6.8.18

dos es el número más solitario


El físico teórico Paolo Giordano debutó en 2008 con La soledad de los números primos, novela centrada en dos outsiders con pasados tortuosos que no logran superar los muros invisibles que ellos mismos erigen.

Ella está coja y es anoréxica. Él se autolesiona. Las condiciones son perfectas para una relación tortuosa, para que estos dos seres perdidos se encuentren y tengan la certeza de que pertenecen por fin a algún sitio. Ellos, sin embargo, Alice y Mattia, son dos números primos gemelos: solo separados por un número par que siempre les impedirá acercarse y tocarse por completo.

Es así que el italiano Paolo Giordano entrega su primera novela, La soledad de los números primos, sin ningún tipo de compasión por sus personajes. De alguien que se dedica al estudio de la física teórica, y que además es un escritor novel, se podría esperar una prosa más bien fría y hasta estéril, pero Giordano cumple de una manera sucinta, sin caer en cursilerías. Simplemente deja que Alice y Mattia hablen, porque no hay mejores ni más dolorosos narradores que quienes cuentan su propia historia.

A través de un estilo directo y sin adornos, pero con la atinada puntería para abordar las complejas emociones y sentimientos humanos, Giordano nos hace atestiguar la atribulada vida de Alice y Mattia, quienes desde niños sufren eventos a los que no logran sobreponerse.

Como consecuencia, sus cuerpos quedan marcados, son extraños en sus propias pieles, lo que se acentúa durante su adolescencia. El cuerpo es ajeno durante esta fase, los protagonistas lo saben y no dejan de violentarlo, continuando con un patrón que no tienen ningún interés en modificar o detener.


Alice se mira en el espejo, es flaca, pero no lo suficiente. Pensar que podía ser tan delgada que resultase invisible le produjo un agradable cosquilleo en el estómago.

El cerebro de Mattia funciona como un engranaje perfecto. Es dotado para las matemáticas y profundamente antisocial. En los números hay control, en el mundo exterior no: Topó con un cristal de botella (…) Se lo clavó en la mano pero no sintió dolor, quizá ni se dio cuenta. Luego empezó a girarlo y hundirlo más en la carne.

El autor es crudo y visceral desde el inicio, la vida es lo que es: una perra, y si te descuidas, tú también te conviertes en una perra. Los capítulos son breves, pero no fáciles de digerir, el coming of age nunca lo es, especialmente si vives al margen de los demás y con hábitos destructivos tan arraigados dentro de ti que sin ellos no eres nada. Alice y Mattia se enamoran, se aceptan, pero están tan ensimismados que no logran entrar en el mundo del otro.

Presentes siempre en la vida del otro de una u otra manera, se precipitan en una espiral incapaces siquiera de involucrarse con otras personas. El amor no salva a nadie, no hay esperanza ni finales felices, simplemente hay finales humanos, porque en palabras de Giordano: luchar contra ciertas partes de nuestro ser es imposible.
 
La soledad de los números primos
Paolo Giordano
Salamandra, 2009