige un rito de reminiscencias orientales. Bowie se erige como el sacerdote de un paganismo sacrílego, y las diferentes razas humanas convulsionan histéricamente. En su rostro, distinguiremos que un par de botones han reemplazado los ojos vendados y un trío de espantapájaros hacen eco a ciertos dogmas. Quien tenga ojos para ver, que vea.El single, que también forma parte del intro a la serie The Last Panthers, fue dirigido por Johan Renck, con quien Bowie ha trabajado últimamente. A la distancia, desde su planeta sonoro, Ziggy Stardust irradia una luz ensombrecida que emite destellos sobre un paisaje desolador. ★ será lanzado el próximo 8 de enero, fecha en la que Bowie celebra su cumpleaños 69. Es el disco de estudio número veinticinco. Representa poco más de 50 años de trayectoria lunar. Datos meteóricos.Producido por Tony Visconti, su tracklist incluye la primera canción del recopilatorio Nothing Has Changed: la vertiginosa Sue (Or in a Season of Crime), cuya melodía recuerda los avatares galácticos del arriesgadísimo Outside. El lánguido ritmo de otra pieza, titulada bíblicamente Lazarus, ya circula por YouTube. Todo suena muy Bowie; es decir: camaleónico y fascinante. De nuevo, el arte corre por cuenta de Jonathan Barnbrook, quien realizó la portada de Heathen, Reality y The Next Day, la trilogía predecesora.Y en este punto, cabe una reflexión. Tras diez años de ausencia, Bowie tomó la decisión de volver a los reflectores. The Next Day (2013) fue un regreso robusto, de una factura musical impecable. Odiseo, que había cambiado tanto de rostro, se cuestionaba su lugar dentro de un mundo más bien maligno, inestable y sanguinario. Las coordenadas lo obligaron a crear su propio mapa cósmico. Una galaxia de estrellas negras, llenas de luz y energía oscura. Nada ha cambiado. Todo ha cambiado. El yin-yang se muerde la cola.Suenan las trompetas y los saxofones. Suenan los beats y la falsa calma de un piano. Retumban coros míticos y las ropas ondean en un clima exótico. Bowie juega a ser oblicuo, a estar en todas partes y en ninguna—resolvió no hacer más conciertos, salvo apariciones geométricamente calculadas. Es un dios en la edad impura. Un hechicero que juega a reiventarse—en homenaje al mago Aleister Crowley. Y ahora que su culto crece, el evangelio de la estrella negra se torna cada vez más cercano. La consigna es mudar de piel.
Publicado originalmente en FAHRENHEITº Magazine [17.12.2015]