En septiembre de 2006, The Album Leaf puso a la venta Into The
Blue Again, placa más que aceptable con un sonido hecho especialmente para
melancólicos en proceso de rehabilitación. Jimmy LaValle, líder del grupo
(quien también es guitarrista de Tristeza y ha colaborado con The Locust, GoGoGo Airheart, Sigur Rós y The Black
Heart Procession), lleva al escucha a un estado de calma liberadora. Si bien es
lógico pensar que la mayor parte de los temas sean instrumentales (7 de 10),
sorprende la ausencia de ruido en el avance de las atmósferas del disco, y es
grato darse cuenta que no sólo de guitarras depresivas vive el género.
Para hacerse una idea, si se lo comparara con las películas porno,
Into The Blue Again suena como al Rock Action de Mogwai en
versión softcore. Así, los desnudos no ofenden la pupila, las escenas aún
tienen su porción de romanticismo y, si corremos con suerte, hasta podríamos
simpatizar con la historia. En el Rock Action, en cambio, el sexo duele.
Los gemidos que emiten las bocas perdieron humanidad; las guitarras y los
sintetizadores supuran sadomasoquismo. Aclaro que el símil no implica
valoraciones negativas. En ninguno de los dos casos habría que emitir palabras
reprobatorias. El porno suave y el duro tienen su encanto, sus fans, sus miles
de seguidores. Yo nada más comento.
En tiempos de música demasiado cerebral, Into The Blue Again
es un álbum que gusta por su falta de pretensiones. Porque existe música que
además de pretenciosa, lastima el estómago. Últimamente las bandas de post rock
se han multiplicado; uno las encuentra hasta bajo las piedras. Nacen, crecen,
se reproducen y mueren. Como hongos, como pornografía barata. Se autonombran
con frases ostentosas para impresionar al futuro consumidor. Al menos, de
repente, encontramos joyitas. Un pequeño recordatorio de que la sencillez no ha
muerto.
Además de ser cantante y guitarrista de The Album Leaf, Jimmy
LaValle ejecuta piano, bajo, órgano, voyager, sintetizador, batería,
programación, teclados, glockenspiel, murf y grillos en este disco –el cuarto
de la banda– y se hace acompañar de Ryan Hadlock (space echo), Matthew Resovich
(violín), Joshua Eustis (programación, sintetizador), Drew Andrews (guitarra)
y Pall Jenkins (coros). Bien se ha dicho que las mejores rolas de Into
The Blue Again son las primeras cuatro: The Light, Always For You,
Shine y Writings On The Wall, las cuales están
concatenadas de manera envidiable, y se pensaría que son una sola canción. El
disco se mueve por tales derroteros. No sube ni baja, no tiene un desenlace
trágico, y tampoco lo promete. La quinta rola, Red Eye, suena como una
transición a la segunda parte del álbum, compuesta por See In You, Into
The Sea, Wherever I Go, Wishful Thinking y Broken Arrow.
El ambiente melancólico jamás decae, jamás aumenta, sigue su curso, como una
bolsa bailando con el viento. Igual que en Belleza Americana. Esperen un
momento. Creo que oí disparos.
–Christian Núñez
Into The Blue Again
The Album Leaf
Sub Pop, 2006