12.6.12

Plastilina nostálgica

 

 Plastilina nostálgica
  
Nunca, por más que viaje, por más que conozca
la partida de un lugar, la llegada a un lugar, conocido o desconocido,
pierdo, al partir, al llegar, y en la línea móvil que los une,
la sensación de escalofrío, el miedo a lo nuevo, la náusea—
esa náusea que es el sentimiento que sabe que el cuerpo tiene alma.
Treinta días de viaje, tres días de viaje, tres horas de viaje—
siempre algo opresivo se infiltra en lo hondo de mi corazón.

Álvaro de Campos


1. Yann Tiersen grabó Le phare (1998) para aquellos que reconocen los matices de la melancolía, sus derrames internos, sus intersticios impúdicos. De las catorce composiciones, cuatro tienen letra, en inglés y francés: La rupture, Monochrome, Les bras de mer y L'effondrement. Las restantes (Le quartier, La dispute, L'arrivée sur l'ile, La noyée, Le fromveur, L'homme aux bras ballants, Sur le fil, Les jours heureux, La crise y L'effondrement) inspiran historias ricamente instrumentadas. Con cuarenta y cuatro minutos y siete segundos, Le phare es un recuerdo blanco, casi inocente. Favor de contener el aliento.

2. La rupture es la segunda pieza del álbum, detrás de Le quartier, y una de mis favoritas. Claire Pichet interpreta un tema desesperado, una despedida contundente, que llega justo a la hora de los aterrizajes forzosos. Una bofetada.  
Windows, doors, walls and carpets,
chairs, tables and flowers, bread, wine,
butter and jam, fries, meat, beans and all spices.

I've lost the taste of these things for two weeks now.
I'm just waiting for a cup of dirty snow.
Airports, railroad stations, highways, streets and foggy lines.

Traffic, lights, cars and planes, boats, bicycles and walkers.
Now i'm wondering, blind, in the city.
I'm surrounded by towers, made of dirty snow.

Faces, ears and bellies, backsides, legs, fingers and feet.
Sweat, tears, dripping bodies, parties, someone is fucked up.
Now I'm quiet in this snow, snowy country.
I'm hanging on until I am old, just older than now.

El constante desplazamiento de una ciudad a otra, de un pensamiento a otro, de una cartografía a la siguiente, geográfica o mental, motiva el desarraigo. ¿Qué sientes tú al leer esto? ¿Qué imaginas al escuchar este disco? ¿Te gustan mis recomendaciones? ¿Cómo hago para comunicarme contigo? ¿No deberías, al menos, ser amable? ¿Me debes amabilidad? El disco que estoy reseñando podría ser el último. Tú no quieres oírlo y es para ti. Entonces no leas. No digas cuándo terminaremos. Afuera hay pájaros. No los escuches. Nunca los escuches. Y no mires la oscuridad. Piérdete.

3. Yann Tiersen grabó Le phare para combatir incendios. Es una teoría improbable, pero factible. Ahí tenemos la película de Jean-Pierre Jeunet, Le fabuleux destin d'Amélie Poulain, con una protagonista sacada de un cuento de hadas luminoso. Tiersen compuso canciones inéditas y recicló piezas extraídas de álbumes anteriores. Además de Le phare, se valió de La valse des monstres (1995), Rue des cascades (1996) y L'absente (2001). Después haría por encargo otro soundtrack indispensable, inspirador, para el filme Good bye, Lenin! (2003) de Wolfgang Becker.

La música de YT es plastilina nostálgica que potencia la imaginación y el sexto sentido. Le phare segrega un hilillo babeante de melancolía. Multiinstrumentista virtuoso, veo a YT con su acordeón en el faro, como el Principito de Saint-Exupéry con el dibujo de su borrego. Está contemplando la tierra de nadie, la rosa que no se deja tocar, y de repente lo llaman por teléfono, le dicen Deja el faro, Yann Tiersen, regresa al mundo, es inútil. Él contiene la respiración.  

4. Soñé que Amélie Poulain me llevaba yoghurts a la escuela. De este modo combatíamos incendios. Nos sentábamos a ver las llamas, todas esas llamas inhóspitas del mundo. Amélie decía:

–Escucha el acordeón, ese acordeón.
–Sí (yo estaba nervioso).
–Triste, ¿no es cierto?
–Sí.
–Come tu yoghurt.
–Sí.
–¡Despierta!

Y luego de un largo silencio:

–Escucha el piano.

La noyée, La dispute y Sur le fil fueron tres temas de Le phare que se incluyeron en el soundtrack de Amélie. Aquella noche no quería despertar.

–Te quiero dar unos discos, Amélie.
–¿Cuáles?
–Unos de Yann Tiersen.
–¿Cuáles?
–Y adentro puse dos poemas.
–¿Cuáles? Déjame ver.

Y luego de un largo silencio:

Hubo un hombre con lengua de madera / que intentaba cantar. / Y en verdad era lamentable. / Pero hubo uno que escuchó / el traqueteo de esta lengua de madera / y supo lo que el hombre deseaba cantar, / y con eso el cantor quedó contento… ¿Quién lo hizo?
–Stephen Crane.
–¿Y qué relación guarda con la reseña?
–No lo sé, Amélie, no lo sé.
–No entiendo.
–Te lo explico en el camino, mientras acabo mi yoghurt.

[ Christian Núñez ]
 
Le phare
Yann Tiersen
Virgin, 1998