diciembre 31, 2014

thomas bernhard_dominar la propia locura



 
Lo mismo que Paul, una y otra vez, alcanzaba un grado máximo de rebeldía contra sí mismo y contra su entorno y tenía que ser internado en el manicomio, yo mismo alcanzaba una y otra vez un grado máximo de rebeldía contra mí mismo y contra mi entorno y era internado en un establecimiento de pulmón. Lo mismo que Paul, una y otra vez y con intervalos cada vez más cortos, como cabe imaginar, no se soportaba ya a sí mismo ni soportaba al mundo, yo también, con intervalos cada vez más cortos, no me soportaba a mí mismo ni soportaba al mundo y, lo mismo que Paul en el manicomio, volvía a mí en el establecimiento de pulmón, como puede decirse. Lo mismo que, en fin de cuentas, los alienistas destruyeron una y otra vez a Paul y, sin embargo, lo levantaron otra vez sus propias energías, los médicos de pulmón me destruyeron una y otra vez y me levantaron mis propias energías otra vez; lo mismo que, en fin de cuentas, las casas de locos lo marcaron, como tengo que decir, los hospitales de tuberculosos me marcaron, según pienso; lo mismo que a él, durante largos periodos de su vida, lo educaron los locos, me educaron a mí los enfermos de pulmón, y lo mismo que él, en definitiva, se formó en la comunidad de los locos, yo me formé en la comunidad de los enfermos de pulmón, y la formación entre los locos no es muy distinta de la formación entre los enfermos de pulmón. (…) La diferencia entre Paul y yo es al fin y al cabo sólo que Paul se dejó dominar totalmente por su locura, mientras que yo no me he dejado dominar nunca totalmente por mi locura, igualmente grande, él, por decirlo así, fue absorbido por su locura, mientras que yo durante toda mi vida he explotado, he dominado mi locura; mientras que Paul nunca dominó su locura, yo he dominado siempre la mía y quizá por esa razón mi propia locura ha sido incluso una locura más loca que la de Paul. Paul sólo tenía su locura y existía a partir de esa locura, yo tenía, además de mi locura, la tuberculosis y exploté las dos, la locura tanto como la tuberculosis: hice de ellas un día, en un abrir y cerrar de ojos, mi fuente existencial para toda la vida.
  
 Texto: El sobrino de Wittgenstein, Thomas Bernhard
 

maurice sendak_fantasía



La fantasía es algo que ocupa la vida de los niños. Creo que no hay ninguna parte de nuestras vidas infantiles o adultas, en la cual no estemos fantaseando. Pero preferimos relegar la fantasía a los niños, como si fuera una tontería apta sólo para las mentes inmaduras de los pequeños. Los niños viven dentro de la fantasía y en la realidad, de una manera que ya no podemos recordar. Tienen un sentido preciso de la lógica de lo ilógico, y pasan con facilidad de una esfera a otra. La fantasía es la esencia de toda escritura para niños, como creo que lo es para la escritura de cualquier tipo de libro, para cualquier acto creativo, y tal vez también, para el acto de vivir.

Maurice Sendak


diciembre 30, 2014

un matamarcianos fascinante

 

Los peces robóticos están de vuelta.

La mayoría de los juegos de naves para PS3 suelen ser pésimos. De hecho, no hay muchos. Además de haber visto unas cien películas de terror, me he pasado los últimos dos años de mi vida intentando encontrar algún shoot ‘em up que valga la pena. Aunque sea uno. Un solo matamarcianos que alce la voz y diga: yo soy el bueno, como una especie de Jesucristo intergaláctico. Uno solo que afirme: Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, soy el maldito hijo pródigo. En su Tratado de historia de las religiones, Mircea Eliade dice que el ser humano empezó creyendo en ciertas entidades sobrenaturales que explicaban los fenómenos de la vida cotidiana. Así nacieron las religiones uranas, que en realidad son un intento por explicar el mundo postulando la existencia de un elemento celestial que sobrepasa el ámbito doméstico: la lluvia, el sol, el viento, las constelaciones. Cuando ves Prometeo de Riddley Scott te queda clarísimo. Quizá las religiones del futuro nos laven el cerebro con matamarcianos y ciencia ficción. 

En 2012, un amigo me ayudó a conseguir Gradius V, que en sus días fue lanzado para la PlayStation 2. Lo desarrolló Treasure, el mismo equipo de Ikaruga y Radiant Silvergun, por encargo de Konami. Lamentablemente, el PS2 que me vendieron no lograba leer el disco y, tras muchas tribulaciones, tuvimos que devolver el producto. Era el segundo intento por jugarlo, ya que unos días antes había instalado en mi laptop un emulador de esta consola, pero no arrancaba al 100% y la compu empezó a fallar. Se recalentaba, se apagaba repentinamente y decidí abortar la misión. Más tarde descargué una maravilla de Digital Reality + Grasshopper Manufacture, Sine Mora, en la PlayStation Store de Sony. Un magnífico título multiplataforma, que ahora está disponible para dispositivos IOS con un joystick virtual, por cierto. La historia gira en torno a una tropa de mamíferos humanoides rebeldes que viajan por el tiempo, todo ambientado con una preciosista estética diesel punk. Muy bonito y difícil y deslumbrante y con un gran apartado sonoro, creo que no tiene defectos, aunque requiere mucha concentración.



Más allá de Sine Mora—y un par de contadas excepciones; los dos Söldner X por ejemplo—, el panorama de los matamarcianos en las consolas actuales no ofrece gran variedad. El público meta es en todo caso un reducido nicho de gamers nostálgicos que succionan básicamente los remakes de viejas franquicias. Dariusburst Second Prologue, que Taito puso en circulación para IOS, sigue esta lógica. Se trata de un port del original lanzado para PSP, y no veo nada de malo en ello, pues resulta de lo más entretenido y cuenta con un score de puta madre, cortesía de Zuntata. Revisando por aquí y por allá, te enteras que estos chicos se inspiran en otra agrupación japonesa fantástica, un poco más soft, la Yellow Magic Orchestra. Los peces robóticos del espacio exterior que desfilan en Dariusburst SPson fascinantes. Podrías dejar que te destripen para seguir oyendo la música—los coros en particular—y memorizarla. En cuanto a jugabilidad, resulta fluido y retador (intenta el modo hard) y, a diferencia de los títulos de Cave, los de Taito proponen un shmup refinado, que sintetiza el espíritu de un género ya en peligro de extinción. 




volando a contrarreloj


Aviones pilotados por mamíferos insinceros que hablan un idioma desconocido, pantallas que se inundan de mortíferos mandalas de balitas a diestra y siniestra, campañas adrenalínicas en parajes tóxicos, donde el tiempo es un factor clave. ¿De qué se trata esto? Sine Mora tiene todo para convertirse en un verdadero clásico.
  
Sine Mora fue uno de los títulos que más disfruté durante los fines de semana en la Colonia Anáhuac en la Ciudad de México, y todo gracias a Lestat Lioncoourt, un gamer/psicólogo de quien me hice amigo luego de haberle comprado Journey junto al Palacio de Bellas Artes, aquella historia del beduino que atraviesa el desierto en busca de la iluminación interior, en referencia al monomito de Joseph Campbell. Recuerdo que le pregunté a Lestato mientras comíamos alguna quesadilla de champiñones y/o de rajas con queso, si sabía de algún videojuego de naves que valiera la pena, y me enseñó el demo de Sine Mora, y ahí empezó la aventura. Cosa rara pues el Playstation 3 no ha sido ni será—sabemos que sus día están contados—una consola particularmente ambiciosa en cuanto al desarrollo de shoot ‘em ups. Apenas hay unos cuantos en su catálogo digital, entre los cuales Sine Mora destaca principalmente por su soberbia calidad gráfica, un modo de juego desafiante y novedoso, una deliciosa banda sonora de estilo minimalista, y la sensación de que estamos ante algo inaudito: una pequeña joya iridiscente. Ya en Mérida, mi hermano Álex se ha quedado deslumbrado, se ha vuelto loco también, y no lo soltó por meses. Esto, quizá por la nostalgia de cuando jugábamos Super Nintendo y nos alucinaban los paisajes/la música/los jefes de nivel/la lluvia de balas de Axelay, sin duda el mejor título de naves de esa consola noventera (únicamente eclipsado, tal vez, por Star Fox). Sine Mora no se queda atrás. Su estética retrofuturista se inspira en el dieselpunk, la historia es protagonizada por animales antropomorfos bastante canallescos, el diseño de combate contra los jefes corrió a cargo de Mahiro Maeda—¿les suena Evangelion?—, y fue producido por el buen Suda51, además de tener más ambient sonoro que un concierto del Boiler Room [cortesía de Akira Yamaoka]. Mi fetichismo auditivo se ha dejado enamorar por este trailer, que les dejo a manera de listoncito rojo. También está disponible para IOS y Windows. La vida es breve, lléguenle.





diciembre 25, 2014

andersen_has hecho bien en venir



—Lo que aquí en el mar pasa por la mayor belleza, tu cola de pescado, les parece a ellos detestable en la tierra. ¡Pobres hombres! ¡Para ser hermosos piensan que es preciso tener esos dos groseros tentáculos que llaman piernas!
 
—¡No sé lo que me pasa, pero a él es a quien amo con todo mi corazón y con toda mi alma; él es el que ocupa todos mis pensamientos y al que quisiera confiar la felicidad de mi vida! ¡Todo lo daría por él y por conquistar un alma inmortal! Mientras mis hermanos bailan en el castillo de mi padre, voy a buscar a la bruja del mar, a quien tanto horror tuve hasta hoy. Acaso ella pueda darme consejos y ayudarme.
 
—Sé lo que quieres—exclamó al ver a la Princesa—. Tus deseos son estúpidos. Sin embargo, me prestaré a complacerte porque sé que traerán tu desgracia. (…) En fin, has hecho bien en venir.

Textos: La sirenita, de Hans Christian Andersen 
Ilustración: Christian Aare

diciembre 23, 2014

violencia y origen_entrevista con murmurante teatro



Platicamos con Ariadna Medina y Juan de Dios Rath—productora y director de Murmurante Teatro—sobre  Manual de cacería, de Noé Morales, pieza que articula de forma precisa el relato, la experimentación multimedia y la construcción de paisajes objetuales.

gestación
Juan de Dios Rath (JDR): Manual de Cacería es el segundo proyecto de Murmurante en una línea de teatro no tradicional. El primero fue El viaje inmóvil, una experiencia escénica con Teatro Línea de Sombra donde Jorge Vargas dirigió un laboratorio en el que no había un texto como tal sino una acumulación de material sensible con el que se podía construir un discurso—relatos, videos, música, fotografías. Manual de cacería vino a ser una elaboración en la cual trabajamos con Paulino Dzib, un criminólogo especializado en violencia y conducta criminal que había visto El viaje inmóvil y deseaba colaborar en el proyecto.

Ariadna Medina (AM): La intervención con Jorge Vargas fue muy enriquecedora, pues durante su laboratorio vimos nuevas posibilidades de abordar el teatro con otros lenguajes. Manual de cacería era nuestro siguiente paso como proceso de grupo. De hecho, fue consecuencia de El viaje inmóvil, porque al estar trabajando el tema del suicidio y asistir al Programa Integral de Atención al Suicidio (PIAS), vimos que había muchas cosas más de las que podíamos hablar. Así que invitamos a Paulino a las funciones de El viaje inmóvil y, como él realiza todos los estudios de violencia, bullying y suicidio del Gobierno del Estado, desde el principio estuvo dispuesto a trabajar con nosotros. En la medida que decidimos partir de cero en la conformación del texto, él y su equipo de psicólogas empezaron a compartirnos material documental sobre la violencia.


testimonios
AM: El Viaje Inmóvil representó nuestro primer contacto con documentos para desarrollar el tema del suicidio. Teníamos que ir a la raíz del problema y estuvimos trabajando con el Dr. Gaspar Baquedano en el Programa Integral de Atención al Suicidio. Su equipo generosamente nos proporcionó un conjunto de cartas para el desarrollo del proyecto. En todas ellas, siempre hay un dolor muy profundo del cual las personas quieren liberarse.


JDR: La carga de lo testimonial es poderosísima. En un grupo terapéutico se crea un conocimiento colectivo. Muchas de las cosas que las personas cuentan de sí mismas rebotan por todos lados y te das cuenta de tus propias situaciones personales. Uno puede ir científicamente a indagar, pero acabas involucrándote muchísimo.

sur
AM: Desde el principio, Juan de Dios y yo nos preocupamos por voltear a ver qué sucedía en Yucatán y qué situaciones nos afectaban como personas y artistas. En Tu ternura Molotov tocamos el tema de la clase media alta, los prejuicios de la doble moral y las apariencias desde una perspectiva más clásica y aristotélica. Pero cuando surgió El viaje inmóvil, empezamos a encontrar noticias de suicidios y en las sesiones de PIAS nos dimos cuenta que había una violencia de la cual no se hablaba: muchas mujeres que asisten a este programa sufrieron abuso sexual desde pequeñas. Y dijimos: de esto queremos hablar, de la violencia que se vive en el sur de México.

JDR: También era cuestión de darle la vuelta a esta imagen tranquilizadora de que «en Yucatán todo está bien, la gente es muy pacífica». En lo personal, siempre me pareció dudosa. Pese a que tengo raíces locales, me sentía ajeno a varios comportamientos, y empecé a preguntarme porqué había tanto suicidio. Este fenómeno es un síntoma de que hay mucha violencia hacia la propia persona, hacia el interior. Violencia encubierta que no se expresa frontalmente, pero que está latente en todos los contextos, principalmente en la familia a través del abuso sexual, el alcoholismo…

AM [interviene]: También hay mucha discriminación hacia la gente de origen maya, y eso detona no sólo el suicidio sino otra clase de conductas agresivas.



 umbral
JDR: Creo que la violencia en Yucatán es multifactorial. Había una metáfora que usábamos en alguna parte del proceso; decíamos que los tipos de violencia son como los granos en la arena. Son tantos que resultaría imposible dar cuenta de ellos. Pero lo que sí encontramos a través de las conversaciones con los criminólogos y la revisión de diferentes casos y testimonios, es que hay un componente necesario de agresividad en los seres vivos para sobrevivir, lo que conocemos como instinto de supervivencia. Ahora bien, el asunto con la violencia viene de una carga de frustración que necesita ser compensada de alguna manera, la conducta violenta se manifiesta de diversas formas pero existe algo en común a todas ellas, la idea de un umbral, una frontera, un territorio indeciso en el que uno a veces se coloca y no sabría de antemano cómo reaccionar. Uno no puede saber a priori si atacará o va a huir. En numerosos testimonios, las personas que ha cometido algún delito dicen: Es que de pronto vi a la persona ahí muerta bañada en sangre y yo tenía el cuchillo, pero no sé qué pasó.

AM: Y no tiene nada que ver si cuentas o no con antecedentes criminales. Puedes ser una persona normal, como el caso del chico al que le hacían bullying y terminó matando al que tenía al lado porque agarró una piedra y le vació el cerebro. Cualquier persona puede estar en esa situación y puede cruzar el umbral. Precisamente, los criminólogos determinan si esta violencia es circunstancial o intencional.

distanciamiento
JDR: En los relatos escénicos hay un distanciamiento porque no pretendemos interpretar dicha violencia en escena o representarla miméticamente. Sentimos que es demasiado arbitrario darle un tono realista.

AM: Yo no puedo interpretar el dolor de estas personas; sería muy presuntuoso de mi parte decir que soy la mujer suicida. De hecho, en El viaje inmóvil acordamos con Vargas que sería una suicida de ficción y en un momento determinado de la obra se abriría la ventana para decir: Lo que ustedes vieron no es nada comparado con los testimonios reales. Lo mío es una representación.

JDR: De modo que recurrimos al microrrelato para contar algo de forma no convencional. Por ejemplo, en algún punto de Manual de cacería María José cuenta a través de su ojo el relato del niño que usó una piedra para matar a su compañero. Lo que vemos es un close-up al ojo de alguien que nos está contando eso, y además nos lo está diciendo en segunda persona, como si le ocurriera a cada uno individualmente. Ella está de espaldas con una cámara y mediante este procedimiento se distancia de la representación mimética, pero es capaz de colocarte ahí para transmitir una ruptura de la realidad.


 no-lugar
JDR: Manual de cacería transcurre en una especie de no-lugar, un espacio impersonal que podría ser un aula, un laboratorio, un salón de clases. Uno de estos lugares en los que uno está de paso. El que sea de color blanco le da una categoría de portaobjetos, como cuando examinas un organismo en el microscopio. Y a medida que van apareciendo objetos e imprimiendo una huella, el espacio queda marcado; lo que se forma es una especie de paisaje de objetos, que al final se convierte en una escena del crimen. Somos tres actores, cada uno cuenta dos relatos—uno personal y otro de una conducta criminal ya documentada, lo cual permite que se pueda referir un testimonio y al mismo tiempo ponernos en lugar de otro que fue juzgado y condenado por nuestro sistema de justicia. Con ello, señalamos la posibilidad de que tanto el espectador como el actor tienen algo que decir sobre la violencia; no es un problema de criminales y policías, sino una construcción social.

AM: Estéticamente, el manejo de los objetos es fundamental porque tratamos de crear metáforas con ellos. No es cualquier objeto el que veremos sobre el escenario, sino el objeto. El manejo de éstos—cómo se van usando, cómo se van presentando, cómo la unión de dos objetos puede dar una tercera lectura—es muy importante. Asimismo, en el momento en el que Manual de cacería cobraba forma, tomábamos un curso de cine con Jorge Prior, y dijimos: Vamos a presentar las historias como un documental.

Esta caja impecable se ve intervenida por cada escena del crimen que al final es una sola. Y se hace sutilmente, sin mostrar el tipo de violencia efectista a la que estamos expuestos diariamente en los medios de comunicación.

multimedia
JDR: Nos dimos cuenta de que estos medios están presentes por todos lados, se usan de manera sofisticada en varios contextos, pero que en el escénico pueden volverse elementos muy potentes de significación. Eso además les crea otro valor de relación, ya no es el mismo medio usado de la misma forma que en otros contextos, sino que se transforma y contribuye a decir cosas en escena. Y aun así, son los medios que nos acompañan en la vida cotidiana.

AM: Para nosotros es muy importante que estos recursos no sobrepasen la presencia actoral, que no sean efectos visuales y que la historia pueda ser contada independientemente de que los usemos o no en escena.


referentes
JDR: De entrada podemos mencionar a Jorge Vargas y su equipo Línea de Sombra, entre quienes se encuentra Jesús Hernández, que ha sido nuestro escenógrafo. También están Noé Morales Muñoz, dramaturgo, y Eduardo Bernal, curador de artes con gran capacidad crítica. Los grupos Lagartijas Tiradas Al Sol de Gabino Rodríguez y Luisa Pardo, y Teatro Ojo de Héctor Bourges, así como Rubén Ortiz, son fundamentales. De forma paralela hemos tenido contacto con otros lenguajes y creadores internacionales, como Rimini Protokoll (un teatro totalmente desprovisto de la convención ilusionista) y a nivel latinoamericano con Lola Arias y Mapa Teatro de Colombia.

AM: Murmurante no está inventando el hilo negro, pero el contacto con disciplinas como la psicología, la psiquiatría y la antropología no es común en muchas compañías. No estamos casados con una idea, aunque el grupo ya tiene una línea: la del teatro con un fin social. Lo que sigue es fortalecernos como empresa cultural y como un grupo que, además de teatro, hace documentales y cine. En ese sentido nos interesa la capacitación, la preparación y seguir aprendiendo.
 
Imágenes: Cortesía de Murmurante Teatro
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Murmurante Teatro Producciones actuamente ha sido beneficiado por el Programa de Fomento a Proyectos y Coinversiones Culturales del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes 2014-2015 con el proyecto Manual de cacería, estudio escénico sobre la violencia, en gira por ciudades de Campeche y Yucatán.

Participan como coinversionistas la Secretaría de Salud de Campeche, el Instituto Interdisciplinario de Psicología Jurídica, S.C.P. y la Secretaría de la Cultura y las Artes de Yucatán, las cuales se han interesado en difundir un mensaje de prevención y reflexión sobre problemáticas sociales como la violencia y el suicidio. Para lograr esto, Murmurante también propone presentar una serie de proyecciones de su documental El viaje inmóvil, estudio en espiral sobre el suicidio.

Las funciones comienzan su ciclo en Mérida los días 17 y 18 de enero de 2015 a las 17:00 hrs en la sede de Murmurante Teatro, Calle 9 N. 71 entre Calle 18 y Avenida Líbano, Colonia México Norte. El próximo 21 de febrero de 2015 a las 17:00, en el Auditorio del Instituto Interdisciplinario de Psicología Jurídica S.C.P., se proyectará el documental El viaje inmóvil con la presencia de la productora y el director del mismo para dialogar con la comunidad académica de la Universidad Autónoma de Yucatán. El día 14 de marzo a las 8:30 PM se llevará a cabo una función de Manual de cacería en la Sede Murmurante Teatro.

Tanto la obra Manual de cacería como el documental El viaje inmóvil tendrán presentaciones a lo largo del año 2015 en la ciudad de Campeche y municipios de Yucatán.