8.10.18

un artefacto carmesí

Referentes clásicos de la cultura pop ochentera. Y sangre, mucha sangre.
Eso es Mandy.
 
1. Panos Cosmatos vuelve a las salas con una estilizada odisea lisérgica después de su primer filme, Beyond the black rainbow. En esta ocasión acompañado por Nicolas Cage y Andrea Riseborough en los roles protagónicos, invoca elementos de la cultura pop ochentera con extremo apego a los ambientes neón, la violencia explícita y el heavy metal. Mandy ha gozado de buena crítica desde su estreno en el Festival de Sundance y ahora, en Sitges, literalmente dejó maravillado al público. Como señalaba el director en una entrevista reciente, su propósito ha sido «crear un artefacto de la cultura popular que sea el equivalente a encontrar un extraño meteorito en el bosque.» A partir de dicha premisa, el espectador asiste a un conglomerado de imágenes rojizas y azules que saludan orgiásticamente a Nicolas Winding Refn. Un platillo de venganza barroca se postula en dos horas de personajes psicóticos, armas que parecen salir de un videojuego, furia, sangre, destrucción y música de King Crimson.

2. Podría pensarse que Cosmatos crea películas de culto con elementos de la cultura de masas en un afán de magnetizar a las grandes audiencias. Que su éxito estriba en la astucia de recurrir a fórmulas podridas. Pero Mandy no es el equivalente de Pulp fiction al cine de terror contemporáneo. Ni siquiera puede afirmarse si su encanto estriba en el hecho de introducir a una licuadora elementos caprichosos para hacer una malteada espectacular.   

3. El universo del realizador italo-canadiense revela indicios rotundos. La figura del padre, George P. Cosmatos, quien dirigiera a Sylvester Stallone en Rambo II y Cobra, es definitiva. Acción trepidante de un solo hombre contra el mundo. Panos dice que Death Wish 4: The Crackdown, la penúltima entrega de la serie protagonizada por Charles Bronson, es una rama del mismo árbol. Añadimos la pátina enfermiza de Blue Velvet, el gore de Friday 13th [con ese guiño a Crystal Lake que funciona como advertencia para la segunda mitad de la historia], la alusión a Hellraiser mediante los Black Skulls, motociclistas sádicos, y Mandy se ha formado por completo. «Reino mítico de lo imaginario que surgió cuando era niño y no me dejaban ver películas de terror—explica—, entonces miraba las portadas y leía las descripciones. Cuando estaba creando Beyond the black rainbow y, al mismo tiempo, este filme, ejercité la idea de crear una de estas películas imaginarias.»





4. El ángulo es, ante todo, creativo. La forma o el tratamiento no son originales, y no lo pretenden. Aun así, persiste una factura personal, una ética propia. Es indudable que el corazón de la manzana está podrido, y el gusano vive dentro, y esa larva es real. Sin recurrir a innovaciones fulminantes, sin acreditarse como un director que divide las aguas del Mar Rojo, el chico juega bien sus cartas. Consigue emociones auténticas. Aturde.

5. El argumento de Mandy se abre paso con ritmo introspectivo. Crece al rocío del bosque lunar. Una pareja de adultos vive sus mejores días. Sonrisas, paisajes, ensueños. Nada parece irrumpir esa idealización de la serenidad madura. Hasta que un grupo de psicóticos estadounidenses la desgarra. Así contado, parece un cuento ancestral. El detonante de la venganza emprendida por Red Miller es el asesinato de su chica en manos de una secta inspirada en Charles Manson, cuyo líder no duda en exhibir su falta de talento como cantante. Las secuencias, que poseen un refinado ambiente surreal, apelan al hipnotismo vía LSD. Lo mejor: Nicolas Cage se transforma en una bestia asesina. Se dice, incluso, que este podría ser su gran papel. No basta con disfrutar su cólera en acción, activando una sierra eléctrica en medio de la noche. Es necesario asistir a su angustia, oírlo gritar mientras llora en calzoncillos, verlo sonreír con el rostro bañado en sangre. Mandy proyecta créditos en rojo sobre fondo negro.

6. Panos Cosmatos genera comentarios de diversa índole. Dado que es un provocador, las voces en contra lo repudian. Podrá causarte risa, repulsión, eczema o fastidio. Hasta podría inducirte al vómito. No sería sano permanecer íntegro. Lo mismo que Nicolas Cage. Después de tanta sangre, nunca será el mismo actor infravalorado. Aunque lo hayas visto en Leaving Las Vegas, Mandy lo lleva al siguiente nivel. Donde la hemorragia fluye sin torniquetes.


 

Mandy, 2018
Panos Cosmatos
RLJE Films