Windows, doors, walls and carpets,
chairs, tables and flowers, bread, wine,
butter and jam, fries, meat, beans and all spices.
I've lost the taste of these things for two weeks now.
I'm just waiting for a cup of dirty snow.
Airports, railroad stations, highways, streets and foggy lines.
Traffic, lights, cars and planes, boats, bicycles and walkers.
Now i'm wondering, blind, in the city.
I'm surrounded by towers, made of dirty snow.
Faces, ears and bellies, backsides, legs, fingers and feet.
Sweat, tears, dripping bodies, parties, someone is fucked up.
Now I'm quiet in this snow, snowy country.
I'm hanging on until I am old, just older than now.
El constante desplazamiento de una ciudad a otra, de un
pensamiento a otro, de una cartografía a la siguiente, geográfica o mental,
motiva el desarraigo. ¿Qué sientes tú al leer esto? ¿Qué imaginas al escuchar
este disco? ¿Te gustan mis recomendaciones? ¿Cómo hago para comunicarme
contigo? ¿No deberías, al menos, ser amable? ¿Me debes amabilidad? El disco que
estoy reseñando podría ser el último. Tú no quieres oírlo y es para ti.
Entonces no leas. No digas cuándo terminaremos. Afuera hay pájaros. No los
escuches. Nunca los escuches. Y no mires la oscuridad. Piérdete.
3. Yann
Tiersen grabó Le phare para combatir incendios. Es una teoría improbable,
pero factible. Ahí tenemos la película de Jean-Pierre Jeunet, Le fabuleux
destin d'Amélie Poulain, con una protagonista sacada de un cuento de hadas
luminoso. Tiersen compuso canciones inéditas y recicló piezas extraídas de
álbumes anteriores. Además de Le phare, se valió de La valse des
monstres (1995), Rue des cascades (1996) y L'absente (2001).
Después haría por encargo otro soundtrack indispensable, inspirador, para el
filme Good bye, Lenin! (2003) de Wolfgang Becker.
La música de YT es plastilina nostálgica que potencia la
imaginación y el sexto sentido. Le phare segrega un hilillo babeante de
melancolía. Multiinstrumentista virtuoso, veo a YT con su acordeón en el faro,
como el Principito de Saint-Exupéry con el
dibujo de su borrego. Está contemplando la tierra de nadie, la rosa que no se
deja tocar, y de repente lo llaman por teléfono, le dicen Deja el faro, Yann
Tiersen, regresa al mundo, es inútil. Él contiene la respiración.
4.
Soñé que Amélie Poulain me llevaba yoghurts a la escuela. De este modo
combatíamos incendios. Nos sentábamos a ver las llamas, todas esas llamas
inhóspitas del mundo. Amélie decía:
–Escucha el acordeón, ese acordeón.
–Sí (yo estaba nervioso).
–Triste, ¿no es cierto?
–Sí.
–Come tu yoghurt.
–Sí.
–¡Despierta!
Y luego de un largo silencio:
–Escucha el piano.
La noyée,
La dispute y Sur le fil fueron tres temas de Le phare que
se incluyeron en el soundtrack de Amélie. Aquella noche no quería despertar.
–Te quiero dar unos discos, Amélie.
–¿Cuáles?
–Unos de Yann Tiersen.
–¿Cuáles?
–Y adentro puse dos poemas.
–¿Cuáles? Déjame ver.
Y luego de un largo silencio:
–Hubo un hombre con lengua de madera / que intentaba cantar. /
Y en verdad era lamentable. / Pero hubo uno que escuchó / el traqueteo de esta
lengua de madera / y supo lo que el hombre deseaba cantar, / y con eso el
cantor quedó contento… ¿Quién lo hizo?
–Stephen Crane.
–¿Y qué relación guarda con la reseña?
–No lo sé, Amélie, no lo sé.
–No entiendo.
–Te lo explico en el camino, mientras acabo mi yoghurt.
[ Christian Núñez ]