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febrero 13, 2024

la brujita que cruzó mi barrio marginal_tristes pixeles

   

Una waifu sobrevuela el Estado de México y aterriza en Ecatepec.  

  

En La brujita que cruzó mi barrio marginal (Trajín, 2023), Omar Ramírez yuxtapone dos universos paralelos y distantes: el real del Estado de México, con su idiosincrasia urbana, y el de Maho Shiro, una serie animada japonesa. De este crossover surge una trama divertida, a veces inverosímil, cuyos giros no siempre resultan consecuentes. Más bien el concepto creativo—una bruja llamada Larissa llega al mundo de Brayan, un adolescente que vive en Ecatepec—dota a la novela de cierta aproximación al coming of age, pero sus numerosos cliffhangers la desploman hacia el limbo de Wattpad. Es de extrañar que Ramírez, quien previamente liberó en modo gratuito el infame volumen de La rata con Thinner, no se haya atrevido a más en su primera incursión formal dentro de la narrativa. 

Como artefacto literario, la obra muestra características que, sin ser propiamente defectos, sí representan un inconveniente para una valoración estética a lo Harold Bloom, para quien una pieza literaria debe incluir tres atributos: poder cognitivo, belleza y sabiduría. Vamos por partes. Las acciones de los personajes surgen de forma automatizada, sin construcción de un perfil psicológico por el cual se perciban motivaciones nítidas. Los diálogos, llenos de modismos y albures innecesarios, podrían fácilmente pertenecer a cualquier Sensacional de traileros. Si bien el autor intenta diseñar un escenario donde colisionen ambos universos, el aura de pastiche prevalece, y esto deriva en una frágil sucesión de capítulos accidentados, grises como unidades habitacionales.


La primera novela de Ramírez esboza una serie de elementos que podrían afinarse en trabajos posteriores, como el entusiasmo por la cultura pop asiática, la recuperación del lenguaje callejero y los guiños al realismo sucio. Lo otro es ornamental y transitorio: su trama casi anecdótica, saturada de fan service, revela una escasez lingüística de niveles pornográficos. Una lectura con perspectiva de género reduciría la existencia de Larissa a mero fetiche sexual. Si al menos la obra en cuestión abordase con osadía los episodios eróticos, podríamos elevarla a la categoría de comedia dramática, pero se conforma con una premisa básica y sobrevuela el cliché adolescente del hentai censurado. Y falla por partida doble: no cumple como obra literaria ni como pieza clandestina. Los tristes pixeles siguen ahí. 


La brujita que cruzó mi barrio marginal es no sólo una novela políticamente correcta, sino previsible. Maniquea en su planteamiento de arquetipos, bastante lineal en su ristra de episodios, y confusa: Larissa no se empodera para liberarse de la mirada cosificadora, más bien acumula un capital erótico desmesurado a través de su viaje por Ecatepec. Pero sigue siendo estúpidamente sexualizada, vista como fantasía erótica masculina. Quizás el mayor mérito de esta novela sea que existe un nicho fértil en el que hallará por fin su camino, y será reivindicada por una horda de incels temerosos ante la vida adulta. Si Ramírez intentó higienizar la misoginia latente en la figura de la bruja, erró los tiros. Larissa termina siendo la proyección mental de un chico fascinado por sus tetas. Un holograma onanista.



Una brujita que cruzó mi barrio marginal

Omar Ramírez · Trajín, 2023

 

abril 09, 2020

kiki_el mar, la bruja y su gato


Un clásico de Ghibli, disponible ya en Netflix.
  
El catálogo de Ghibli llega por fin a Netflix con películas entrañables como El castillo en el aire (1985), Mi vecino Totoro (1988), La princesa Mononoke (1997), El viaje de Chihiro (2001), El increíble castillo vagabundo (2004) y Kiki: Entregas a domicilio (1989). La mayoría de tales producciones fueron realizadas por el director Hayao Miyazaki, gracias a quien dicha casa animadora obtuvo un Oscar por su trabajo en El viaje de Chihiro, el primer largometraje con formato de anime en ganar esta categoría. Más de una vez nos hemos emocionado con los paisajes y personajes del universo Ghibli, como es el caso de la bruja primeriza Kiki.     

Kiki es una chica de 13 años que emprende una odisea en compañía de su gato negro Jiji. Para ello necesita hacer “prácticas” en otra ciudad, a través de las cuales podrá adquirir experiencia y especializarse. Al principio siente la incertidumbre de no saber dónde comenzar, pero en su confusión encuentra una ciudad y se establece allí; todo se vuelve un poco más llevadero.  

Kiki sobrevive. Sola en un nuevo ambiente, conoce a una familia de panaderos que le proveerá confianza y hospedaje a cambio de realizar el servicio de entregas a domicilio. La magia parece sorprender a algunos, mientras que otros ven maravillados cómo las brujas se asientan en ciudades para brindarles pócimas, videncias y dones. Kiki se cruzará con nuevos amigos que le ayudarán a descubrirse como bruja, y aprenderá que la intervención de otros no le resta crédito a su esfuerzo personal. 








Los escenarios son asombrosos y llenos de vida. La animación de los vuelos de Kiki sobre el mar que rodea la ciudad es cuidadosamente detallada; brinda una sensación de cercanía inminente. Con perspectivas cenitales que enfatizan el paisaje y a los personajes, los cuadros de las películas dirigidas por Miyazaki generalmente son elaborados con animación tradicional y fondos de acuarelas.

La música, a cargo de Joe Hisaishi, nos cautiva mientras disfrutamos de la historia, con transiciones suaves y bien estructuradas. Siempre encontraremos una pieza que nos rondará en la cabeza por un largo tiempo. Algo que las vuelve memorables es que incluso después de mucho tiempo siguen siendo reconocibles a primera oída, como sucede con A wish to the moon de Mi vecino Totoro, One Summer’s Day de El viaje de Chihiro, Merry Go Round of Life de El increíble castillo vagabundo y, por supuesto, A Town With an Ocean View, el tema principal de esta animación. Pueden pasar años y volveremos a tararearlas con solo escuchar los primeros acordes.

Por otro lado, los protagonistas de Miyazaki son demasiado humanos. Sus películas incluyen alguna enseñanza o consejo moral, a pesar de no haberlos buscado. Como parte de la infancia de muchos, son obras recomendadas para cualquier audiencia. Kiki: Entregas a domicilio mantiene en alto el influjo del director japonés.





junio 23, 2019

evangelion_ángeles y demonios (mentales)



El anime de culto llega a Netflix.
¿Están listos nuestros campos AT
para soportar el tercer impacto?

Precious and fragile things
Need special handling
My God what have we done to You?

Depeche Mode

Un ángel anuncia la llegada
El 26 de noviembre de 2018, un video fue publicado en la cuenta oficial de Netflix. Con un tráiler de un minuto con ocho segundos, el líder de las plataformas de streaming anunciaba en redes sociales la llegada de Neon Genesis Evangelion a su catálogo 2019.

Dicha revelación generó gran expectativa, tanto entre los viejos fanáticos que han entregado su devoción a la serie creada por Hideaki Anno y estrenada originalmente en la década de los noventas como a los usuarios menos entendidos que veían cómo el nombre de la producción se filtraba en blogs, pláticas con los amigos y memes, elevando la emoción del estreno al nivel de un acontecimiento digno de presenciar.

La espera ha terminado. El 21 de junio fue la fecha elegida, justo durante las últimas horas de la primavera. Evangelion, la serie original, la película recopilatoria Death and Rebirth y el largometraje de conclusión The End of Evangelion están disponibles para ver en japonés y con doblaje a diferentes idiomas. Todo parece en orden. ¿Pero estamos listos? Esa es la verdadera pregunta.






El primer impacto: Ciencia ficción
Neon Genesis Evangelion apareció por primera vez en octubre de 1995 y finalizó en marzo del año posterior, y con 26 episodios estrenados en ese periodo, generó la polémica y la fama que hasta ahora continúan discutiéndose con fervor. Por eso no debe extrañarnos que el anuncio de su llegada a Netflix sea relevante, y el estreno sirva como excusa para conocer por primera vez este universo distópico, o para revisitarlo tras una larga espera.

Identificar cuál es la sustancia que hace tan especial a NGE es casi tan alucinante como ver de nuevo la serie, ya que es una de esas contadas producciones que juegan, de forma casi manipuladora, con los sentimientos del espectador. Pero vayamos por partes.

En el lado más superficial, y durante los primeros episodios, veremos una historia de ciencia ficción. Shinji Ikari, un adolescente de 14 años, se ve obligado a formar parte del programa Evangelion, un sistema de defensa constituido por mecas del mismo nombre, los cuales tienen la misión de acabar con los ángeles, unas criaturas que buscan destruir Tokio III, el último bastión de la humanidad. Shinji, en compañía de Asuka, una niña prodigio alemana, y Rei, una enigmática chica de pocas palabras, serán los encargados de pilotar los EVA’s para acabar con cada uno de los ángeles que amenazan la ciudad japonesa.

Pero conforme los episodios avanzan, uno va identificando signos, patrones que se repiten, flashbacks del pasado. Las dudas empiezan a surgir: ¿Qué son los ángeles? ¿Quién es Rei? ¿Por qué llora Shinji? Es entonces cuando Evangelion empieza a retirarse la máscara para evidenciar su verdadero rostro, lo que la aparente trama repetitiva de ciencia ficción nos oculta.




El segundo impacto: Lo psicológico
Los personajes van desarrollándose conforme la serie avanza. Conocemos el pasado trágico de Shinji al ser abandonado por su padre tras la muerte de su madre, los traumas sentimentales de Misato, la tutora de Shinji y teniente a cargo del programa Evangelion, la misteriosa presencia de Gendo, el padre de Shinji y director de NERV, y el aura impenetrable de Rei.

La narrativa comienza a tomar tintes más oscuros, examinando aristas emocionales en cada uno de los personajes. El amor propio, la codependencia, el egoísmo. En este ámbito, las siluetas adquieren mayor nitidez y superan su función dentro de la trama de ciencia ficción, ya que cada perfil está perfectamente caracterizado, todos tienen una historia, un trasfondo que deja en evidencia su estructura psicológica. Viven acomplejados, con traumas que han cargado durante años, y que el guión explota de manera ejemplar para crear conexiones entrañables con el espectador.

Y van cayendo cada vez más.

Sus valores morales, su estabilidad psicológica y emocional se ve afectada cuando descubren el secreto de NERV y los EVA´s. Los protagonistas se vuelven víctimas de sus demonios internos, fallan en todo lo que hacen, crean su propia espiral que los corroe hasta convertirlos en la peor versión de sí mismos, inhabilitándolos cuando el desenlace está cada vez más cerca y el oscuro plan de Gendo se devela. El amor es una excusa maravillosa para el fin del mundo.


El tercer impacto: Lo simbólico
Lo simbólico es uno de los elementos más ricos de la serie, y el motivo por el cual me enganché tanto con ella la primera vez. Desde el título podemos encontrar una obvia referencia bíblica. Pero los nodos simbólicos van más allá, con representaciones religiosas cristianas y judías. También son evidentes las alusiones a eventos históricos, así como a la milicia u otras obras literarias y animaciones de ciencia ficción que han sido confirmadas por el mismo autor.

Los símbolos aparecen desde el primer episodio y revelan de manera dosificada el desarrollo de la historia y el fatídico desenlace de los capítulos 25 y 26, los más extraños en cuanto a composición y estructura, ya que nos adentramos en la mente de Shinji mientras busca en sus recuerdos cuál es el verdadero sentido de la vida. En sus memorias fragmentadas, todos los personajes con los que interactuó aparecen para hablar con él, intercambian diálogos crípticos cuyo sentido desconoce hasta que descubre la lección que debe aprender. A través de estos mensajes, de esta especie de conciencia superior, y surfeando entre recuerdos propios y ajenos, se revela la enseñanza, el enigmático final feliz. El apocalipsis debe ser una catástrofe radiante. Al menos para Hideaki Anno.





octubre 12, 2018

disenchantment_érase una vez

 

Una princesa, un elfo
y un demonio entran a un bar.
 
Íconos pop
Érase una vez un caricaturista capaz de crear familias amarillas y traer futuros al presente. Su talento traspasó fronteras y sus creaciones se volvieron íconos de la cultura pop. Matt Groening, autor de la serie más longeva de la televisión, Los Simpson, se ha aventurado una vez más a traspasar el umbral del tiempo, enfrentándose al pasado medieval en Disenchantment, su nueva serie exclusiva para Netflix.

Bean y compañía
Disenchantment nos ubica en una tierra medieval, con los paisajes, situaciones y personajes que ahí habitan. La historia gira en torno a Teabeanie—Bean para los amigos—, la princesa del reino Dreamland, quien, acompañada de Elfo y Luci, su demonio personal, pasan por todas las aventuras que una princesa no debería experimentar. La premisa se refuerza cuando profundizamos en cada perfil: Bean es una chica rebelde antes que una integrante de la realeza. Ludópata, bebedora e impulsiva, con una tendencia a hacer todo lo que pueda enojar a su padre, el rey Zøg. Por otra parte, los roles secundarios contrastan y enriquecen el temperamento de la princesa: Elfo, una no-tan-inocente criatura pero que siempre intenta hacer el bien, y Luci, un demonio errático que solo quiere ver el mundo arder. De cierta manera, ambos funcionan como un polo de la conciencia de Bean, ayudándola—o no—a enfrentar las situaciones en las que se ve involucrada, la mayoría de las veces por culpa propia.

Existen muchos otros personajes secundarios que desbordan el protagonismo del trío principal: Bounty, la mucama de Bean, Stan el verdugo, Cloyd y la Encantadora, el rey Zøg. La diversidad enriquece la narrativa; permite que el mundo se sienta vivo. Sin embargo, también es un punto a desfavor, ya que deja ver a los protagonistas bastante planos respecto a sus contrapartes secundarias, de las cuales, en ocasiones, tenemos escaso contexto y nos quedamos con ganas de saber más.







Humor amarillo en tiempos oscuros
Como todo el trabajo previo de Groening, la nueva serie está plagada de su particular sentido del humor. Uno bastante inteligente sin llegar a lo erudito; sencillo, pero bien elaborado. Gran parte de este recurso se apoya en la sátira y el ridículo de situaciones medievales reales, o fantasías y supersticiones propias de la época. Uno de los ejemplos más emblemáticos surge al inicio de un episodio, donde Bean es recluida en un convento y debe enfrentar su espíritu liberal contra la cerrada ideología del culto. Disenchantment  se apoya también de las referencias a otras historias, como Hansel y Grettel, e incluye un breve cameo de personajes de Futurama.

El humor lubrica el desempeño de los capítulos, ofreciendo espacios para relajarse después de momentos de acción. Incluso sirve como detonante para otros chistes o para que el episodio continúe su ruta. Como en las animaciones previas de Groening, hay una trama individual para cada episodio que, al mismo tiempo, forma parte de un entramado más grande, el cual corresponde a la estructura de la serie completa. Un recurso bien ejecutado, aunque en ocasiones subordina capítulos redondos para insertarlos en la historia principal.
 
¿Y la magia?
Disenchantment cuenta con un total de 10 episodios, los cuales son solo la mitad de la serie completa hasta ahora. Dado que Netflix solicitó 20 capítulos, al menos una segunda temporada ya está confirmada. La serie mantiene un magnífico desempeño, con risas legítimas y el toque de humor ácido del caricaturista. El mundo mágico en el que se desarrolla es propicio para las tramas irreales que llevan al límite lo absurdo. Su breve duración es otra ventaja, ya que puedes ver un par de episodios al día sin derrochar tantas horas. De hecho, la duración de la primera temporada no es nada extensa: fácilmente se puede ver durante un maratón de fin de semana.

A pesar de no ser un fan acérrimo de su creador, mientras veía Disenchantment pude entender porqué se volvió un ícono del entretenimiento para adultos. Además del apropiado manejo del humor, sus personajes son pintorescos y dotan de vida a las aventuras que los protagonistas enfrentan. La combinación del universo fantástico con tramas más modernas da como resultado una odisea divertida e interesante que vale la pena ver. Lo mejor que se puede hacer ante una serie como esta es llenar el mejor tarro de madera que encuentres, colocarte una corona, aterrizar en el sillón más cómodo de tu casa y estallar de risa como un rey medieval mientras dejas que el bufón Netflix te divierta varias horas, al menos hasta que concluya la primera temporada. Lo que dure el encanto.

 

Disenchantment
Matt Groening + Josh Weinstein
Disponible en Netflix

 

agosto 14, 2018

cuphead_un infierno para salir del infierno

 

No hagas tratos con el Diablo.

 

Con el corazón en la mano
Los videojuegos son capaces de sorprendernos y emocionarnos. Con sus estructuras narrativas impecables, algunos mantienen a los jugadores atentos a cada diálogo. Otros proponen nuevas formas de ver cierta realidad, rompiendo los arquetipos dentro de sus respectivos géneros. Los más irreverentes captan la atención con propuestas extravagantes que seducen a más de uno. En el proceso, no solo controlamos un joystick: también demandamos nuevas aventuras, mundos y personajes. Uno de los estudios independientes que ha sabido escuchar a su público es MDHR, responsable del adictivo y desafiante Cuphead. Título liberado en septiembre de 2017 tras varios meses de expectativa, no solo es un plataformero nostálgico para veteranos, sino una pieza artística hecha con especial dedicación: todos los gráficos, realizados a mano, poseen una estética que rinde homenaje a las animaciones de los años treinta. Sin duda, una de las cartas fuertes de Xbox. Y, por supuesto, una aventura bestialmente difícil.
 
Cuatro años de espera
Cuphead mostró su primer tráiler durante el verano de 2013, en el panel de Xbox en la E3, la convención de videojuegos más importante de nuestros días. Su lanzamiento estaba previsto para algún punto de 2014; sin embargo, sufriría constantes retrasos. Esta demora provocó que la emoción inicial disminuyera. Las especulaciones sugerían una posible cancelación del proyecto. Durante los tres años posteriores, Cuphead seguía en el limbo, y no fue hasta la edición del E3/2017 cuando por fin una fecha pudo ser tangible: el 29 de septiembre del mismo año, tras una larga espera, vería la luz en las plataformas de Steam para PC y Xbox One.
 




A happy journey 
Tras una buena racha de partidas en el casino, Cuphead y Mugman, dos criaturas con cabeza de taza, son desafiadas por el dueño del lugar—el mismísimo Diablo—y pierden todo, incluidas sus almas. Para liberarse, deben reclamar las almas de otros deudores (en forma de contrato), y llevárselas a su dueño. Así comienza esta aventura que contrasta definitivamente con la estética alegre de sus mundos. Cada uno de los escenarios y personajes se inspira en caricaturas clásicas: Betty Boop, Popeye el marino o clásicos de Disney como Steamboat Willie. Tales referencias crean un efecto de familiaridad y nostalgia, sobre todo si se escucha con detenimiento la banda sonora, repleta del jazz de la época. En conjunto, la atmósfera es una de las más originales de la actual generación. Además del homenaje gráfico, el gameplay de Cuphead rinde tributo a videojuegos que han hecho historia, desde Contra hasta Final Fantasy.

¿Tienes lo que hace falta?
Seamos directos: este título castiga a los jugadores desesperados y recompensa a los más pacientes. Cuphead, además de ser un caramelo visual y sonoro, puede volverse un dolor de muelas por su elevada dificultad. A medida que superamos las islas del mapa, la complejidad aumenta no solo en los niveles de plataforma, sino también con los jefes. Estos poseen mecánicas que solo pueden aprenderse a través de un doloroso y repetitivo proceso de morir y reiniciar las batallas. Dentro del juego existen mejoras (perks) que pueden ayudarte en ciertos escenarios; la correcta combinación de ellas y las diferentes armas disponibles pueden darte la victoria o hundirte aún más en la locura. Algunos jefes imposibles son el Dr. Kahl’s Robot, Beppy the Clown y King Dice, el lugarteniente de nuestro antagonista, el Diablo.


Oda y legado
Cuphead es una sorpresa bien recibida, un regreso a la niñez y una Polaroid que consigue transportarte al sábado por la mañana en la sala de tu casa, viendo dibujos animados antes de conectar la consola, soplar un cartucho hasta que la máquina lo reconozca, ver el destello en la pantalla de televisión y contemplar el movimiento de los pixeles en el estrafalario menú para oprimir el botón de Start. El mérito de MDHR radica en la pasión que los desarrolladores imprimieron a su obra: integraron calidad y nostalgia en una experiencia única, que nos hace reflexionar sobre si los videojuegos acarician la esfera artística. Con una expansión que agregará nuevos niveles, más historia y un nuevo personaje jugable (Ms. Chalice), el futuro de Cuphead está asegurado. Un clásico hecho a lápiz y papel, inmortalizado en códigos informáticos, la dosis exacta de amor, odio y desesperación en la memoria de los jugadores.
 


noviembre 30, 2017

drugs

 

 

Te preparamos un coctel cinéfilo.
 
Cuídate las espaldas
En CeroCeroCero, Roberto Saviano explica que, tan solo en México, el mercado de la droga genera entre 25,000 y 50,000 millones de dólares al año. Un tema del cual se ocupa la película Gomorra (Matteo Garrone, 2008), basada en su primera novela. Allí vemos cómo la mafia napolitana influye de modo directo en la vida de Ciro, Totó, Roberto y Pasquale. Llama la atención que el propio Saviano ha sido objeto de persecuciones y, a la fecha, requiere un equipo de guardaespaldas para protegerse de los Casalesi por haber revelado sus redes de narcotráfico.



Honra a tu país
Amat Escalante también sabe cómo diluir con ácido la ficción y la realidad. Heli, de 2013, recibió duras críticas en México; incluso fue calificada de traición a la patria. ¿Las razones? Muestra un crudo análisis sobre la relación entre narcotráfico, ejército y gobierno, focalizada en el drama familiar de Estela (Andrea Vergara), una adolescente de 12 años enamorada de Beto (Eduardo Palacios), un muchacho bajo entrenamiento militar. Además, contiene escenas de violencia explícita, como la de un grupo de niños jugando Wii durante un episodio de tortura.



Sumérgete
Enter the void, de Gaspar Noe, se estrenó en 2009 con críticas mixtas, tirando a malas. Carlos Boyero, crítico del diario El País, la describe sintéticamente como “una historia desarrollada en Tokio que va de drogas, reencarnaciones, de continuas referencias a El libro tibetano de los muertos, de viajes astrales, del cordón umbilical entre la vida y la muerte. El problema es que provoca infinito mareo en la vista y el cerebro.” ¿Cuánta psicodelia es capaz de soportar la mente humana, sin aburrirse o sentirse vacía?



Observa con atención
Si hablamos de viajes intensos, A scanner darkly (2006) te volará la cabeza. Philip K. Dick, el autor del libro, poseía un intelecto afilado, casi místico, lleno de paranoia y esquizofrenia. La historia fue adaptada al cine por Richard Linklater, quien fusiona dibujos animados sobre imágenes reales. Veremos cómo un agente encubierto (Keanu Reeves) se abisma bajo el consumo de la Sustancia D, poniendo en riesgo su propia identidad. Incluye un monstruo de cien ojos que le hace guiños al panóptico de Foucault. ¡Sociedades hipervigiladas, uníos!



Y nunca dejes de cantar
Cobain. Montage of heck (Brett Morgen, 2015) tiene a su favor la nostalgia de los héroes caídos y una excelente factura. El ritmo fluye, nos atrapa desde las primeras secuencias. Y, por supuesto, nos describe la fulgurante caída libre de Kurt Cobain desde sus inicios como chico marginal hasta el último disparo. La banda sonora nos dejará fríos con la versión para coro de Smell like teen spirit, de Scala & Kolacny Brothers. Más allá de eso, tenemos enfrente un material destacable, con el sonido macabro de la heroína y las jeringas.