Si tienes
buena memoria, recordarás un estribillo de Radiohead. Es la primera canción del
álbum Hail to the thief, el sexto de
su discografía: se llama, precisamente, 2
+ 2 = 5. La letra remite a 1984,
la novela de George Orwell que ha repuntado sus ventas en lo que ahora se
conoce como la era Trump. Esa canción
ilustra varias cuestiones. La primera es que desde el arte siempre es posible
generar una contraconducta o reacción
al poder. Foucault señala que el poder es la capacidad que tiene un determinado
grupo para imponer su verdad como válida para todos. «Yo soy la ley, yo soy la
razón, yo soy la verdad», nos dice el poder a través de los medios de
comunicación. La meta es sujetar al
sujeto, como en el video de Massive Attack donde Rosamund Pike se mueve al
ritmo de una esfera metálica. Voodoo In
My Blood.
Ahora, en
cuanto a la contraconducta. El protagonista de 1984, Winston Smith, se rebela contra el partido que dirige el Gran
Hermano. Aquí debemos dejar claro que el Gran Hermano representa no solo el
poder fáctico, sino la vigilancia mental. La meta del partido no es solo
gobernar los cuerpos, sino también las mentes. Smith trabaja para el Ministerio
de la Verdad, que es, paradójicamente, el encargado de borrar y reescribir la
historia. Los alternative facts de la
era Trump se parecen bastante. Y también la post-truth
(posverdad), un neologismo acuñado tras la victoria electoral de Trump, que
“denota circunstancias en que los hechos objetivos influyen menos en la
formación de la opinión pública, que los llamamientos a la emoción y a la
creencia personal.” Ojo: tanto en la novela como en la vida real, el
totalitarismo surge de una ideología populista.
Otro dato
duro: En los últimos años, la ultraderecha ha resurgido en varios países:
Rusia, Turquía, Hungría, Egipto, Holanda, Francia, Alemania, Estados Unidos. Eso indica que la maquinaria del poder ha sabido manipular
a las masas y conducirlas a un estado de efervescencia para votar de forma visceral.
“Donald Trump es el máximo exponente de la política ‘posverdad’, una confianza
en afirmaciones que ‘se sienten verdad’ pero no se apoyan en la realidad”,
señala un editorial de The Economist.
Y volvemos a uno de los eslóganes más inquietantes de ese manual de perversión
política que es 1984, el lema del
IngSoc: La guerra es la paz, la libertad
es la esclavitud, la ignorancia es la fuerza. Oh, oh. La realidad supera la
ficción. Y no solo eso: le rinde un insigne homenaje.
Ya para
finalizar, Orwell escribe una carta a Noel Willmett el 18 de mayo de 1944 donde
advierte sobre la vigencia del 2 + 2 = 5.
«En todas partes el movimiento mundial parece apuntar en la dirección de
economías centralizadas que puede ser que “funcionen” en un sentido económico,
pero no están organizadas democráticamente y tienden a establecer un sistema de
castas. A esto se unen los horrores de los nacionalismos emocionales y una
tendencia a no creer en la existencia de la verdad objetiva, porque todos los
hechos han de ajustarse a las palabras y profecías de algún “fuhrer” infalible.»
Si el Gran Hermano supiera de esto que estoy contándote, inmediatamente
ordenaría un lavado de cerebro al 2 x 1. En otras palabras, la psiquiatra Laura
Martín López-Andrade señala que a veces
resulta mucho mejor sentirse perseguido, sentirse vigilado, estar paranoico,
que estar solo: es mejor creerse Dios que saberse nadie.
Y en efecto:
el Gran Hermano es el ser más solitario del mundo.