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abril 07, 2020

coronavirus_miedo en el aire



Las preguntas filosóficas en medio de esta crisis
invitan al sano ejercicio de la reflexión circular.

Paralelismos incómodos

Regresaba del banco pensando en La peste (1947), la novela de Albert Camus que narra cómo los habitantes de Orán caen víctimas de una epidemia. En plena curva ascendente de contagios, el doctor Rieux le dice a un amigo:

—¿No es cierto, puesto que el orden del mundo está regido por la muerte, que acaso es mejor para Dios que (usted) no crea en él y que luche con todas sus fuerzas contra la muerte, sin levantar los ojos al cielo donde Él está callado?
—Sí—asintió Tarrou—, puedo comprenderlo. Pero las victorias de usted serán siempre provisionales, eso es todo.
Riuex pareció ponerse sombrío.
—Siempre, ya lo sé. Pero eso no es razón para dejar de luchar.
—No, no es una razón. Pero me imagino, entonces, lo que debe de ser esta peste para usted.
—Sí—dijo Rieux—, una interminable derrota.

Fiel a su ateísmo, Camus señala un concepto clave sobre la actitud moral del médico cuando dice: “Puede llegarse a ser un santo sin Dios, ese es el único problema que admito hoy día.” Su postura no admite consuelo de trascendencia -> rebeldía vitalista. La enfermedad se combate con médicos y fe en el ser humano.


Preservar el fuego

Volví a casa y, en un túnel espaciotemporal—un agujero de gusano—, me trasladé al año 2007, cuando Cormac McCarthy recibió el Premio Pulitzer por su novela La carretera. Es la historia de un padre que cruza el territorio estadounidense tras un holocausto. Lenguaje austero, diálogos agrestes y una metáfora poderosa: la consigna de preservar el fuego interior, de protegerse contra los caníbales.

«Dios no existe y nosotros somos sus profetas», dice un vagabundo al que los protagonistas recogen para darle alimento. «Cuando todos hayamos desaparecido entonces al menos no quedará nadie aquí salvo la muerte y sus días también estarán contados. En medio de la carretera sin nada que hacer y nadie a quién hacérselo. Dirá la muerte: ¿A dónde se han ido todos? Y así es como será. ¿Qué hay de malo?»

Sobra decir que el vagabundo es uno de los primeros personajes en morder el polvo. Lo que hay es un profundo escepticismo (nihilismo radical), pero también la voluntad de seguir adelante bajo el cielo de la ley moral (imperativo categórico kantiano). La ley -> la vida -> el fuego interior.






Mutaciones

The Last Of Us paga su deuda narrativa con el universo mortecino de McCarthy. Este título, disponible en su versión remasterizada para Playstation 4 (2014), sitúa en un contexto postapocalíptico a Joel y Ellie, un hombre maduro y una adolescente que, veinte años después de una pandemia, cruzan el territorio estadounidense en busca de un grupo rebelde conocido como las Luciérnagas. El motivo: hallar una cura contra un virus surgido por la mutación del hongo Cordyceps unilateralis.

En medio de un control social estricto, se trata simple y llanamente de sobrevivir. Esa es la premisa. Dato curioso: la noticia de que la secuela sería cancelada a causa del coronavirus era inevitable. El equipo de Naughty Dog emitió un comunicado vía Twitter que aplaza la fecha de lanzamiento indefinidamente.




Urbi et orbi

Marzo 2020. Nuestro mundo ha conseguido superar el ámbito de la ciencia ficción. Lo ha desbordado. Acumulamos una serie de postales fúnebres: centros comerciales convertidos en morgues, la plaza de San Pedro vacía, una crisis financiera que será todavía más dolorosa que la del 2008, historias que oscilan del horror a la tragedia.

El miedo se respira en el aire y, sin embargo, hay que respirar. Más allá del pesimismo, siempre hay algo en el ser humano que se aferra y resiste a la muerte. Camus, de nuevo:

Sigo creyendo que este mundo no tiene un sentido superior. Pero sé que algo en él tiene sentido y es el hombre, porque es el único ser que exige tener uno. Este mundo tiene al menos la verdad del hombre y es misión nuestra dotarle de razones contra el propio destino. Y no tiene otras razones que el hombre, y a quien hay que salvar es a éste si queremos salvar la idea que nos forjamos de la vida.


¡Economistas y filósofos, uníos!

Por supuesto, debido a su naturaleza transversal, la filosofía no brinda respuestas concretas a problemas complejos. Ni que fuera Inbound Marketing. Más bien induce a la reflexión y dibuja escenarios, crea nodos de sentido más allá de las estructuras cerradas. Flirtea con los límites. La situación obliga a estar en paz con dios y con el diablo. Al abrir el diario, al cerrar las ventanas. Usted nunca sabe qué pasará. Mejor ser supersticioso.

Es casi de risa notar que justo cuando se agotan los análisis económicos, surgen las malditas preguntas filosóficas. Te quedas mirando el techo, la pared y el infinito. Ánimo: a Descartes lo visitaba un demonio malvado en sueños. Se requiere la inteligencia de todos. Lo mismo Slavoj Žižek que Byung-Chul Han, Naomi Klein o Paolo Giordano ya están aportando ideas al debate. Conviene, también, abrirse una cuenta de Netflix. Porque a la playa está prohibido ir.




julio 28, 2013

forrest gander_un topógrafo ejemplar


El mundo comienza y termina en la violencia.

Como amigo, de Forrest Gander, presenta cuatro bloques narrativos en torno a Les, un extraño topógrafo que distraídamente orquesta su propia caída. El libro abre con una descripción cuya textura atmosférica es de sangre y polvo, en la que la madre del protagonista lucha por parirlo. Una larga elipsis, un salto espacio-temporal aventurero nos instala en un presente en el que un Les adulto se rodea de amigos y amantes—Sarah y las otras—trabajando en Eureka Springs. Se ha vuelto un imán, un ligón, un mentiroso. Esta segunda parte la relata uno de sus colegas, Clay, quien siente amor hacia él y envidia por la fascinación que ejerce sobre los demás. A sabiendas de que en la granja de Missouri, Cora, su esposa, lo espera ingenuamente, Clay maquina un desquite. El asunto se resuelve de forma veloz, porque ya en el tercer segmento—un extenso poema de Sarah—la traición de Les ha sido descubierta por ambas mujeres. La novela cierra con un epílogo que Les mismo escribe, mitad ensayo mitad testamento, y nuestras dudas crecen. ¿Qué leímos? ¿Es la novela una metáfora elegante de algo incomprensible? ¿La oblicuidad y su forma deconstruida/accidentada son una virtud o un experimento afortunado? ¿Se trata, como indica la contraportada, de una pequeña obra maestra

En una entrevista reciente Benoît Peeters, biógrafo de Jacques Derrida, comenta: «La deconstrucción cuestiona la linealidad cronológica de una vida y, particularmente, lo que podríamos llamar “la ilusión teleológica”. Es una ilusión que nos llevaría a identificar desde el comienzo aquello en lo que se va a convertir un individuo.» Les no sabe en qué van a parar sus actos, aunque sea un embustero. Pero tanto Derrida como él son plenamente conscientes de la muerte. Ya en la última parte, casi en las últimas páginas de Como amigo, Les comenta: «En cuanto establecemos contacto con lo sagrado, estamos cara a cara con la muerte, y tenemos que preguntarnos quiénes somos. Y todo es así. Así nacemos al siguiente minuto. Por supuesto, sé que cada paso que he dado ha tenido sus repercusiones. Sé que he lastimado a gente que amo. Lo siento mucho y no le veo el caso a defenderme. Nunca sabré nada de muchas otras cosas que he hecho, incluso si se le han clavado a algún extraño como una chinche y le han causado miseria durante años. O felicidad. (…) No puedo ni siquiera estar seguro de los efectos inmediatos de lo que creo haber echado a andar. No se puede estar seguro. De uno mismo o de los demás. Lo cual constituye su prodigiosa belleza, como dicen. Quizá lo mejor que podríamos hacer es permanecer desprotegidos.» Es decir, abiertos al Ser. Vulnerables.

Como amigo probablemente sea el regalo póstumo de un hombre que vive tratando de «inhalar el olorcillo de la apestosa y rica mierda de lo real» para sumergirse en la experiencia de la vida. Gander superpone capas de sentido para adentrarnos en varias realidades que convergen en Les y producen frutos muy variados. Esos nodos de significado que van más allá de la propia historia desencadenan reflexiones acerca del lenguaje, las relaciones que establecemos con los demás y el extraño vínculo de amigos/amantes/conocidos que creamos a nuestro paso por la Tierra. Les, viviendo siempre al borde de lo aleatorio, es intensamente sensitivo por convicción. Casi un budista. «A nadie se le habría ocurrido que estamos involucrados unos con otros a tal grado y a tales niveles, interconectados al rojo vivo de modos que nos tornan permanentemente vulnerables. No sabemos lo que va a pasar, no conducimos esto solos, pese a nuestros mejores esfuerzos; vivimos bajo riesgo, pero esa vulnerabilidad es lo único que se nos concederá conocer de lo sagrado; es lo que no comprendemos y nos impulsa a ser responsables respecto de los demás, de todo, el manantial de lo que llamamos conciencia.» ¿Qué entiende Les por sagrado? ¿De qué conciencia habla? ¿Y a qué se refiere la dependencia mutua?

Gander indaga en el extrañamiento ante lo cotidiano. Registra el hallazgo de piedras, grillos y mantis religiosas que a menudo significan eso y algo más, situaciones que fenomenológicamente dicen una cosa y por debajo sugieren una interpretación de dimensiones muy distintas. Sarah, por ejemplo, relata: «Justo después del desayuno, una semana después de mi cumpleaños, las crías de la mantis salieron desenfrenadas, por cientos, amontonándose contra el barandal del porche, acechándose y comiéndose unas a otras. Mantis, dijiste cuando te llamé para que las vieras, probablemente sabes que en griego quiere decir profeta. ¿Y cuál es la profecía? El mundo comienza y termina en la violencia.» No más preguntas por el momento.



Como amigo
Forrest Gander
Traducción de Pura López Colomé
Sexto Piso–UANL, 2013



diciembre 15, 2012

forrest gander_an interview

 

[Mérida, Yucatán, 21.01.2009]

U.S. Poets in Mexico/USPIM, un encuentro de poetas estadounidenses de primer nivel, se llevó a cabo del 12 al 16 de enero en la ciudad de Mérida, en el edificio de Artes Visuales de la Escuela Superior de Artes de Yucatán/ESAY. El salón de usos múltiples en la ex estación de ferrocarriles fue el punto de reunión conveniente para que C.D. Wright, Mónica de la Torre, Jack Collom, Bob Holman y Forrest Gander mostraran algunas de las técnicas y procedimientos más empleados de la poesía norteamericana actual, en un contexto cálido, intensamente humano, pese al clima lluvioso de principios de año y las diferencias lingüísticas. 

Bajo estas circunstancias de profundas implicaciones emotivas, Forrest Gander accedió a responder una entrevista. El poeta y geólogo californiano, nacido en el desierto de Mojave, ha publicado 10 libros de poesía, entre ellos Eye against eye, Sound of Summer Running (con fotografías de Ray Meeks), Torn Awake, además del ensayo A Faithful Existence, la novela As A Friend y las traducciones Firefly Under the Tongue: Selected Poems of Coral Bracho y No Shelter: Selected Poems of Pura López Colomé, entre otros títulos.

Para no perdernos en la traducción, hemos decidido publicar la entrevista en su idioma original.
 
Christian Núñez (CN): How was the experience of being in Merida?
Forrest Gander (FG): I love the distinctiveness of the Yucatan.

CN: What was the most important thing of this city?
FG: The cultural richness. In the short time I was there, I attended a concert directed by the composer and musician Javier Alvarez, a concert by Ely Guerra, and I received invitations to attend the Literatura y Bebida conference where two poets I admire, Blanca Luz Pulido and Elsa Cross were speaking.  Also, I was impressed by the diversity of influences that I saw everywhere around me —Merida is a city showing French, Lebanese, Mayan, and Spanish elements.
 
CN: Would you say something about the poetry course?
FG: The course was very well organized by Sheila Lanham so that poets from Mexico —from Mexico City, Campeche, San Miguel, and Merida —and from the United States and Canada worked together in small groups, talking about poetic strategies, sharing ideas, comparing poems, and offering advice. Then there were nightly bilingual readings that were attended by many local people, some who spoke English and some who spoke Spanish.  

CN: For you, what is a good poem?      
FG: I’ve never been able to define it without limiting it. I know that good poems stimulate my emotions, my intellect, and my imagination, and that the words engage me at the deepest level, through my body, so the impact of a good poem is profound and penetrating and often slightly strange. Good poems don’t merely corroborate the ideas and perceptions we already share.

CN: In your text, the individual experience becomes an indispensable component to transmit sensations to the reader. You make him shake. I have read Final Testament and Repeating Dream, from the book Deeds of Utmost Kindness. It was an intense experience. How do you get it?
FG: As it is with you, Christian, or with Fernando de la Cruz, with me, the goal is to try to create not just a commentary but an enactment of complex experience in language.   

CN: You told me that you are interested on philosophy. Which philosophers have influenced on your reality and how they have affected your work in literature?
FG: I think you and I both share an interest in Heidegger, Christian. But I’m very much interested in phenomenology and ethics after Heidegger, in the work of Maurice Merleau-Ponty, Emmanuel Levinas, and Paul Ricouer for instance.  I’m obsessed with the relation between language and perception.  

CN: Every poet wants to translate certain ideal of beauty and because of that desire he builds his speech. How has changed your perception of beauty on your poetry?
FG: I’ve come to think that beauty in poetry means “what works” (lo que funciona). It certainly doesn’t only refer to aesthetic balance. Andre Breton famously said that “Beauty will be convulsive or it will not be at all.” These days, what I find beautiful in poems are those moments —and they can be revealed by syntax or line break or image or word choice— that open the unknown and invite me in, that expand my senses and enlarge what it means for me to be human. 

CN: Would you talk to us about your novel As A Friend, that was published in 2008?
FG: It’s a short novel about the complexity of friendship, about how friendship can be composed not only of mutual admiration, but of jealousy, erotic attraction, and betrayal. And it’s the story of a poet who makes his living as a land surveyor and who acutely impacts the people around him. Remarkably, it has been a surprise hit here in the U.S. and there are already translations coming out in Germany and France. 
 
CN: Which obstacles do you have at translating the poetry of Coral Bracho, Jaime Sáenz or Pura López Colomé?
FG: They are three difficult poets, for sure. But as Lezama Lima reminds us, “Solo lo difícil es estimulante.” The work of Saenz is influenced by Aymara linguistic patterns and conceptions. Coral Bracho’s poems are among the most challenging in contemporary Mexican literature —her syntax is so slippery.  And Pura Lopez Colome, whose last book Santa y Seña won the Villaurrutia Prize, writes intense, even hermetic explorations of personal experience connected to language. I think translation is basically an impossible activity, but I think it is worthwhile nevertheless. All three of those poets have met new and enthusiastic English-speaking audiences in the United States. 
 
CN: Which are the authors that you most read? Which are your particular interests?
FG: It’s a great period for world poetry. In France, the mathematician-poet Jacques Roubaud and the philosopher-poet Edmond Jabes; in Denmark, the ecologically-focused Inger Christensen; in the Middle East, Taha Muhammed Ali and Aharon Shabtai. In the United States, it is still New Directions that publishes the writers I most want to read: Michael Palmer, Nathaniel Mackey, Bernadette Mayer, and Eliot Weinberger among others.  
 
CN: Where is going the contemporary poetry? Do you think there is a break between it and the models of last century?
FG: It’s in your hands, Christian. You and Fernando and the young poets of Mexico are going to take contemporary poetry into the future. 
 
CN: Finally, do you have any comment for the readers?
FG: Let’s keep crossing the borders —making connections between readers and writers in Mexico and readers and writers in the United States.  We need to be in contact with each other. One of the few positive consequences of the nightmarish Bush administration is an awakening in the United States to the importance of translation, to the importance of realizing that we are neither independent nor isolated from the rest of the world. New presses devoted to translation have begun to pop up. Now, I’m answering your questions on the day that Barack Obama is being inaugurated and I feel hopeful for the first time in years. Part of that hope is invested in the potential for making communities with others, across borders, through words, those magical tools that allow us to offer our world to others. 
 
Agradezco de manera especial el apoyo de Melisa Bermúdez para la realización de esta entrevista.

[Foto: Cortesía Forrest Gander]   


mayo 23, 2012

forrest gander_el último boy scout


Forrest Gander nació en 1956, en Barstow, California. A principios del 2009, vino a Mérida invitado al primer encuentro U.S. Poets in Mexico (USPIM), con sede en la ex estación de ferrocarriles, actual edificio de la licenciatura en artes visuales de la Escuela Superior de Artes de Yucatán (ESAY). Las lecturas tenían lugar en la English Library, bajo un cielo ocasionalmente lluvioso. Sheila Lanham, también poeta, organizó este encuentro, al que asistieron C.D. Wright, Mónica de la Torre, Jack Collom y Bob Holman, y fue grato compartir impresiones y puntos de vista con gente cuyo trabajo posee una calidad notable. La presencia que más me impactó fue la de Gander, de quien había leído tan sólo dos textos, Último testamento y Sueño recurrente, y que en particular me parecen impactantes: logran trasmitir extrañeza en lo cotidiano, con un manejo del lenguaje a la vez exacto y expresivo. Nada sobra, nada falta.

“Al crecer sin padre y con una madre que trabajaba, yo pasaba mucho tiempo en el bosque. Esa sensación de mirar las cosas en su contexto (ahí ves una fila de pinos negros y, más cerca, un arbusto de flores de campana, y las raíces de un arbusto, desesperadamente tratando de lograr soltarse de las mandíbulas desarticuladas de una brillante serpiente, un sapo está guiñándome un ojo) influyó en la manera en que construyo capas clausulares en mis poemas. Los japoneses lo llaman escenografía prestada, pantallas que reflejan un mundo más allá y que sin embargo están conectadas con el lugar en el que cae tu mirada”, formula el poeta, narrador y ensayista, de quien Valerie Mejer tradujo a nuestro idioma los textos reproducidos a continuación, aparecidos en el número 43 de la revista La Tempestad. La imagen (Child 8, 1988) pertenece a la serie Neunter November Nacht II, del pintor austriaco Gottfried Helnwein.




Último testamento

Lame el polvo de tus pies y ven a mí.
Mi mano no ha sido cortada. ¿Ves
este pez hediondo? Es tu pez.
Cierra los ojos mi niño tan amado
y conocedor de la crueldad.
Yo, que no cederé, lo he dispuesto.
¿Tomaste posesión de mi voz?
Entonces refréscate en este temblor,
mi aliento en tus fosas nasales.
Dije: ¿y quién eres tú para tener miedo?
Recuéstate de modo que yo pueda caminar sobre ti,
y semejante a la tierra has recostado tu cuerpo.
Detente, soy yo. Oscuro pero dulce.
Como cedros soplados a ras del acantilado,
mírame y rómpete en pedazos.
Mientras tanto la tierra seguirá llena de caballos.


Sueño recurrente

Temprano, en la noche azul, murciélagos revolotean
a través de un farol que ilumina en isósceles.
En un impulso, tanto signos como soluciones:
Ella mira hacia arriba.

A una cuadra, el camión de los helados
da la vuelta con su música. Un mundo familiar
por consenso vira en una fina fractura.

El muerto se estaciona en la cochera.
Ella mira desde el umbral
mientras detrás de ella una televisión
anima la pared. Ella medita

cómo es que él se condujo a casa
desde el cementerio, encorvado,
su rostro inmóvil contra el volante.
Cuán limitadas son las posibilidades

de nuestra reacción
al pasado inerte, al lodo endurecido,
a la demostración del fenómeno puro del día.

Congelada en la puerta corrediza, ella mira fijamente
a la figura sentada grotescamente quieta en el coche estacionado.

Y no recuerda nada más del sueño,
como si dijera: Aquí está el mundo. Tú
ni siquiera sabes
cuán violentamente estás implicado.