Yuri Herrera viajó a Yucatán en
diciembre de 2009 a presentar su segunda novela, Señales que precederán al
fin del mundo (Periférica, 2009) en el centro cultural ule. Durante
su estancia, recibió la noticia de que había ganado el primer premio “Otras
voces, otros ámbitos” en España por Trabajos del reino (Periférica,
2008), su opera prima. Cuatro años después, conejobelga recupera esta
conversación para sus lectores.
CHRISTIAN NÚÑEZ (CN): Literatura
comercial de bajo perfil artístico Vs. literatura poco vendida con excelente
salud estética: ¿son así de simples las cosas en el ambiente literario?
YURI HERRERA (YH): No, hay buenos
libros que se venden mucho, hay libros malos que son ignorados con justicia, y
toda una gama de posibilidades entre esas dos. Hay muchos tipos de libros de
dónde escoger, lo que faltan son lectores, y supongo que ese déficit hace que a
veces el ambiente literario se vuelva denso y autocontemplativo.
CN: ¿Qué encontrará el lector en
Señales que precederán al fin del mundo?
YH: La historia de un viaje y de
los descubrimientos que en él hace una mujer fuerte y sabia. Descubrimientos
sobre sí misma, sobre el lugar que abandona y el lugar al que llega, y sobre el
lenguaje, que es algo sobre lo que espero que también afecte al lector.
CN: ¿A qué atribuyes el impacto que
causó Trabajos del reino, premiada con el galardón Otras voces,
otros ámbitos en España?
YH: No lo sé. Tal vez a que allá
no hay el agotamiento que aquí tenemos con el tema, tal vez a que la novela
puede estar dialogando con algunas cosas que se están escribiendo y discutiendo
en España, no estoy seguro. En todo caso, es un impacto muy limitado todavía,
ya veremos si le llegan más lectores con el premio.
CN: ¿Por qué hablar de inmigración,
guerra y narcotráfico?
YH: Creo que cada escritor se
enfrenta a dilemas y dudas parecidas a las que han tenido todos los escritores
y que trata de indagar en ellas a partir de su propia realidad. Y la realidad
de la que somos parte incluye la migración como una de las experiencias
fundamentales de nuestro tiempo; y la violencia (derivada de la “guerra contra
las drogas” y la que obedece a muchas otras causas) parece ser también un
ingrediente ineludible en el México de nuestros días.
CN: ¿Cuál es la relación entre tu
narrativa y tu labor editorial dentro de la revista el perro?
YH: Hay una misma idea sobre
cuál es la literatura que me gusta. Trato de escribir historias que quisiera
leer, y con los demás editores de la revista intento publicar textos que creo
que muchos disfrutarían leer. A través de la revista he podido conocer a muchos
escritores de toda Hispanoamérica, y con eso uno adquiere conciencia de con
quién está dialogando, aún cuando no lo sepa. Por lo demás, publiqué cuentos en
casi todos los primeros 12 números. A partir de que la revista obtuvo una beca
del FONCA he dejado de hacerlo, creo que el dinero de este tipo de becas debe
servir para abrir espacios a los demás, no a uno mismo.
CN: ¿Qué estás leyendo ahora?
YH: Siempre estoy leyendo varios libros
a la vez. En este momento acabo de empezar El terror, de Arthur Machen,
un extraordinario escritor británico contemporáneo de Chesterton, comencé
también 41, la nueva novela de Rogelio Guedea que presentaré dentro de
dos semanas; y acabo de conseguir Adicción, de Isaí Moreno, que hace
rato quería leer.
CN: ¿Qué papel juega el crítico en
el mainstream literario?
YH: Más de uno. Está el crítico que
entabla un diálogo con los potenciales lectores, a los cuales les recomienda
qué leer o los previene de ciertos textos, y ya cada lector sabe si confía o no
en ese juicio. Pero también está la crítica que no se dirige en primera
instancia al público consumidor de libros sino que está reflexionando
constantemente sobre los temas, formas y entrecruzamientos del campo literario,
sobre cómo se enriquece una tradición, sobre sus rupturas, y qué significan en
un momento histórico dado.
CN: ¿Cuál crees que sea el destino
de la novela latinoamericana en una sociedad teledirigida como la nuestra?
YH: La televisión ya tiene un
rato entre nosotros y no creo que haya más analfabetos a partir de su
aparición. Antes bien, la letra escrita tiene una importancia que no ha
disminuido en los medios que surgieron después de la televisión. No necesitamos
que desaparezca la televisión, sino universalizar el acceso a los libros.
CN: Háblanos de tu interés por los
viajes espaciales, la aeronáutica y la posibilidad de escribir ciencia ficción.
YH: Desde chico he tenido interés en
los viajes espaciales, ya sean reales o imaginarios; finalmente los vuelos a la
luna, los satélites, la estación orbital, los rovers en Marte,
comenzaron como delirios de ficción. Tanto la ciencia dura de la que nos
enteramos todos los días como las teorías delirantes sobre visitas
extraterrestres apuntan a la indagación de quiénes somos, qué tanto conocemos
el universo en el que estamos dando vueltas, y lo fascinante que es que hay
tanto por descubrir.
CN: ¿De qué tratará tu próximo
proyecto?
YH: Estoy con dos: una novelita breve
que se relacionará, en la poética y en menor medida en los temas, con las dos
anteriores, y una novela más larga, en la que incorpore algunas obsesiones que
tengo desde chico, no sólo los viajes espaciales, sino la gente que me fue dado
conocer gracias a que en mi casa todo el tiempo llegaban interesantísimos
amigos de mis padres.
[Foto: Raimondo Luberti]